Cinéma vérité (Cine de Realidad): historia, características y películas
Autor: PJ Martínez
Dentro del cine documental encontramos una corriente que revolucionó el género a finales de los 50, en plena efervescencia cultural generada por la Nueva Ola, que sumado al desarrollo tecnológico y a la llegada de nuevas cámaras portátiles con sonido sincronizado, dio pie a un cine directo y real, sin artificios, hablamos del Cinéma vérité.
El Cinéma vérité, que en español sería Cine de realidad, aunque también es conocido también como Cine directo en su vertiente estadounidense, se definiría como un cine documental donde se graba lo que ocurre delante de la cámara sin que el documentalista intervenga, como un espectador de la acción, la cámara sigue a un personaje y del que el espectador se convierte en uno más de la escena.
Llegados a este punto hay que aclara que el Cine de realidad también incluye a la ficción, un ejemplo de ello son las docu-ficciones que utilizan las técnicas del documental, para filmar historias ficticias.
Orígenes del Cinéma vérité
Para encontrar un precursor claro del Cinéma vérité nos tenemos que remontar a los años 20, cuando el director de las vanguardias Dziga Vertov, quien formulo la teoría del Cine Ojo, por el cual la cámara de convertía en el ojo del cineasta, filmando un cine sin artificios y ni preparación previa. Ejemplo de ello fue El hombre de la cámara (1929) del propio Vertov, con la que se retrataba el día de una ideal ciudad soviética según esta teoría.
Otro movimiento que también influenció a la corriente del Cinéma vérité el Neorrealismo Italiano, que tras el fin de la contienda de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de cineastas transalpinos realizaron películas con las que plasmaron la vida y miserias de los italianos en la posguerra, como los largometrajes de Vittorio De Sica, Roberto Rossellini, Cesare Zavattini y Renato Castellani, quien dirigió una película que se suele citar como influencia para el Cinéma vérité: Bajo el sol de Roma (1948).
Por último, otro movimiento coetáneo y que influencio al Cine directo fue el Free cinema inglés, nacido en 1956 del Manifiesto de los Jóvenes Airados, con el que cineastas como Ken Loach, Tony Richardson o Lindsay Anderson, hicieron dramas sociales sobre la clase obrera con una estética realista, como Sábado noche, domingo mañana (1960) de Karel Reisz o La soledad del corredor de fondo (1962) de Tony Richardson.
La combinación de todas estas corrientes, sumado al rechazo al modelo expositivo de la voz de Dios que venía aplicándose desde tiempos de Flaherty, la aparición de cámaras más ligeras con sonido sincronizado, como la Bolex H16, con la que se podía filmar más desapercibido, con cámara en mano y sonido en directo, permitió a una nueva generación de cineastas experimental y revolucionar el cine tal como se conocía. Siendo un movimiento coetáneo a la Nouvelle vague francesa involucrando a figuras como Jean-Luc Godard.
Esto se vio en 1958, cuando Jean Rouch, padre del Cinéma Vérité, rodó en Abidjan, Costa de Marfil, Yo, un negro (1958), un largometraje documental sobre la vida de los inmigrantes nigerianos en los suburbios de la capital costamarfileña. Mientras que en Estados Unidos, Robert Drew dirigió Primary (1960), un documental sobre las primarias del partido demócrata en Wisconsin entre John F. Kennedy y Hubert Humphrey.
Este año además en Francia se filma otra película clave para la corriente cinematográfica, Crónica de un verano (1961), dirigía por Jean Rouch y Edgar Morin, un filósofo galo quien acuñó el término. En el largometraje los cineastas discutían con una serie de ciudadanos de la sociedad francesa de, entre otras cuestiones, sobre la felicidad de la clase obrera. Otro ejemplo popular es C’était un rendez-vous (1976), un cortometraje de Claude Lelouch, en el que se recorría París a toda velocidad en plano secuencia y que ha sido reproducido y homenajeando varias veces, ya sean en campañas comerciales, videoclips o incluso videojuegos.
Crónica de un verano (1961)
Mientras tanto, Cine directo al otro lado del Atlántico, dio pie a una corriente que marco una época, con películas como Crisis: Behind a Presidential Commitment (1963) de Robert Drew, Titicut Follies (1967) de Frederick Wiseman, Woodstock (1970) de Michael Wadleigh o Italianamerican (1974) de Martin Scorsese.
