Análisis y explicación de Crash (1996), de David Cronenberg

Autor: Dani Jiménez (@rosebudshears)

Siendo una de las películas más controvertidas y adelantas a su tiempo, era inevitable que tarde o temprano nos decidiéramos a abordarla y atrevernos con una explicación, con el reto que ello supone. Crash, una de las grandes obras maestras del director canadiense David Cronenberg, aúna todas las obsesiones que han conformado su obra fílmica (el deseo y la transmutación de la carne a través de lo tecnológico, principalmente)  desde que empezara su carrera allá por finales de la década de los sesenta.

La película de Cronenberg es una adaptación de la novela homónima del escritor británico J. G. Ballard, publicada 23 años antes del estreno de la película en el Festival de Cine de Cannes.

Película adelantada su tiempo

Crash es una película que aún a día de hoy genera incomodidad en aquellos que la ven por primera vez, dado a que es una cinta que huye de los convencionalismos sociales y que nos presenta a personajes sin roles fijos. Están por encima de lo éticamente y moralmente aceptado por la sociedad como apropiado, al mismo tiempo que se deshacen de toda etiqueta.

¿Qué es Crash?

Crash es ese anhelo por trascender, por encontrar el goce definitivo a través de lo carnal y lo fatídico, sin pararse a pensar en lo moral que hay en ello. La película empieza presentándonos al matrimonio Ballard (interpretado por James Spader y Deborah Kara Unger), los cuales intentan avivar sus problemas sexuales, teniendo encuentros fortuitos en lugares públicos con otras personas; encuentros consentidos y alimentados por ambos, que luego comparten el uno con el otro.

Aquí se parte de cierto exhibicionismo por parte de los dos, por el morbo que tienen a poder ser descubiertos en cualquier momento por un extraño que pase por ahí; algo que se repite durante toda la película, tanto como el sujeto activo como el pasivo, alimentando cierto toque voyeur que impregna a toda la película.

Crash explicacion 1996

Fotograma de Crash (1996)

El punto de inflexión de James Ballard

Esos actos los hacen con el fin de reencontrarse carnalmente, de poder a volver a excitarse y llegar al clímax en sus pretensiones sexuales como marido y mujer, lo cual vemos que no les funciona. La “petite mort” no se da en ninguno de ellos, por inconvenientes que surgen en el momento, como en el caso de James Ballard que al ser preguntado por Catherine, le responde que alguien les interrumpió “cuando lo estaban haciendo”. A lo que ella responde con una frase que se repetirá a lo largo del filme: “Quizás la próxima vez, cariño…

El punto desencadenante de toda la trama de Crash, ocurre cuando James Ballard tiene un grave accidente con su coche, con otro coche en el que iban Helen Remington (interpretada por Holly Hunter) y su pareja, el último falleciendo en el acto.

James y Helen salen con vida de ese fatídico suceso, en el que algo despierta dentro de ellos. Como si el Eros y el Thanatos hubieran colisionado, haciendo que estas dos almas perdidas se percaten de lo trascendental de dicha experiencia. No hay culpabilidad por parte de él, ni desesperación y tormento por parte de ella, dado a que el destino ha hecho que dos personas tan desesperadas en encontrar algo de sentido a sus vidas, lo hayan encontrado de dicha manera, sin pensar en lo perverso o lo inmoral que hay en ello.

Recreación del goce

Pese a salir con vida, acaban heridos gravemente en  varias partes de su anatomía; algo que de alguna manera marca a los personajes entre ellos para siempre. Esto cambia radicalmente al personaje protagonista, que tras pasar por la rehabilitación y seguir alimentando ese placer que le brindó dicho accidente de coche, decide comprarse un coche exactamente igual que con el que tuvo el accidente, con el ánimo de volver a recrearlo.

Helen y James vuelven a encontrarse, acabando con la tensión sexual que surgió entre ellos desde el mismo momento del accidente. Acaban teniendo sexo en el nuevo coche de James, alimentando ese morbo de estar haciéndolo en un coche que luce igual al del incidente. Los dos sienten algo por lo que vivir, algo único que los ha unido de por vida y que se ha abierto paso a través del sexo.

Es de la relación entre James y Helen, que aparece en escena el personaje que quizás personifique con más viveza la esencia misma de Crash. Vaughan (interpretado por Elias Koteas), un hombre que organiza sesiones clandestinas donde recrea famosos accidentes de coche, como el de James Dean en 1955; recreaciones que pretenden ser lo más realistas posibles, y en las que no se toma ninguna medida de seguridad para garantizar la seguridad de los conductores.

