Crítica de Resurrection (2025): reseña y opinión de la película
Anotaciones, sueños y recuerdos de un delirante
Puntuación (5/5)
La memoria se mece en el agua.
Tantas veces he soñado… Siempre recuerdo las imágenes de todas aquellas vidas ficticias, soñadas, pero el sueño es efímero y vinculado a un pleno estado de inconsciencia. El cine es lo más cercano al sueño que tenemos durante la vigilia, es lo único que permite compartir la memoria de un tiempo inexistente con la certeza de un medio tangible. Gracias al cine recuerdo cuando fui un antiguo conde europeo, un psicólogo perdido en la nostalgia o un joven buscando a una sirena en un sucio río.
Siempre pienso que, dentro del ámbito de la crítica cinematográfica, existe un abuso considerable del repaso de nombres y referencias al séptimo arte, pero Resurrection (2025) es una película indudablemente ligada a su medio y a un amor incondicional a este y a su historia. Este filme supone el tercer largometraje en la carrera del cineasta chino Bi Gan y es, indudablemente, su obra más ambiciosa hasta la fecha.
Resurrection (2025) se sitúa en un futuro ficticio donde la humanidad ha logrado superar la muerte prescindiendo de la necesidad de soñar, pero algunas personas, conocidas como “delirantes”, se aferran al sueño. En dicho contexto, una mujer se dedica a resucitar los sueños de todo un siglo de la “criatura”, uno de estos delirantes. La película se ha estrenado dentro de la Sección Oficial de SEMINCI tras ganar el Premio Especial del Jurado en Cannes.

Cartel de la cinta
Las lágrimas de un monstruo devoraflores.
Resurrection (2025) regresa al inicio, a la palabra escrita y al lenguaje de la imagen pura. Es interesante la creatividad que despierta su construcción inicial marcada por esas referencias claras al romanticismo del expresionismo alemán y sus monstruos, a la creatividad del montaje de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX y, como no, a los Lumière. A pesar de que la película empieza como una especie de simulación del estilo de los maestros del cine mudo, Bi Gan decide mantener el color y su impronta personal en la imagen. Esto aporta un juego metacinematográfico evidente al ser una secuencia en la que la “resurrectora” se introduce en una película para buscar al “monstruo”, por lo que la ruptura de las normas espaciales es continua, así como la muestra de estancias que cambian de color para simular los diversos momentos del día como se hacía en el cine de inicios del siglo XX.
Desde un punto de vista meramente político, dos cuestiones se hacen relevantes. Por un lado, Bi Gan nos plantea una distopía de carácter similar a filmes como Metrópolis (1927). De hecho, más allá del carácter distópico, el elemento del amor es un pilar principal dentro de Resurrection (2025), aunque se desarrolla en varias vertientes y tipologías: el amor dentro de las historias, el amor conflictivo entre los entes protagónicos, el amor por el cine y el amor del público por dicho arte. Pero, de vuelta a un contexto material (el tema del amor es algo que quiero retomar más adelante en esta crítica), Bi Gan explora lo que nos hace humanos y cómo el sistema, bajo el lema del progreso, es capaz de suprimir cualquier aspecto definitorio de nuestra especie y cultura. Es indudable que el capitalismo priva al ser humano del sueño, tanto en su definición metafísica (la fantasía de la clase trabajadora es aplastada y exterminada por la clase opresora, pues toda chispa de esperanza es una amenaza frente al poder establecido) como física (el descanso pleno no existe para la clase trabajadora). De hecho, en su primera parte muestra como el capitalismo se alimenta y comercializa con las lágrimas de la bestia marginada.
La segunda cuestión relevante en el aspecto político de la película, en concreto de su primera sección, es como, ya sea de forma consciente o inconsciente, Bi Gan se reapropia de la representación orientalista de China de inicios del siglo XX. Desde la imaginería hasta la ambientación en un fumadero de opio, la primera historia recuerda a obras como Tintín y el Loto Azul de Hergé. Es evidente, como en toda muestra de orientalismo (tal y como dictamina Edward Said), que esta visión se construye por una mezcla de realidades parciales (como los fumaderos de opio) y una serie de realidades construidas en base a la otredad, entonces, al realizar una obra que se inscribe entre dos mundos culturales, Bi Gan se reapropia de dicha representación orientalista.
Tráiler de Resurrection (2025)
La segunda sección de la película se mueve a un contexto de cine negro y de detectives obsesionados con la búsqueda de un macguffin. La influencia se desplaza, evidentemente, hacia el cine de los años 40 con alguna referencia clara a películas como a La dama de Shanghái (1947). Es importante comprender que la historia se mueve entre sueños que, a su vez, funcionan como películas o capítulos con un estilo diverso e inspirado en un contexto cinematográfico concreto, pero que no están plenamente separadas como pueda parecer en un principio, sino que hay un hilo conductor entre ellas: las distintas representaciones del amor. En una historia que se sitúa entre niebla, vías de tren y espejos, el amor se encuentra como algo sugerido tras la locura que hay por “la maleta”. Es un relato que juega dentro de las barreras y límites que hay dentro de la representación queer actual en China, pero que también existían en el cine estadounidense de la época del código Hays (ambiente del que bebe esta segunda historia).
