Crítica de Banda sonora para un golpe de estado (2024): reseña y opinión del documental

El ritmo de una conspiración

Puntuación ⭐⭐⭐⭐½ (4,5/5)

Un documental diferente que trata un suceso clave pero desconocido para el gran público dentro de la Guerra Fría, el asesinato de Patrice Lumumba a ritmo de Jazz, desentrañando de paso, el poder blando americano y como las consecuencias del colonialismo siguen presentes

Ya se puede ver en Filmin Banda sonora para un golpe de estado, el documental nominado al Oscar de Johan Grimonprez, que ganó Premio Especial del Jurado a la Innovación documental dentro la edición de 2024 de Sundance, un premio merecido, al saber combinar la música Jazz con imágenes de archivo, para desentrañar porqué los músicos de Jazz, Abbey Lincoln y Max Roach se colaron en el Consejo de Seguridad de la ONU para protestar por el asesinato de Patrice Lumumba y como las consecuencias de este suceso siguen persistentes hoy en día.

Esta producción franco-belga presenta dentro de sus dos horas y media, con un ritmo a veces caótico, que torna grabaciones de temas de Jazz de leyendas de este género como los mencionados Abbey Lincoln y Max Roach; Nina Simone; John Coltrane; Miles Davis; Dizzy Gillespie y sobre todo, el gran Louis Armstrong; que dan el aspecto musical a esta obra, que aunque a veces estas piezas no tienen nada que ver con la historia que se cuenta, sirve de buen acompañamiento a los temas tratados. Temas los cuáles van más allá de la Crisis del Congo, sino ampliar su visión a otros temas como la descolonización y el neocolonialismo, el poder blando que consiguió consolidar a EE.UU. como una superpotencia mundial y sobre todo, como el expolio que se ha visto sometida la República Democrática del Congo durante siglos sigue presente y no tiene visas que vaya acabar.

Banda sonora para un golpe de estado opiniones

Cartel de la cinta

El documental plasma esto con una inteligente combinación de declaraciones, grabadas o escritas, de agentes de la CIA o Mercenarios, con políticos como Eisenhower, Jrushchov, Fidel Castro o Malcolm X, a la que acompañan imágenes ilustrativas de distintos orígenes, como anuncios, películas familiares, con las que se llega a jugar de manera simbólica, como es el caso del papel del director de la CIA en el golpe de estado y la obra La traición de las imágenes de René Magritte.

Esta expoliación dio comienzo con la creación del Estado Libre del Congo, un dominio personal del rey belga Leopoldo II en el corazón de África que fue establecido en 1885 y que pasó a manos del reino belga en 1908, en gran parte, debido al régimen de terror genocida que se impuso en la región, que prosiguió como parte del Congo Belga, donde como cuenta In Koli Jean Bofane, el Congo dio el caucho que movió al mundo hacia la Gran Guerra o el uranio bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.

Contra esta sobrexplotación en manos extranjeras se levantó Patrice Lumumba, un líder carismático anticolonialista que liderando el MNC, llegó a primer ministro de la independizada República Democrática del Congo y protagonista de este documental, que no era del agrado de los americanos y sobre todo de los empresarios mineros belgas, que veían sus negocios en peligro y llegaron a crear, un estado independiente, el Estado de Katanga, sostenido con un ejército de mercenarios, y fue pieza clave en la intervención de la ONU, con el apoyo de la CIA, le dio un golpe de estado y le apartó del cargo prácticamente tres meses después de asumirlo.

Tráiler de Banda sonora para un golpe de estado (2024)

Otro de los grandes temas que se trata en Banda sonora para un golpe de estado, es el uso del Jazz como parte de la estrategias de poder blando con el que Estados Unidos llegó a conquistar el mundo, ya sea mediante programas de radio como La Hora de Jazz en La Voz de América, la radio internacional del gobierno estadounidense, o con giras, convirtiendo la música en un arma con el que conquistar los corazones como llega a comentar Dizzy Gillespie.

Esto se plasma sobre todo, en el nombramiento de Louis Armstrong como embajador musical, y sus giras, en especial la que tuvo en la República Democrática del Congo en 1960, que se convierte en leitmotiv de conexión con la historia principal de esta película, donde el artista se usó como cortina de humo para una misión de la CIA en la zona, y al enterarse, llegó a amenazar con renunciar la nacionalidad estadounidense e irse a Ghana.

La película de Grimonprez es una obra experimental, que sabe enganchar a pesar de su larga duración, en la que encaja como un gran rompecabezas, varios temas de manera inteligente e informativa, sabiendo crear un documental complejo e interesante, con el que aprender no solo sobre quién fue Patrice Lumumba y su relevancia, sino también sobre los mecanismos de la propaganda y como la consecuencias colonialismo sigue presente en nuestros días a pesar de que parezca una cosa del pasado.

Ficha técnica:

Soundtrack to a Coup d’Etat (2024)

  • Bélgica, Francia y Países Bajos
  • Duración: 150 minutos
  • Director: Johan Grimonprez
  • Guion: Johan Grimonprez
  • Dirección de fotografía: Jonathan Wannyn
  • Productoras: Warboys Films, Onomatopee Films, Zap-O-Matik, BALDR Film. Distribuidora: Filmin
  • Género: Documental.

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