Jean Rouch
En este punto del artículo nos detendremos para hablar del padre de este subgénero del documental, el cineasta y antropólogo francés Jean Rouch (1917-2004). Nacido en París, en 1941 se traslada a Niamey, Níger, por aquel momento parte de la África Occidental francesa, donde trabaja en varios proyectos hidrológicos. Allí conoce a Damouré Zika, un curandero con quien establece una amistad y se convertirá en protagonista de varias de sus producciones. Su experiencia en la zona y los rituales chamánicos le motivaron para realizar películas antropológicas. En los años 50, Rouch comienza su carrera cinematográfica con documentales sobre la vida y tradiciones de los pueblos del valle del rio Níger.
Ejemplo de ello fue Bataille sur le grand fleuve (1951), sobre la caza del hipopótamo y que estuvo protagonizada por Zika, o Jaguar (1967), rodada en los 50, fue remontada en los 60, esta docu-ficción antropológica narra la vida y experiencias de tres nigerinos que emigraron a Ghana, por aquel momento una colonia inglesa, por trabajo. En 1958, Rouch rueda una película capital en su filmografía, Yo, un negro, que junto a Crónica de un verano, cimentaron las bases del cine de realidad, pero en este tiempo además rueda La pirámide humana (1961), una docu-ficción sobre las relaciones raciales en un instituto costamarfileño.
Dentro de su extensa filmografía, con más de 100 películas, centrada sobre todo en documentales antropológicos sobre África, hizo un cine en el que no hacia distinción entre la ficción y el documental, diluyendo esta barrera, con un equipo mínimo y rodando a una sola toma. En 2004 fallecía en un accidente de tráfico, pero su legado en la historia del cine es extenso, dando origen con sus filmes a varias cinematografías africanas en base a sus películas y colaboradores, sumado a su papel en el Cinéma Vérité.
Características del Cinéma Vérité
Cuando tratamos las características del Cine Directo, debemos de entender que no estamos hablando del cine documental observacional, aunque esta rama fuera su origen, ya que tal como se comentó antes, en el Cine de realidad también tienen cabida historias ficticias, que han sido grabadas buscando el máximo realismo posible.
La primera característica, es que la temática de estas películas son sociales, ya sea desde un punto objetivo o subjetivo, pero siempre trataran problemas de índole social. Otra característica es que la puesta en escena es mínima, se busca el naturalismo, por lo que es recurrente el uso de actores no profesionales, que se les filma con métodos no invasivos, recurriendo a la cámara en mano, localizaciones reales y el uso del sonido ambiente sin retoques en la postproducción.
Fotograma de Yo, un negro (1958)
El objetivo de este tipo de obras es retratar la realidad, por ello se combina elementos del documental con otros de la ficción, como la estructura aristotélica, de los tres actos: Inicio, nudo y final, Las historias pueden contarse con filtro objetivo o subjetivo, pero con mayor libertad para la expresividad del autor que el cine convencional, aunque eso sí, la temática principal siempre será filmar problemáticas sociales.
Su influencia en el cine actual
El Cine de realidad no quedó como un fenómeno pasajero, pues su influencia sigue hoy en día, ejemplo de ello es la carrera de Frederick Wiseman, el director estadounidense que ha llevado este estilo de cine a distintas instituciones, como la Titicut Follies sobre los hospitales mentales, Law and Order (1969), ganador del Emmy, sobre la actuación de los cuerpos policiales y recientemente la más destacada es City Hall (2020), que llegó a ser considerada por Cahiers de Cinema la mejor película del año, y en la que en sus 4 horas y media retrata el funcionamiento del Ayuntamiento de Boston.
Pero la mayor influencia del Cinéma Vérité a las corrientes cinematográficas más actuales ha sido sin lugar a dudas el movimiento Dogma 95, fundado por Lars Von Trier y Thomas Vinterberg, tomaron elementos de este estilo en su manifiesto y votos de castidad, como la cámara en mano, las localizaciones reales y la naturalidad. Como ejemplo en Celebración (1998) o Los Idiotas (1998).