Vaughan o la personificación del Eros y el Thanatos

Vaughan, por tanto, es como aquel que más en serio se toma esa idea de trascender a través del Eros y el Thanatos, a tal punto que lo tiene como proyecto de vida. James y Catherine se quedan fascinados al conocerle, al punto de ser la persona que finalmente aviva sus fantasías y relaciones sexuales. Tanto él como ella, acaban manteniendo relaciones sexuales con Vaughan durante el trascurso de la película. Pero hay que matizar, que no sólo la fascinación surge por parte del matrimonio, sino también del propio Vaughan hacia ellos y la historia de James.

Empiezan a frecuentar la casa de Vaughan, teniendo sesiones bastante chocantes para el espectador, donde vemos cómo en vez de ver porno convencional, acaban viendo accidentes automovilísticos con tal de excitarse. También conocemos a Gabrielle (interpretada por Rosanna Arquette), una mujer que sufrió un accidente de tráfico, quedando con ambas piernas totalmente cubiertas por estructuras de metal. A nivel visual, es la viva imagen de lo que Ballard tenía en mente a la hora de escribir la novela que adaptó Cronenberg, en esa unión entre lo metálico y la carne humana. Hay una escena muy famosa de la película, donde James y Gabrielle están follando, y en la que vemos un plano de la gran cicatriz que tiene ella en una de sus piernas, que casi pareciera como si de otra parte genital de su cuerpo se tratase. De hecho, James se ve tremendamente excitado al contemplarla, y acaba haciendo algo similar a lo que vendría siendo el sexo oral con ella.

Llevados al límite

Ese deseo perverso y el cual no contempla moral alguna, engulle a los personajes, llevándolos al límite total. Por ejemplo, en el caso del encuentro sexual entre Catherine y Vaughan, en el que él la deja muy marcada por todo el cuerpo de hematomas, pero ella acaba gozando con ello al máximo. James está conduciendo en esa escena, mientras ellos dos se dan el lote en la parte de atrás del coche, en la escena quizás más mítica de toda la cinta, que tiene lugar en un lavacoches. El voyerismo también se hace presente ahí, con el deleite de James al ver como su mujer está siendo follada de tal manera por Vaughan.

Crash explicacion final

Famosa escena de Crash

Explicación del final de Crash

Partamos de la secuencia en la que vemos a un Vaughan totalmente desatado, conduciendo su Lincoln 63. Los encuentros con los demás personajes, avivan en él todo aquello en lo que ha creído, como si de alguna manera se hubiera puesto cachondo al entender que su propósito de vida estaba viviéndolo de manera compartida. En ese lance, Vaughan pierde el control de su coche, acabando finalmente con su vida. ¿Podríamos decir que Vaughan acabó por dar vida a tal proyecto? Por un lado sí, porque la excitación finalmente colisionó con total dureza ante la muerte, pereciendo de la manera más orgásmica según él posible, donde el Eros y el Thanatos colisionan con en el punto máximo posible.

Por otro lado, podríamos decir que no, que el juego fetichista al que juegan los personajes de Crash, no es más que el de generar esa ilusión, esa petit mort llevada a gran escala y con sus propias normas, pero sin perecer en el intento. Todo es una recreación, algo que une y marca a partes iguales a los personajes, que encuentran una satisfacción con ello dentro de sus desoladoras vidas.

Crash concluye con una escena donde vemos al matrimonio teniendo uno de esos lances automovilísticos, en el que James lleva un modelo de coche igual al de Vaughan. Llega un momento donde Catherine pierde el control del coche y se desprende fuera de la carretera. James rápidamente va a verla, preguntando si está bien, a lo que ella dice que sí, pero tanto James como los espectadores sabemos que no. No está bien, porque no ha acabado teniendo ese momento orgásmico que buscan tan desesperadamente con las colisiones automovilísticas.

Es por ello, que vemos a Catherine llorando, llorando por esa insatisfacción y ese vacío que no se ve llenado de dicha manera. Es por ello que Crash es una película tremendamente desoladora, la cual cuenta con personajes totalmente rotos por la vida y los cuales intentan encontrar un sentido a ella a través del pequeño limbo que separa la vida de la muerte, del acto sexual de la desinhibición completa que finalmente viene con el orgasmo. James, finalmente, intenta consolarla a la vez que empieza a penetrarla, diciéndole la frase clave de la película:

“Quizás la próxima vez, cariño…”.

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