Crítica de Aftersun (2022): reseña y opinión de la película

Aftersun es una película que ha tomado por sorpresa a mucha gente, por su tremenda capacidad de conmover y transitar por lugares reconocibles para todo espectador que haya tenido una relación tan especial como la que tienen este padre y esta hija en la ficción. Es una de las mejores óperas primas de los últimos años, por muy categórico que suene, porque lo cierto es que Charlotte Wells ha sabido plasmar con mucha entereza una historia muy personal, con un nivel de sencillez y de mesura que no está al alcance de cualquier cineasta.

Usa diferentes recursos a nivel de cámara, como el de la videocámara o la cámara en mano, que da a la película esa sensación de ser como aquellas cintas que grabamos durante un viaje o durante una ocasión especial, las cuales queremos inmortalizar. Por momentos, parece que no ocurre nada a priori trascendente o que la película navega sin rumbo aparente, y eso es en parte uno de los grandes aciertos de la película. Esto no quiere decir que la directora no tenga en todo momento claro lo que quiere contar, pero del mismo modo quiere oxigenarla, hallar lugares desde la mera contemplación o haciendo uso de un caos organizado que libere a la película de cualquier atadura.

Son puro amor

En relación a la dupla protagonista, solo de pensarlo se le remueve a uno algo por dentro, de lo maravillosa y ante todo verdadera que se llega a mostrar en pantalla. Hay una química real y evidente, que hace que esta relación paterno-filial quede incrustada para siempre en un pedacito del corazón del que la presencia en la gran pantalla. Paul Mescal, quien ya se ha consolidado como uno de los mejores actores de su generación, sigue conmoviéndonos y haciéndonos pedir cita urgentemente con nuestro terapeuta después de cada papel que interpreta. Desde que pegó el gran salto al estrellato con la inmensa y tremendamente triste serie Normal People (2020), ha sido un actor que no ha parado de seguir creciendo y demostrando que puede llegar al espectador y acariciar sus corazones como pocos lo saben hacer.

Luego está la pequeña Frankie Corio, luciéndose ya desde su primera experiencia en el mundo de la interpretación. Puro carisma, sentido cómico y capacidad para conmover cuando toca, es lo que tiene esta joven actriz de tan solo once años. Se entiende a la perfección en escena con Paul Mescal, siendo todo un descubrimiento para los que hemos tenido ya el placer de verla actuar en esta película. Una actriz a la que sin duda le aguarda un futuro muy prometedor.