Sergei Eisenstein: biografía, estilo, montaje de atracciones y legado

Sergei Eisenstein es uno de los cineastas soviéticos más reputados e importantes de la historia del cine, un pionero bautizado para la posteridad como el padre del montaje moderno. Su figura es de indiscutible relevancia al ser quien construyó parte de las bases del lenguaje y narrativa cinematográfica, gracias a su teoría —y práctica— del montaje de atracciones, un concepto clave sobre el que reposa (casi) todo lo que hoy aún se aplica al medio.

Con Eisenstein, el montaje se convertiría en el arte de editar los cortes de un metraje para que cautive y moldee la atención del espectador, ignorando así la típica secuencia cronológica que prosperaba en el cine mudo.

En palabras del director, es a través de este concepto que el cine logra elevarse por encima de todas las artes, diferenciándose de las mismas al nutrirse por igual de las ciencias, artes e ideologías. El cine se convierte, así, en una síntesis del arte y la ciencia.

Por tal motivo, sus largometrajes experimentaron los límites del montaje, sus métodos y sus efectos en la audiencia, todo ideado con la sólida convicción por transmitir —y reforzar— los ideales de la revolución comunista. Y aunque sólo tiene siete películas en su filmografía, cada una de ellas es una demostración tajante de su talento y habilidad para comprender la cámara como nadie más lo lograba.

Sergei Eisenstein: biografía, estilo y legado
Sergei Eisenstein

Biografía

Sergei Mikhailovich Eisenstein (enero de 1898 – 11 de febrero de 1948) perteneció a una letrada familia lituana burguesa de ascendencia judía, situada en Moscú, entonces Imperio Ruso. Su infancia transcurrida entre París y Moscú estuvo llena de clases particulares de piano, fotografía e idiomas como el alemán, francés, japonés e inglés, al tiempo que completaba su educación tradicional. El estudio fue un refugio para Eisenstein del desapego de sus siempre ocupados padres, y para complacerlos decidió estudiar ingeniería, carrera que logró finalizar en 1915. Dos años después, tras la caída del zar y la revolución de febrero, el joven Sergei aplicó sus saberes para el Ejército Rojo.

Entre tanto, conoció a Vsevolod Meyerhold, un cineasta y director de teatro experimentado que introdujo a fondo a Eisenstein en la vanguardia soviética, encabezada por el vibrante ambiente de la Proletkult, una asociación de arte experimental que, pese a haber existido en un periodo muy corto de tiempo, influyó sustancialmente en todos los campos del arte de la Unión Soviética.

Simbolismo, nuevos métodos de actuación y selección de casting, la masa como protagonista, etc. El fin de la vanguardia era crear arte politizado completamente desde cero, construido por y para el pueblo.

A través de Meyerhold, Eisenstein empieza a dirigir obras de teatro y hace su primer metraje en 1921. Tanto el materialismo de Marx, el vodevil, el teatro Grand Guignol y kabuki, así como la idiosincrasia de los caracteres kanji influyen en su teoría bautizada como montaje de atracciones, un concepto que aplicaría primero al teatro y luego, en mayor medida, al cine. En su arte, el letón no escatimó en influencias de todo tipo.

Los soviéticos como Sergei fueron los primeros cineastas en todo el mundo que experimentaron con el montaje, pues con anterioridad sólo existían cortes sin ningún criterio artístico, sólo el criterio cronológico-realista de corte clásico. Son ellos quienes crearon este factor clave del lenguaje cinematográfico, un medio que en aquel momento era muy bebedor del teatro.

Esto se propició, sobre todo, porque apenas existía película (celuloide) en el país y era complicado producirlas (el material y, claro está, todo lo demás), de modo que los soviéticos tomaban las cintas extranjeras —por ejemplo, de Alemania y Estados Unidos— para cortarlas, modificarlas y estudiarlas. De hecho, para 1924 el propio Eisenstein tuvo su primer contacto con el cine al remontar Dr. Mabuse, der Spieler (El doctor Mabuse, 1922) de Fritz Lang.

Así, producto de la necesidad, los cineastas se vieron obligados a pensar: ¿cuándo conviene cortar? ¿Cuánto debe durar el corte? ¿Debe notarse? ¿Por qué una toma funciona mejor que otra? ¿Cómo se consigue un mayor impacto en una escena? Y por encima de todo, ¿cómo se puede persuadir al espectador a través de la edición de los cortes?

Los revolucionarios encabezados por Vladimir Lenin valoraban el potencial artístico, pedagógico y propagandístico del cine. Lenin facilitó la experimentación del nuevo arte, ya que pensaba que debía alejarse de los caminos que estaba tomando el cine estadounidense y el teatro británico, artes que se consideraban “infectadas por la idiosincrasia burguesa”.

Y, en consecuencia, nacionalizó la industria en 1919. Célebres son sus palabras para celebrarlo:

“De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante. Debe ser y será el principal instrumento cultural del proletariado”.

Meses después se crearon los Estudios VGIK, co-fundados por Eisenstein y su mentor Lev Kuleshov, así como por Mikhail Romm, Anatoli Golovnya, Aleksandr Dovzhenko, Vsevolod Pudovkin y Eduard Tisse. Pronto, el ingeniero devenido en director se convertiría en una referencia obligatoria para este club de cineastas experimentales.

