Crítica de Presence (2024): reseña y opinión de la película
Puntuación ✪✪ (3/5)
Tras dirigir películas como Traffic, la trilogía Ocean’s, Magic Mike, Sexo, mentiras y cintas de vídeo y Contagion, Steven Soderbergh siempre se ha mostrado como un cineasta entusiasta de las nuevas tecnologías y del lenguaje técnico en sus películas, buscando innovar constantemente su filmografía.
En su nueva película, Presence, los espectros acompañan el corazón roto de una familia que lidia con el duelo por la pérdida de un ser querido mientras se muda a un nuevo hogar. La trama puede sonar como la de cualquier otra película de terror, pero lo que la hace especialmente interesante es su forma de narración: la cinta está filmada por completo desde el punto de vista (en inglés, POV o Point of View) del fantasma que observa a esta familia.
A través de un Steadicam con una lente de gran angular, Soderbergh aprovecha los travelings y el plano secuencia para seguir a la familia mientras recorre los pasillos y habitaciones. Coloca la mirada de la presencia protagonista en la posición de observador y espía, haciéndola testigo de conversaciones sobre la pérdida que han sufrido. Poco a poco, los escasos elementos narrativos se convierten en un rompecabezas que Soderbergh ha construido con gran delicadeza. Obsesionado con su trabajo como director de fotografía (bajo el seudónimo de Peter Andrews), el cineasta se muestra como un artista del performance a través de los movimientos de cámara y su comprensión del POV.

Cartel de la cinta
Con ligeros emplazamientos, logra que nos cuestionemos quién es realmente la presencia de la que formamos parte. Se aleja de lo que podría ser un falso documental en found footage, ya que la posición de la cámara no está planteada como una investigación de eventos o personas, sino más bien como una comprensión emocional de lo que sucede en esa casa. Sin revelar demasiado, en ciertos momentos los personajes humanos se acercan a la cámara y miran fijamente al centro del cuadro, haciéndonos pensar que quizás también son conscientes de la presencia que Soderbergh ha colocado entre ellos.
El montaje, realizado por Mary Ann Bernard (otra vez, Soderbergh bajo un seudónimo), con pocos cortes, conjuga la presencia paranormal como algo infinito, que puede moverse con total libertad por los pasillos y habitaciones de la casa. Sin embargo, nunca atraviesa una pared o una puerta; siempre juega con una perspectiva bastante humana que observa, respeta y hasta ayuda a los huéspedes de la casa.
Tráiler de Presence (2024)
El punto de vista del fantasma, sin duda, es algo poco explorado recientemente dentro del género de terror. Más allá del logro técnico, provoca incomodidad y se integra de manera orgánica en la historia. La delicadeza narrativa con la que se aborda la pérdida y el más allá recuerda mucho a lo que hizo David Lowery en Una historia de fantasmas, donde el ente de otra dimensión era el protagonista de la cinta. Presence ofrece una mirada paranormal, distante y a la vez profundamente humana, haciendo que temas universales como la pérdida y la muerte se sientan cercanos. Al igual que el fantasma, que al principio se siente invadido, la película va cambiando de tono, desbordando melancolía y tristeza ante la incapacidad de comunicarse más allá de mover objetos, cerrar puertas y, sobre todo, escuchar.
El problema de Presence es que algunos elementos se sienten poco orgánicos, como la eterna discusión de los padres, que no lleva a ningún lugar. Aunque puede parecer parte de cualquier dinámica familiar, nunca parece aportar realmente a la narrativa principal sobre la pérdida de un ser querido. Algunos diálogos son exagerados, bizarros y, a la vez, ridículos para la seriedad que la película intenta transmitir. Fuera de las actuaciones de Lucy Liu, Chris Sullivan y Callina Liang, el resto del elenco parece no estar en sintonía con el tono dramático que estos actores marcan. Hay algo extraño en las conversaciones entre los personajes vivos, lo que podría interpretarse como una barrera entre el más allá y la realidad, pero que, en la práctica, lastima un poco la experiencia de la película.
Presence es un experimento dentro de la filmografía de Soderbergh que se destaca entre sus últimos trabajos. Su obsesión como camarógrafo, montador y director es digna de admiración y reflexión, ya que sus imágenes invitan a pensar, especialmente en los últimos minutos, cuando se revelan las piezas finales del rompecabezas. A pesar de sus problemas, quizá sea interesante verla de nuevo, conociendo ya todos los hilos que conectan la historia. Durante la corta duración de la cinta, se encuentran constantes movimientos de cámara y la variedad de encuadres nos llevan a cuestionar la identidad del fantasma, mientras Soderbergh juega con las expectativas del espectador y lo coloca en una dinámica clásica de escuchar y entender lo que está sucediendo en los planos.
Como en otras de sus obras más arriesgadas, desafía las convenciones del cine comercial para explorar los límites de la imagen y la percepción, adoptando una mirada libre en una era saturada de fórmulas repetitivas. Como dije al principio, Presence, a simple vista, puede parecer otra película de terror sobre casas embrujadas, pero, aun con sus altibajos, mantiene el atrevimiento y soltura del cine de autor de Soderbergh.
Ficha técnica:
Presence (2024)
- Estados Unidos
- Duración: 85 min.
- Dirección: Steven Soderbergh
- Guion: David Koepp
- Música: Zack Ryan
- Dirección de fotografía: Steven Soderbergh
- Productora: Extension 765. Distribuidora: Neon
- Género: Terror