En esta ocasión, nos brinda una mirada profunda de la sociedad norteamericana de hoy en día. Pocas películas en los últimos años han sabido reflejar con tanta exactitud y tanta profundidad narrativa, lo desquebrajada que se encuentra la sociedad norteamericana del siglo XXI. No obstante, la cinta no solo consigue reflejar el contexto social de Estado Unidos, sino que también consigue imbuir a su historia de cierto trascendentalismo y poética visual. Es un film que mezcla elementos propios del cine de Kean Loach, con los de otros cineastas como Terrence Malick.

Sin entrar en muchos detalles sobre la trama, Nomadland cuenta la historia de una mujer de mediana edad (interpretada por Frances McDormand), que es parte de los denominados “nómadas estadounidenses”. Estas personas pasan su vida recorriendo continuamente el país sin tener un lugar fijo en donde quedarse; como bien indica, el propio título del film. La primera sensación que suscita esta cinta es, en primer lugar, la delicadeza con la que está realizada. No hay una retórica rimbombante detrás, sino más bien se hace uso de un espectro contemplativo de la problemática social del país. 

Nomadland es el resultado de la decrepitud del sistema capitalista imperante, de nuestros días. Un prisma desolador y forzado a resignarse ante la devastadora realidad, que acontece a la clase trabajadora norteamericana. Una verdad difícil de encarar para algunos sectores acomodados, que reiteradamente intentan evitar e incluso negar su existencia. Pese a que tenga este matiz social y político, Nomadland es mucho más que una cinta contestataria. Es una película que plasma un determinado modo de ver la vida, que se presenta de forma fascinante y emotiva ante el espectador. Una obra maestra instantánea del cine contemporáneo, que derrocha un manejo del medio cinematográfico majestuoso. Dios bendiga a Joshua James Richards, el director de fotografía de esta película, con el que ya había trabajado previamente la directora. Los encuadres de cámara con lo que nos deleita en este film, están impregnados de una belleza poética asombrosa.