The Card Counter: la última producción de Scorsese que no convence
El año 2021 tenía que llegar con alguna sorpresa en la gran pantalla y esa ha sido The Card Counter. Una película que reservó su estreno para el pasado 2 de septiembre en el Festival Internacional de Cine de Venecia, en la que Paul Schrader trata de sumergir al espectador en una odisea sobre los valores morales del ser humano. Un ex militar atormentado por su pasado y que se dedica a jugar al poker de manera profesional, será abordado por un jóven en su búsqueda de venganza personal frente a un coronel militar y al que sus fantasmas le obligarán a ayudar. Y la inmersión ha hecho tragar agua a más de uno.
Sobre todo porque Martin Scorsese se encuentra en calidad de productor ejecutivo en el film y solo por eso se esperaba algo más de lo visto. Sin embargo, la película ha sido al más puro estilo Schrader, veterano escritor de guiones como el de “Taxi Driver” o “Raging Bull”, y cuya adaptación a ser el primer espada en la dirección no acaba de convencer a la industria de Hollywood. Oscar Isaac, Tye Sheridan, Tiffany Haddish y Willem Dafoe hacen un trabajo sobresaliente, pero que no se ve recompensado en una grabación apoyada en un juego como el poker en calidad de historia paralela.
El poker viene sirviendo de recurso para muchos directores para llevar a cabo producciones con mucha acción y cargadas de un gran valor sentimental. El paralelismo entre lo que ocurre en las mesas y en la vida viene funcionando a otros nombres importantes. Al neoyorkino Aaron Sorkin le vino de perlas para destacar la intrahistoria tras “Molly’s Game” no hace tanto tiempo. Y ahora Scorsese ha tratado de llevar a Schrader por esos mismos pasos, aunque no ha conseguido influirle tanto como a priori podían esperar los críticos. La valoración global no es negativa, pero faltan elementos indispensables para que pueda ser una producción con un gran nombre en el mundillo.
En algo más de un mes la compañía estadounidense Focus Features ha recaudado cerca de 3 millones y medio de dólares en taquilla, contando con que el lanzamiento oficial fue el 10 de septiembre, una semana después de su estreno en Venecia. Tiempo suficiente para comprobar como funciona este nuevo drama donde se vuelven a dejar al aire aspectos negativos de la sociedad estadounidense. Desafiando los límites.
Temores infundados
En torno a la película había una preocupación especial en el mundo del juego porque se pudiera vincular el término de “conteo de cartas” al poker. El conteo de cartas es una estrategia que se aplica al blackjack, en un intento por tratar de conocer las posibilidades que tiene el usuario de llegar a conseguir un 21 (la mano más alta en este juego) y ganar por tanto a la banca. Sin embargo, en el poker es una variable que prácticamente no se utiliza, salvo en algunas variantes concretas, pero siempre aplicado de una manera totalmente diferente.
La traducción del nombre del film, “El Contador de Cartas”, podía llevar a error. Un error que el director demostró que no se iba a producir en las primeras escenas de la cinta. Una explicación conveniente del conteo de cartas en blackjack en voz en off para poner en contexto su relación con el poker y dejar claro que no se iba a producir ninguna confusión. Y aunque no se ven grandes manos ni hay escenas concretas donde se vean intercambios de bazas entre los personajes, sí que hay un trasfondo relacionado con el profesionalismo del juego de naipes bien conseguido.
En esa búsqueda de relacionar al protagonista con las Series Mundiales de Poker, se nota que Schrader se encargó de buscar asesores para toda la parte de la trama relacionada con el juego. En concreto fueron Tom Franklin y Joe Stapleton. Comentarista y jugador profesional asesoraron a la dirección técnica y cuidaron cada detalle para que no hubiera ninguna incongruencia. Y aun así hay una escena en la que William Tell toma una decisión completamente incomprensible. O se les pasó o buscaron una intención concreta en el relato que no supieron terminar de plasmar.
Por lo que a la historia principal se refiere, hay algo de cierto en que los personajes se quedan estancados y el espectador no llega a ver una clara evolución en ellos que le de un cierto sentido a la narrativa. Pero esto ya ocurre en muchas superproducciones de la gran pantalla donde los pequeños detalles siguen sin llegar a pulirse. Incluso alguna que otra relación, como la de Tell con Cirk no termina de verse demasiado natural.
Por suerte, hay algo del lado del director y de Scorsese y es que el hecho de explorar en los sentimientos más oscuros del ser humano funciona. Y de eso va realmente la producción, del sentido de la redención y de esa soledad a la que puede enfrentarse cualquiera en su intención de olvidar un pasado perturbador. Todavía mucho por mejorar para esta y otras películas similares.