Crítica de Wicked (2024): reseña y opinión de la película
Puntuación ½ (4,5/5)
El mago de Oz (1939) es una de las películas más importantes de la historia del cine por muchos motivos. Además de las decenas de anécdotas sobre su problemática producción con actores, directores y guionistas, que hicieron que su estreno fuera casi un milagro, es la película que de alguna manera representa el gigantesco paso que supuso la transición del cine al color. Comienza en un tono sepia hasta el momento en que Dorothy abre la puerta que lleva al mundo de Oz, un fantástico lugar donde todo se llena de colores. Se convirtió en un clásico instantáneo, y son muchas las producciones que han intentado regresar al universo creado por L. Frank Baum en 1904, aunque ninguna ha logrado acercarse ni remotamente en éxito ni en calidad.
Desde 2003 hasta la actualidad, se representa en Broadway un spin-off a modo de precuela, también musical, llamado Wicked: La historia jamás contada de las brujas de Oz. Esta película adapta de manera fiel el musical, tanto en la historia como especialmente en las canciones. La dirige Jon M. Chu, quien cuenta con una larga experiencia en musicales y demuestra una destreza cada vez mayor con el paso de los años, siendo In the Heights (2021) su mejor obra hasta la fecha. Sin embargo, son Stephen Schwartz y Winnie Holzman, los creadores del musical, quienes han hecho la adaptación para la gran pantalla: él como compositor y letrista de las canciones, y ella como guionista. Además, esta cinta corresponde únicamente a la primera parte de la historia, estando previsto que el próximo año se estrene el desenlace.
Cartel de la cinta
Wicked (2024) narra la historia de Elphaba (Cynthia Erivo), una joven rechazada por la sociedad debido al color verde de su piel, y Galinda (Ariana Grande), quien representa lo opuesto, siendo una privilegiada. A partir de que se conocen en la universidad, entablan una peculiar relación debido a sus personalidades disonantes. Mientras tanto, en el mundo de Oz ocurren extraños acontecimientos que podrían poner a todos en peligro.
Wicked es una producción enorme, algo que se percibe desde el primer fotograma y se mantiene hasta los títulos de crédito, más de dos horas y media después. A pesar de su duración, no resulta larga, ya que tiene un ritmo frenético y todo lo que ocurre tiene una grandeza y épica impresionantes, con una potencia visual, un aprecio por la estética y una puesta en escena que abruma al espectador. Está a la altura de los mejores musicales de este siglo, como La La Land (2016), West Side Story (2021) o Hedwig and the Angry Inch (2001).
Sin embargo, esta cinta va más allá de su constante búsqueda de imágenes espectaculares. La historia está muy bien construida desde el principio, presentando de manera brillante el mundo en el que transcurrirá la acción, su contexto actual y el de sus personajes. Es una película en la que suceden muchas cosas y todo evoluciona rápidamente. Aunque no se trate de una historia compleja, el hecho de que todo esté tan bien explicado desde el inicio evita cualquier confusión para el espectador. La trama no es novedosa, pero está llena de detalles que le otorgan una personalidad propia. Además, en su subtexto, retoma mensajes reivindicativos que ya estaban presentes en El mago de Oz, como la amistad, la importancia del camino y de con quién lo recorres, así como la tolerancia y el aprecio por lo diferente.
Tráiler de Wicked (2024)
Jon M. Chu, especialista en musicales, despliega un abanico enorme de recursos en cada número. Sus movimientos de cámara y las complejas coreografías, ejecutadas por decenas de bailarines en largas secuencias, hacen que ningún número se sienta repetitivo. Wicked es un musical repleto de canciones, reduciendo los diálogos a lo mínimo necesario, de modo que la acción y la evolución de la trama se desarrollan a través de la música. Esto refuerza el excelente trabajo de dirección, ya que todos los elementos visuales y narrativos se alinean de manera armoniosa: la música, las actuaciones y, especialmente, el uso del color. La película destaca por una paleta cromática muy peculiar, como la combinación de rosa y verde, que muta con el transcurso de la historia.
Hay un momento brillante que demuestra que su fuerza no proviene únicamente de lo musical. Una de las secuencias más emocionantes se desarrolla de forma silente, sin voz ni música, solo con movimientos de cámara, cortes de montaje y las maravillosas actuaciones del reparto. Esa es otra gran fortaleza de la obra: la dupla formada por Cynthia Erivo y Ariana Grande lleva en volandas toda la narrativa. Ambas ofrecen interpretaciones de registros muy diferentes, acorde a sus personajes, pero entienden perfectamente sus roles. No solo destacan como excelentes cantantes, sino que también brillan en sus interpretaciones fuera de las canciones, pese a lo exigentes que son sus papeles, los cuales evolucionan considerablemente con el tiempo. Especialmente Ariana Grande sorprende, moviéndose con soltura entre la auto ridiculización, la antipatía y la ternura.
Wicked es, sin duda, una de las películas del año y tiene todos los elementos para gustarle a un público amplio. Su principal inconveniente es que se termina, obligando a esperar un año para ver el desenlace. Sin embargo, el punto en que finaliza tiene sentido narrativo y ofrece una conclusión satisfactoria. Su duración no debería ser un impedimento, ya que desde el inicio emprende un viaje tan fascinante que los minutos pasan volando.
Ficha técnica:
Wicked: Part One (2024)
- Estados Unidos
- Duración 160 min.
- Dirección: Jon M. Chu
- Guion: Winnie Holzman, Stephen Schwartz. Musical: Winnie Holzman, Stephen Schwartz. Novela: Gregory Maguire. Personaje: L. Frank Baum
- Música: Stephen Schwartz, John Powell
- Dirección de fotografía: Alice Brooks
- Productora: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido; Universal Pictures, Marc Platt Productions, SKY Studios. Distribuidora: Universal Pictures
- Género: Musical. Fantástico.