Crónica día 3

Juan Pablo Bargueño – 18/05/2023

Catherine Corsini y el amor, Rodrigo Moreno y la libertad, o Amat Escalante y la decepción

Era cuestión de tiempo para que las primeras películas que romperán en lo que queda de año —y, probablemente en el siguiente, según la distribuidora— empiecen a proyectarse en el festival. La mañana comenzó tranquila, con las expectativas bajas por Le Retour (2023) de Catherine Crosini, que se proyectaba en el Gran Théatre Lumière. En esta cinta, Corsini elabora de forma brillante un cuento de verano en el que se oponen un pasado oscuro, misterioso e inalcanzable, y un futuro reverberante de pasión, energía e incertidumbre.

Asimismo, tanto pasado como futuro se acaban entremezclando en una crisis identitaria y cultural que es tratada desde la sensibilidad más sofisticada, como también desde la efervescencia más fulminante. Grata sorpresa por parte de Corsini.

Tras finalizar con la película francesa de turno, tocaba ir a la otra punta del festival, hacia la sala Debussy. Como la “magia” —brujería— de Cannes es espontánea, de un día para otro cambian la estructura de circulación, y te toca salirte del recinto por una de las puntas, para tener que rodear por las atiborradas calles de la ciudad.

Por suerte para los que salen de pases anteriores, las colas de entrada a las sesiones son interminables por lo que, si se llega tarde, no hay nada de lo que preocuparse. El día continuaba con Los delincuentes (2023) de Rodrigo Moreno —quien estuvo en la sala junto al reparto presentando la película—, dando comienzo al doblete hispánico de la tarde. Al finalizar sus tres horas de metraje, lo más concreto que se podría decir es que Los delincuentes es una obra maestra instantánea del cine argentino.

Fotograma de la película de Rodrigo Moreno

Moreno sabe dominar como nadie la tensión, rompiendo los esquemas con toques de humor inesperados y bien pensados. La historia que presenta se vuelve compleja y, en su segundo acto —es, prácticamente, otra película con los mismos personajes—, evoluciona a una especie relato onírico en el que uno se olvida de lo pasado y solo puede quedar maravillado por la belleza que se proyecta en pantalla. En definitiva, esta cinta es una verdadera joya que le va a competir al resto de películas de la sección Un Certain Regard —incluso, dejaría por los suelos a cierta película en competición oficial que abrió el festival—.

Para terminar, Amat Escalante ha presentado fuera de competición su nuevo filme, Perdidos en la noche (2023). Escalante sigue dejando huella con imágenes potentes y algún que otro momento que te deja agarrado a la butaca. Sin embargo, y a pesar de los varios minutos que el público de Cannes le ha dedicado un aplauso a él y a su elenco, algo falla. La película se ve descompensada por una historia inconsistente que no acaba de convencer por culpa de un dramatismo mal ejecutado. Prueba de ello es que, en un momento dramático clave de la película, el público se echó a reír. Es una pena que el día acabe con esta sensación de incomodidad, ya que la cinta de Escalante, en vez de enamorar, produce una sensación extraña parecida a la de un sueño febril.

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