Nuestro top 20 de mejores películas de gánsteres y de la mafia

«Las veinte ocasiones en las que quise estar entre gánsteres»

Autor: Alberto Abuín

Cuando a finales del 2001 se estrenó la excelente Ocean’s Eleven de Steven Soderbergh —uno de los contados remakes que superan al original— en la ya desaparecida Imágenes de actualidad —esa revista que en principio fue un periódico y más tarde logró hacer la competencia al tótem Fotogramas— el popular Josep Parera —o quizá fue Álex Faúndez…—en una de sus crónicas desde Los Ángeles, sentenciaba que todo aquel que no desease formar parte del universo creado/actualizado por Soderbergh, lleno de gente cool, lujos de todo tipo y una vida al margen de la ley, mentía vilmente. Es muy probable. Todo lo prohibido es atractivo, sobre todo en pantalla grande y más aún si se pasean por la misma rostros como los de George Clooney, Brad Pitt, Julia Roberts o Matt Damon.

Ya lo decía Alfred Hitchcock en una de sus máximas: una película vale lo que vale el villano. Y es que muchas veces el personaje malvado en una ficción resulta mucho más interesante que el del héroe. La palabra tabú es muchas veces sinónima de imán. Y el cinéfilo, en su juego desde la cuarta pared, puede soñar el ser cualquiera de los personajes que desfilan por delante de sus ojos.

Así me he planteado el siguiente listado de films, pero si al lector no le convence mi explicación siempre puede llamarla eufemismo y referirse al listado como “las veinte mejores películas de gángsters”. A gusto del consumidor. Pasen y disfruten. Pasen y sueñen con ser.

Nota: Los filmes están ordenados por fecha de estreno. Además, no he repetido director. Tratándose de gángsters Coppola y Scorsese coparían el listado con siete películas en totalidad.

LA LEY DEL HAMPA (‘UNDERWORLD’, Josef von Sternberg, 1927)

Probablemente la película con la que todo comenzó. El director que mejor filmó a Marlene Dietrich dio el pistoletazo de salida con este film. Una historia de amor (fou) a tres bandas. Dos gángsters enfrentados, una mujer y la capacidad visual de su director en una época en la que el séptimo arte comenzaba e, irónicamente, los directores, productores y guionistas se atrevían a muchas más cosas que hoy día. Inusitado equilibro ético/estético entre la alta violencia del film y sus escenas amorosas, no cae en concesiones de ningún tipo. Ya entonces quedaba muy claro que es enormemente importante en la narración: el ritmo.

la ley del hampa película gansters

Fotograma de la cinta

EL ENEMIGO PÚBLICO (THE PUBLIC ENEMY, William A. Wellman, 1931)

¿Quién no ha querido ser James Cagney en alguna de sus películas? Que forma parte de los grandes actores que dieron vida a uno, o varios, mafiosos, es un hecho. Una de las primeras veces fue a las órdenes del gran Wellman, o como le llamaban algunos de sus amigos, y enemigos, más cercanos, “Wild Will Wellman” debido a su carácter exigente y duro en los rodajes. Cagney da vida a un muchacho de origen menos que humilde que logra hacerse con todo un Imperio en Chicago.

Wellman le dio el papel después de verle en la desconocida La senda del crimen (Doorway to Hell, Archie Mayo, 1930), cediéndole la oportunidad de crear todo un personaje modelo para futuras películas. De paso el estilo de su director, seco y directo, queda patente. Con un desenlace que forma parte de los grandes momentos de la historia, estamos ante un film muy influyente e imitado hasta la saciedad.

El enemigo público 1931

El enemigo público (1931)

SCARFACE, EL TERROR DEL HAMPA (SCARFACE, Howard Hawks, 1932)

Y si hablamos de films influyentes, no hay duda de que la presente película, dirigida por un Howad Hawks enormemente inspirado, es una de las más conocidas. Mucho del cine posterior le debe casi todo a ese mítico título. Tomando como inspiración al verdadero Al Capone, un entregado Paul Muni da vida a Tony Camonte, violento gángster que no se detiene ante nada para conseguir lo que quiere.