Sobre las cumbres nevadas esperaré a que el sol anuncie el fin del mundo
En este punto, es interesante observar que la película, tras una exploración inicial de la relación entre la historia china y la evolución del medio cinematográfico desde la perspectiva occidental, pasa a explorar dicha relación desde la representación local, es decir, desde la influencia de las diversas generaciones de cineastas chinos.
En esta sección y la siguiente se retrata la relación con una figura paterna perdida y conflictiva, ya sea conocida o desconocida. En la primera de ellas se muestra a un grupo de saqueadores de templos, algo relativamente común en la historia china, pero especialmente vinculado, en este contexto, a la época posrevolución. En dicha historia el delirante se queda por la noche a vigilar el templo, pero es interrumpido por un terrible dolor de muelas. De esta muela surge un espíritu de la amargura que pide ayuda para alcanzar la iluminación y posee la forma del difunto padre del protagonista. Este último, a pesar de haber perdido a su padre, lo reconoce. Por el contrario, en el siguiente capítulo, el cual relata la historia de un timador que adiestra a un huérfano para engañar a un mago, el niño solo tiene recuerdos vagos y promesas de su padre. En ambas historias se explora el conflicto de la propia nación china con su pasado, el cual, como un padre, es imperfecto.
Desde el aspecto cinematográfico, la historia del templo tiene una relación directa con la 4º generación de cineastas chinos, así como la exploración del fantástico en el wu xia de cineastas como King Hu y la espiritualidad del cine de Andréi Tarkovski, cineasta con el que siempre se ha relacionado a Bi Gan. De hecho, más adelante en el filme, en su final, hay algunas referencias más evidentes a filmes como Solaris (1972). Por otro lado, la referencia principal en la historia del estafador y el huérfano es la 5ª generación de cineastas chinos, especialmente Zhang Yimou y Chen Kaige.
En la última sección el estilo cinematográfico se mueve a la clara influencia de la 6ª generación de cineastas chinos con elementos que recuerdan, claramente, al cine de Jia Zhangke y Lou Ye, pero que también, debido a su empleo del plano secuencia y al romanticismo nocturno, recuerda a Largo viaje hacia la noche (2018), anterior filme de Bi Gan. Añadido a esto, hay una clara referencia a L’Atalante (1934). Es interesante como esta historia, en mi opinión la mejor parte del filme, alimenta la narrativa general de Resurrection (2025) mediante el paralelismo significativo. Por un lado, existe un nexo entre el cambio de milenio y el miedo al futuro de toda una generación con la reforma interna del país (algo que explora muy certeramente Jia Zhangke en su cine, especialmente en su última película A la deriva (2024)), así como la relación, ahora invertida, entre monstruo y amante que remite, directamente, con la que tienen la resurrectora y el delirante. Ambos, al final, esperan juntos el amanecer que declare el fin del mundo, el fin de la película y el fin del sueño.
Cae el telón, el tiempo se derrite.
Y, así, bajo el sol de un nuevo día, el mundo ha terminado. Solo queda regresar al lenguaje puro para despedirse. La luz, ahora intensa, hace que se derritan los sueños. La película ha terminado y las luces de la sala se han encendido. Los amantes imposibles tras la conexión de un breve periodo de tiempo regresan a su lugar, pero, mientras uno desaparece en el olvido, el otro, se ha hecho más humano. Es interesante ver cómo dos películas tan distintas como Resurrection (2025) y Chainsaw Man – La película: El arco de Reze (2025) exploran, aunque en diferente medida, la relación entre la humanidad y el cine.
Resurrection (2025) es una película con una gran ambición formal y cinematográfica que consigue explorar, a través de sus diversas secciones, la complicada relación de amor que existe entre China y sus habitantes a través de su historia y la representación de esta mediante el arte de la memoria, el cine. Al final, lo principal de este filme es eso, el amor. Sin duda Resurrection (2025) es un filme único que se enmarca entre lo mejor de esta década cinematográfica y que merece ser analizado con detalle. Es, finalmente, una película que existe por la propia naturaleza del cine. Desde este lado, invito a todos los lectores a que la vean, aunque puedan verse arrollados por el torrente críptico, barroco y creativo de sus preciosas imágenes. Al fin y al cabo, somos delirantes.
Ficha técnica:
Resurrection (2025)
- China
- Duración: 156 minutos
- Dirección: Bi Gan
- Guion: Bi Gan
- Música: Anthony Gonzalez (M83)
- Dirección de fotografía: Dong Jingsong
- Productora: Coproducción China-Francia; Dangmai Films, Huace Pictures, CG Cinéma, arte France Cinéma
- Género: Drama, Ciencia Ficción
