Crítica de ‘Benedetta’ de Paul Verhoeven

Paul Verhoeven introduce de manera impostada algunos elementos propios del cine VFX que pueden desconcertar en un primer momento al espectador. Uno espera ver un dramón de época, pero se acaba encontrando con una historia que mezcla la comedia más desenfadada, con el propio género que a priori aborda la cinta. Esto da frescura a su trama, advirtiéndonos desde el principio que Benedetta no va a ser otra película más sobre el catolicismo llena de solemnidad y grandilocuencia; es decir, aquí el concepto de lo divino se desdibuja y se convierte en otra cosa. 

Una vez entrados en este universo eclesiástico de lujuria y pasión, la película va adoptando un ritmo cada vez más vertiginoso, donde la tensión narrativa va estirándose cada vez más. En ese aspecto, es una película muy entretenida y que es bastante accesible para toda clase de público adulto. Por otro lado, en lo referido precisamente a su gran cantidad de desnudos y al sin fin de momentos “impropios” (según dicta el catolicismo) con los que cuenta, creo que demuestra el espíritu sano, feminista y liberador que tiene la película.

El personaje de Benedetta representa, no solo la liberación de la mujer en una época en la que prácticamente no tenían derechos y más siendo monjas, sino también la liberación de la humanidad en su conjunto del dogmatismo casposo y controlador de la religión. Sus virtudes no se deben a la cantidad de desnudos o el nivel de provocación al que puede llegar como film, sino al gran mensaje que lanza sobre las propias concepciones religiosas. Deconstruye los valores conservadores por completo, haciendo una nueva reinterpretación de lo que es puro o divino.