Crítica de Megalópolis (2024): reseña y opinión de la película
Puntuación ……. (N/C)
Megalópolis (2024) es una película inclasificable y realmente difícil de valorar con frialdad. El hecho de que la legendaria figura de Francis Ford Coppola esté detrás de todo, definiéndola como el proyecto final de su vida, y que lleve en su cabeza desde hace más de cuarenta años, le otorga a la producción una mística y épica pocas veces vistas. Decir si es buena o mala es algo insustancial cuando se trata de este tipo de «películas-acontecimiento», y sin duda Megalópolis lo es.
Era impensable, o más bien muy optimista, esperar que el mejor Coppola, el que hizo una obra maestra tras otra en la década de los setenta y figura capital para entender el nuevo cine americano, volviera a ese nivel a sus 85 años. Decir que en esta película no queda ni rastro de ese gran director podría ser acertado, pero también hay que reconocer que solo una figura como la suya podría haber llevado a cabo este proyecto.
Lo que se narra en Megalópolis ocurre en Nueva Roma, una ciudad imaginaria americana situada en algún lugar del futuro. Su arquitectura combina la tecnología más avanzada con la estética de la antigua Roma. La historia gira en torno al conflicto por el poder entre César Catilina (Adam Driver) y Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito). César es un gran arquitecto con un ambicioso y revolucionario proyecto de progreso para la ciudad, mientras que Franklyn, el actual alcalde, tiene una visión mucho más conservadora. Los problemas surgen cuando Julia Cicero se enamora de César.
Cartel de la cinta
Como puede apreciarse rápidamente, la película está contada en forma de fábula épica shakespeariana. Hay un sentimiento de dramatismo, de exageración de los sentimientos y, en definitiva, de teatralidad durante toda la cinta. Todos los personajes tienen nombres de la antigua Roma y son increíblemente ricos; tanto los problemas como las ambiciones que los mueven lo reflejan claramente.
Argumentalmente, la película no innova demasiado, y tanto la trama como el arco que siguen los personajes resultan predecibles. La mayor parte de los diálogos son aburridos y repetitivos, dando la sensación de que la película gira constantemente sobre lo mismo. Pero el poder de Megalópolis, o la apuesta de Coppola, no reside en su argumento, sino en la búsqueda de nuevas imágenes y en mostrar algo diferente. Y lo consigue, porque resulta difícil compararla con cualquier otra cosa hecha antes.
Hace unos días, el propio director compartió una lista con las diecinueve películas que le sirvieron como inspiración o referencia a la hora de dirigir. Obras maestras de la historia del cine muy variadas, desde Ciudadano Kane (1941) o Persona (1966), hasta Eyes Wide Shut (1999) o Ben-Hur (1959). Y es cierto que se encuentra conexión con algunas de ellas; por ejemplo, hay una carrera de caballos filmada en plano subjetivo que evoca totalmente la cinta de Wyler.
Tráiler de Megalópolis (2024)
Aunque, evidentemente, como todos los directores, se nutre de ideas existentes, Megalópolis sigue siendo muy particular visualmente. Camina en una fina línea entre lo cutre y lo grandilocuente. Lo que se muestra da la sensación de ser algo inmenso, masivo, de una magnitud colosal, pero al mismo tiempo no es demasiado atractivo para la vista, especialmente en los interiores. El diseño y la estética de la ciudad, sin embargo, sí son poderosos, y todo el imaginario visual que compone la atmósfera resulta fascinante.
Una de las secuencias más atractivas es cuando se muestran sucesivamente diferentes bocetos de edificios y de la arquitectura de la ciudad. Es solo uno de los ejemplos que demuestran que Coppola aquí hace lo que le da la gana, sin seguir ningún código. Hay innumerables escenas oníricas filmadas en cámara lenta, en primer plano y con fondos psicodélicos, que, lejos de entenderse en su significado, evocan directamente a un anuncio de colonia.
Un momento que generó mucho revuelo tras su estreno en Cannes hace alusión a la libertad artística del director. No se sabe cómo se llevará a cabo en su exhibición en salas, pero tanto en el festival francés como en el Festival Internacional de San Sebastián hay una secuencia en la que aparece una persona con un micrófono delante de la pantalla, dialogando con el personaje de Adam Driver. Una idea surrealista que resulta difícil calificar como genialidad o como la mayor atrocidad cometida en una sala de cine. Pero este es el juego constante de Megalópolis: lo que hace sentir. Lo que está claro es que, pese a que recibirá una enorme disparidad de opiniones, es una película que quedará para la posteridad y que todo el mundo debe ver para forjar su propia opinión.
Ficha técnica:
Megalopolis(2024)
- España
- Duración 138 min.
- Dirección: Francis Ford Coppola
- Guion: Francis Ford Coppola
- Música: Osvaldo Golijov, Grace VanderWaal
- Dirección de fotografía: Mihai Malaimare Jr.
- Productora: American Zoetrope
- Género: Ciencia ficción