De un barroquismo inquietante en muchos de sus decorados, un film que casi siempre sugiere la violencia recurriendo al fuera de campo o las elipsis. Más de cincuenta años después un tal Brian De Palma actualizó la historia e hizo un muy querido remake; tanto que muchos cinéfilos críticos la consideran superior a la original. No es mi caso.

Scarface el terror del hampa

Fotograma del filme

PÉPÉ LE MOKO (Julien Duvivier, 1937)

La revelación internacional de un actor de la talla de Jean Gabin, en uno de los indsicutibles clásicos del cine francés, cuyo cine negro lleno de mafiosos no tiene nada que envidiar al estadunidense o italiano. Un gángster tiene creado un mundo personal en Argel, donde se oculta de las fuerzas de la ley, incapaces de dale caza. Es histórica la secuencia en la que la policía entra en el mundo del gángster y lo persigue sin tregua por las calles y tejados del lugar. Duvivier hace gala un gusto exquisito a la hora de mover la cámara muchos años antes de inventarse la steady cam. Pasión amorosa y vida criminal mezclados de una forma que años más tarde el universo de Star Wars se apropiaría para sí mismo: enfrentar los rostros alejados de los amantes. Única.

Pepe le moko pelicula mafiosos

Cartel de la película francesa

ÁNGELES CON CARAS SUCIAS (ANGELS WIRH DIRTY FACES, Michael Curtiz, 1938)

Un clásico incólume al paso del tiempo que curiosamente nunca fue estrenado entre nosotros, aunque emitido por televisión infinidad de veces. El director de Casablanca narra la historia de dos amigos de la infancia que ven como sus vidas van enfrentándose poco a poco, mientras uno de ellos se convierte en gángster —James Cagney, of course—, y el otro, con rostro de Pat O’Brien se vuelve sacerdote. Si este film se recuerda es, indudablemente, por su durísimo final con el personaje de Cagney caminando escoltado hacia la silla eléctrica. Sus lloros y lamentos se quedan grabados para siempre en la retina y la memoria.

angeles con las caras sucias

James Cagney y Pat O’Brien

TESTIGO ACCIDENTAL (THE NARROW MARGIN, Richard Fleischer, 1951)

La viuda de un gángster debe testificar en un juicio contra la Mafia. Su viaje en tren camino del juicio será toda una epopeya de supervivencia. Menos de hora y cuarto que demuestra la maestría de su director para crear tensión continua y claustrofobia en los reducidos espacios del tren, por lo que mueve su cámara en mano, ejercicio que se extendió a la casi totalidad de su rodaje, siendo una de las primeras películas en la que se llevó a cabo algo que hoy día está más manido. Peter Hyams realizó un correcto remake en 1990 que no añade nada nuevo al film de Fleischer, pero por comparación está por encima del mainstream coetáneo.

Tráiler del filme

LOS SOBORNADOS (THE BIG HEAT, Fritz Lang, 1953)

Estamos ante la película preferida de Fritz Lang de todas las que hizo en Hollywood —lo cierto es que Lang es uno de esos directores de los que sería muy difícil elegir una sola película, teniendo en cuenta su envidiable filmografía—, todo un mito en el cine negro, o Noir como dirían los franceses. Nos hallamos ante una historia llena de venganzas, dado el carácter violento de muchos de sus personajes, sobre todo el de Lee Marvin, cuya secuencia quemando la cara a Gloria Grahame forma parte ya de los momentos icónicos del género. Glenn Ford nunca ha estado tan bien como aquí, y sus miradas finales con el personaje de Grahame son dignas de estudio.

