Crítica de El Exorcista: Creyente (2023): reseña y opinión

De esta manera, la intención de recrear algunos de los sustos más icónicos de la original hace que la producción no cumpla las expectativas esperadas y naufrague en tierra de nadie. Los elementos contemporáneos que Green utiliza para actualizar los temas base de la historia como la constante dialéctica entre la fe y el escepticismo no se exploran de manera adecuada y da lugar a una serie de escenas mal planificadas y llenas de diálogos vacuos. La secuencia del exorcismo es un claro ejemplo de esto, ya que Green opta por incluir personajes de distintas religiones y culturas para llevar a cabo el ritual, pero lejos de ser innovador, se siente forzado y el resultado final es un festival de gritos y teatralidades sin ton ni son que decepciona se mire por donde se mire. Además, la mitología detrás de la entidad demoníaca que posee a las chicas nunca se explica del todo, lo que termina por lastrar un entramado narrativo inerte. Para su tramo final, El Exorcista: Creyente recurre a ciertos giros que con una mejor construcción hubieran presentado reflexiones interesantes, pero lamentablemente no es el caso.

En el terreno actoral, tampoco hay mucho que celebrar. El actor Leslie Odom Jr encarna con soltura a Victor, nuestro personaje principal, pero el resto de la plantilla no destaca en lo absoluto. Las jóvenes Lydia Jewett y Olivia Marcum hacen lo que pueden en los roles de las poseídas, aunque no logran generar mal rollo en ningún momento, mientras que la actriz Ann Dowd se encuentra estancada en un personaje cliché que se siente como un refrito de otras de sus prestaciones actorales en el cine de terror. Pero, sin lugar a dudas, el error más grande en este apartado es lo desaprovechada que está Ellen Burstyn en su regreso a la franquicia con el personaje de Chris MacNeil. Un limitado tiempo en pantalla y diálogos sonrojantes hacen que el trabajo de la veterana actriz se vea afectado y abre la puerta a un debate sobre si realmente era necesaria su inclusión en la cinta, tomando en cuenta su escaso impacto en la trama.

En el lado positivo, tenemos un buen trabajo en el departamento de efectos especiales durante las escasas escenas de terror, así como una labor correcta por parte del equipo de maquillaje y peluquería para caracterizar a las poseídas. Sin embargo, estos esfuerzos no se acercan a los logros de la original y en el apartado técnico encontramos errores como la iluminación de telefilm que presentan algunas secuencias y un montaje letárgico que le roba emoción a los acontecimientos de la historia. Ni siquiera el uso de las míticas partituras de Tubular Bells dentro de la banda sonora de la producción logra generar tensión en los espectadores. Otro punto negativo que escuece con fuerza durante su visionado.

En conclusión, El Exorcista: Creyente es otra secuela fallida que no supera a su imponente predecesora y tampoco ofrece una personalidad distintiva que la haga destacar dentro de la oferta actual del cine de terror. Un mal guion, pésima dirección y poca creatividad son las fallas más notorias de una de las peores películas de este año.