Crítica de Smile 2 (2024): reseña y opinión de la película
Puntuación ½✪ (4/5)
Una macabra sonrisa acechaba en la oscuridad de las salas de cine hace unos años con Smile de Parker Finn. Lo que parecía humano, pero al mismo tiempo no lo era, se disfrazaba de amigos y familiares para acercarse a ti. Ahora, esa sonrisa siniestra se agranda en esta secuela, que explora los horrores de la fama, las adicciones y el trauma de una artista musical llamada Skye Riley, mientras se prepara para su nueva gira.
Seis días después de los eventos de la primera película, Smile 2 cambia la perspectiva de la vida civil a la fama. La estrella pop Skye Riley (Naomi Scott) lo tenía todo, hasta que el abuso de sustancias y un trágico accidente la alejaron del centro de atención. Ahora busca recuperar el cariño de sus seguidores, sobrevivir a la agenda de sus representantes y, además, enfrentarse a unos entes sonrientes. Desde su escena inicial, el director Parker Finn explora un nuevo territorio: un plano secuencia se extiende entre disparos y persecuciones, marcando el inicio de un thriller que recuerda lo mejor de su predecesora.
A partir de ese momento, la cámara del cinefotógrafo Charlie Sarroff realizará movimientos precisos y audaces, utilizando drones, cámaras GoPro y, por supuesto, close-ups al rostro de la protagonista. El lenguaje cinematográfico se ha perfeccionado en esta secuela, que poco a poco nos sumerge en los horrores del trauma psicológico a través de la perspectiva de Skye Riley. Constantemente vemos a Naomi Scott caminando y corriendo, haciéndonos testigos de la quiebra de su mente.
Cartel de la cinta
La cinta nos adentra en el pasado con escenas de flashbacks y momentos oníricos para construir lo que es un registro de salud mental, terror y angustia. Las adicciones a las drogas y al alcohol, como causas de pérdida, el dolor y el sufrimiento de salir adelante, crean una atmósfera de incertidumbre en la que la realidad se difumina con la imaginación. En esta ocasión, la sonrisa está en las sustancias y en los acosadores fanáticos, creando una sensación de asfixia.
Sí, la secuela supera muchas de las ideas y conceptos visuales planteados en la primera película a través de la puesta en escena y la cámara, pero la actuación de Naomi Scott es quizás el punto más fuerte de esta secuela. A través de una figura pop que evoca a Taylor Swift, Ariana Grande, Dua Lipa u Olivia Rodrigo, logra transmitir la imagen de una mujer que se desmorona en una industria musical que la sofoca. El precio de la fama es el principal horror que desarrolla Parker Finn en su guión, donde la cantante lucha contra sus demonios mientras intenta convencer a los demás de que no está loca, atrapada entre su trauma pasado, la industria musical y su inminente caída.
Los incontables ensayos para un enorme concierto que se aproxima se filman desde la repetición y el agotamiento físico de la actriz. El horror ya no se encuentra solamente en la macabra sonrisa, sino que está dentro de una industria demandante, en los eventos promocionales que buscan exponer una imagen distinta, perfecta e inspiradora, como los artistas musicales.
Tráiler de Smile 2 (2024)
También la breve aparición de Ray Nicholson, hijo del célebre actor Jack Nicholson, le aporta un toque maquiavélico a la cinta. Sin duda, es el mejor intérprete que pudieron elegir para darnos una sonrisa en esta secuela, que recuerda las locuras y demencias de El resplandor de Stanley Kubrick. Me emociona, personalmente, lo que podríamos ver más adelante en su joven carrera.
Como parte del mecanismo de las secuelas, Smile 2 intenta reproducir algunos eventos que vivimos anteriormente que se sienten algo desperdiciados. Uno de sus problemas es la presencia de ciertas inconsistencias narrativas que se asemejan a un «deus ex machina«, que es cuando Parker Finn maneja las situaciones en pantalla por conveniencia. Por ejemplo, hay momentos en los que personajes secundarios se retiran de una escena sin una razón aparente, lo que solo permite que se produzcan eventos terroríficos que afectan a la protagonista. Además, algunas acciones de los personajes parecen traicionar sus decisiones previas, lo que genera una sensación de desconexión con lo que está sucediendo. Estas elecciones, que a menudo parecen diseñadas únicamente para incomodar al espectador, restan construcción narrativa. En lugar de crear una tensión orgánica, estas inconsistencias pueden resultar menos efectivas en su intento de asustar.
En efecto, Parker Finn ha traído de vuelta esa macabra sonrisa que acechaba en la oscuridad de las salas de cine hace unos años. Smile 2 no solo se presenta como una secuela superior en aspectos técnicos, sino que también profundiza en los horrores de la fama y el éxito, ofreciendo una mirada inquietante a la industria musical. Su final, aunque deja abiertas muchas posibilidades para continuar la franquicia, también nos hace cuestionar si realmente es necesario seguir explorando las siniestras sonrisas.
Ficha técnica:
Smile 2 (2024)
- Estados Unidos
- Duración 127 min.
- Dirección: Parker Finn
- Guion: Parker Finn
- Música: Cristobal Tapia de Veer
- Dirección de fotografía: Charlie Sarroff
- Productora: Paramount Pictures, Paramount Players, Temple Hill Entertainment, Bad Feeling.
- Género: Terror