Fotograma de la cinta

NO TOQUÉIS LA PASTA (TOUCHEZ PAS AU GRISBI, Jacques Becker, 1954)

Otro de los grandes clásicos del cine francés, y de nuevo con Jean Gabin —¿probablemente el más grande actor francés de la historia?—. Un film enormemente lírico y poético, valga la redundancia, con un excelente ritmo pausado, que narra la historia de un gángster ya mayor que debe volver a lo que mejor sabe hacer cuando un amigo fiel es traicionado. La explosión final de violencia es merecidamente antológica, al constituir la catarsis final de una película más reflexiva que de costumbre. El inicio de lo que más tarde perfeccionaría Jean-Pierre Melville se haya aquí.

no toqueis la pasta

Fotograma de la cinta

CHICAGO AÑOS 30 (PARTY GIRL, Nicholas Ray, 1958)

Una de las grandes obras de su director, más recordado por otros títulos. Un excelente Robert Taylor da vida a un abogado sin escrúpulos que trabaja para la Mafia —perfectamente definido con detalles tan sórdidos como el de la cojera— que se enamora de Cyd Charisse —lo raro sería que no lo hiciera—. El habitual estilo de su director combina la violenta historia gangsteril con la gran love story que narra por otro lado, y en donde se encuentran sus escenas más fuertes.

Cyd Charisse

MILÁN, CALIBRE 9 (MILANO CALIBRO 9, Fernando DiLeo, 1972)

En esta lista de las mejores películas de gánsteres no podía faltar un título del poliziesco, subgénero que subvertía todos los elementos del noir y policiaco en unos años verdaderamente gloriosos para la cinematografía italiana —¿la mejor de la historia, quizá?—. El inicio de la trilogía milieu de su director, nunca tan inspirado como aquí. Una de esas obras que meten el dedo en la llaga estableciendo una más que obvia y clara diferencia entre los términos ley y justicia. Que los primeros están al servicio de los más ricos es algo que no debe sentar bien a los de la clase alta. Violenta, sucia y muy directa.

Tráiler de esta película italiana

EL CONFIDENTE (THE FRIENDS OF EDDIE COYLE, Peter Yates, 1973)

La mejor película de su director junto a Bullit (íd, 1968), y una de las grandes interpretaciones de Robert Mitchum, apoyado en su degeneración física, logrando un muy realista patetismo. Narra las relaciones entre gánsgters, policías y soplones en la tan cinematográfica Boston. Sórdida hasta decir basta urge de una necesaria reivindación.

Fotograma de esta película de mafia

EL PADRINO, PARTE II (THE GODFATHER, PART II, Francis Ford Coppola, 1974)

Una de las obras magnas de su director, y probablemente la mejor de la trilogía. La secuela perfecta, con una estructura muy copiada hoy día, el unir acontecimientos posteriores y anteriores a los narrados en el primer film. Al Pacino se hace con la película sin Marlon Brando presente, pero un increíble Robert De Niro le roba el protagonismo mostrando la cara de un Corleone joven. Pasado y presente se enfrentan en otra brutal radiografía de su director, una de las cuatro que nos sirvió en los setenta.

Escena de El Padrino II

ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA (Once Upon a Time in America, Sergio Leone, 1983)

La obra magna de su director, también su film testamento. Leone soñó con América al trasladar a la pantalla una novela poco conocida sobre uno de los grandes gángsters que el tiempo enterró en el olvido. Quizá por eso Noodles —impresionante Robert De Niro— sueña un futuro maravilloso en el fumadero de opio para justificar el haber delatado a sus amigos. Con secuencias para la posteridad en las que se dan la mano nada menos que Kenji Mizoguchi y Max Ophüls, el film de Leone nos desafía en cada visionado mientras la inmortal banda sonora de Ennio Morricone resuena en nuestros oídos y hurga en nuestra emociones.

Escena de esta película de Sergio Leone

CASINO (íd., Martin Scorsese, 1995)

El mismo año que Al Pacino y Robert De Niro se vieron las caras en una famosa secuencia en un restaurante de Los Ángeles en la película Heat (1995), el segundo volvió a ponerse a las órdenes de Scorsese en un film que parecía jugar en la misma línea que otros del director como Malas calles (Mean Streets, 1973) o Uno de los nuestros (Godfellas, 1990). Ambientada en los setenta, cuando la Mafia se metía a jugar en lugares como la mítica Las vegas. Altamente violenta, como es costumbre en su director, y de una nada disimulada tristeza, supone además la muestra fehaciente de lo excelente actriz que es Sharon Stone.

Inicio del filme

ATRAPADO POR SU PASADO (CARLITOS’ WAY, Brian De Palma, 1993)

Decía Javier Muñoz, firmante de uno de los mejores thrillers patrios de los últimos años, Sicarivs (2015), que era la mejor película de Brian De Palma, habiéndola visto más de cien veces. Sostenía también que si uno quería aprender a ser director de cine sólo tenía que verla una y otra vez hasta aprendérsela de memoria. No seré yo quien le lleve la contraria.

Escena de Carlito’s Way

CAMINO A LA PERDICIÓN (ROAD TO PERDITION, Sam Mendes, 2002)

Tras deslumbrar a medio mundo con American Beauty (1999) Sam Mendes —dicho sea de paso, el autor del mejor film Bond jamás hecho— volvió a traernos a los gángsters clásicos en la mejor tradición del género. Para ello enfrenta, interpretativamente hablando, a dos actores tan dispares como Tom Hanks y Paul Newman, en la que es su última aparición cinematográfica. Exquisitamente fotografiada por el mítico Conrad L. Hall, habla de la mafia irlandesa en el Chicago de los años treinta, también de los verdaderos lazos familiares. Contiene un repulsivo personaje a cargo de un magnífico, y grimoso, Jude Law.

Camino a la perdición de Sam Mendes

CIUDAD DE DIOS (CIDADE DE DEUS, Fernando Meirelles, 2002)

La obra por la que siempre será recordado Meirelles, de hecho la única de alta calidad. Bebiendo sin disimulo de cineastas como Scorsese, se nos narra la historia de un niño que crece en un muy violento ambiente, y que siendo testigo de atrocidades sólo sueña con ser fotógrafo, mientras otro sólo quiere ser el más grande capo de Brasil. Ambientada durante tres décadas, es también un repaso a un país sumido completamente en el crimen.

Tráiler de Ciudad de Dios

UN PROFETA (UN PROPHÉTE, Jacques Audiard, 2009)

El siempre interesante Audiard, con un complejísimo personaje masculino a cargo de un inmenso Tahar Rahim, un pringao que entra en la cárcel, donde se introducirá en el mundo del Crimen, escalando puestos hasta lo más alto. Toda una aventura de montaje soberbio y un realismo realmente embriagador, posee un crescendo dramático tan bien medido que debería ser asignatura obligada en las escuelas de cine. Una de las últimas grandes obras salidas del país vecino.

Un profeta pelicula gagnster

Fotograma del filme

THE YELLOW SEA (Na Hong-jin, 2010)

El cine coreano se ha hecho notar internacionalmente sobre todo en los últimos quince años—¿hay que recordar la proeza de Parásitos en los Oscars?—. Na Hong-jin es uno de sus autores más celebrados, quizá más dotado que otros más célebres. Un hombre es perseguido por la policía y los gángsters que le encargaron un trabajo. Con no pocos dardos al sistema, el film es recordado por su violencia a base de cuchillos; una violencia como traducción a una vida llena de problemas económicos en la que sólo queda una salida.

Fotograma de la cinta

SUBURRA (íd., Stefano Sollima, 2015)

Stefano Sollima demuestra que el talento puede heredarse. El hijo del mítico Sergio Sollima —autor de algunos de los grandes spaghetti westerns y policiacos de la historia— se mete de lleno en el mundo de la corrupción con la historia de un gángster apodado Samurai que quiere convertir Roma en la nueva Las Vegas. Traiciones, asesinatos, y momentazos como el de la yonqui escapando por los pelos de un ajusticiamiento, visten este enérgico y hasta poético film que, dado su éxito, desembocó en una serie para la todopoderosa, y estropeaproyectos, Netflix.

Tráiler de Suburra

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