El mencionado Lev sería autor del llamado Efecto Kuleshov, que demostraría que, dependiendo de la selección y orden de las imágenes, el significado emocional varía. Tal efecto y su demostración es la piedra angular en la que se basa gran parte de la filosofía del montaje soviético, pero del tema ya se ha hablado con anterioridad aquí.

Efecto Kuleshov

Montaje de atracciones de Sergei Eisenstein

Serguéi Eisenstein fue el teórico más activo, o si se quiere, reputado, del mencionado grupo. Que conste, el director no inventó técnicas de montaje, algunos de los elementos a los que recurrían ya habían sido explorados por D. W. Griffith, a quien consideraba un gran director y un ejemplo a seguir. Lo que distingue a Eisenstein del resto es el hecho de ser el primero en teorizar (y poner en práctica) el efecto a fondo del montaje en el público, y desarrolló en el proceso las claves para aprovechar ese elemento.

Estudió cómo se podía guiar, emocionar y manipular a la audiencia según la edición de los cortes de película, y de esta manera influenciarla para que se posicione de un bando u otro. Porque, ya se sabe, el cine de Eisenstein tuvo un marcado corte propagandístico. 

El montaje de atracciones consistía en la idea de que la unión de distintas imágenes separadas y diferentes entre sí podrían conformar un todo más poderoso y significativo, como si se tratase de un patrón musical. Así se evitaba el típico corte de secuencia cronológica en favor de un corte con mayor impacto psicológico. Esto significa que los cortes ayudan a construir una narrativa que “bombardea” al público a distintos niveles, a través de la asociación inconsciente de ideas, con el fin de vender una idea al espectador.

Eisenstein observaba en la yuxtaposición de imágenes un medio para despertar la conciencia social y reforzar el compromiso de la masa con la revolución. Como bebedor del teatro, el director construyó su concepto mientras hacía obras vanguardistas que usaban la gesticulación y los maquillajes exagerados (con el fin de mantener la atención del público) así como el “shock”: así llamaba al acto circense de las volteretas, bofetadas, petardos u otros movimientos inesperados de los payasos.

Entre sus creaciones vanguardistas sobresalen El Mexicano (1921) y la otra obra teatral El Sabio (1923). La primera llamaría la atención entre la sociedad rusa por involucrar una pelea de boxeo real entre la audiencia, y la segunda se destacaría por el mencionado shock consistente en payasadas repentinas. En 1923 publica en la revista Lef su histórico ensayo “Montaje de atracciones”, donde se explaya por vez primera sobre su teoría. Eisenstein define la atracción como todo momento agresivo, a saber, un elemento que logre despertar una emoción en un determinado momento previamente calculado. Un montaje de atracciones sería la suma de un conjunto de elementos variopintos que hacen que la audiencia sea partícipe activa del visionado del metraje. En sus propias palabras:

Una atracción es cualquier hecho demostrable (una acción, un objeto, un fenómeno, una combinación consciente, etc.) que se sabe y se ha demostrado que ejerce un efecto definido sobre la atención y las emociones del público y que, combinado con otros, posee las características de concentrar las emociones del público en cualquier dirección dictada por el propósito de la producción.

Aquí puedes ver la escena de la famosa escena de «La escalera de Odessa» del El Acorazado Potemkin (1925) formada por más de 170 planos donde se narra cómo el pueblo ruso es atacado por la guardia del Zar, provocando al espectador diferentes sensaciones.

Sergei Eisenstein perfeccionó su teoría de la mano de la práctica y la observación de las otras teorías e interpretaciones de sus compañeros; e intentó categorizar los tipos de montaje en cinco categorías o métodos según el patrón distintivo con el que se pretende buscar el shock. A saber:

Montaje métrico

Consistente en construir la tensión y el ritmo a través de la duración matemáticamente calculada de las tomas, como si se siguiese el compás de la música. Suele funcionar como un crescendo ideal para crear distintos planos de un mismo espacio o del protagonista de la acción, y a menudo la longitud de cada corte se hace cada vez más reducida a medida que la tensión incrementa.

Montaje rítmico

Como el montaje métrico (se sigue un ritmo, un compás), pero privilegia el contenido y el movimiento dentro del encuadre, así como una mayor longitud de cada toma. Transmite continuidad apoyándose en patrones visuales en común. Es el tipo de montaje más frecuente.

Montaje tonal

Con este nombre Eisenstein se refería al método de montaje con el cual se pretende enfatizar una atmósfera concreta a una parte del filme, formando conexiones visuales a través de la fotografía y los objetos presentes entre tomas ubicadas en un diferente espacio-tiempo. El tono puede ser cualquier elemento (como los objetos, el encuadre, la paleta de colores o la iluminación) que sirva como representación de una emoción e hilo conductor para conectar las tomas. Por su naturaleza, el montaje tonal puede ofrecer una transición distintiva a una escena.

Montaje sobretonal

También llamado montaje armónico, polifónico, supratonal o multimodal, se trata de la unión de los métodos antes mencionados: montaje métrico, rítmico y tonal.

Montaje intelectual

El tipo de montaje que selecciona patrones visuales o auditivos de una forma abstracta y conceptual. Es decir, su sentido está en la selección y el orden de los cortes de tal manera que transmita una idea intelectual, que puede ser bastante clara, o más ambigua y libre para interpretaciones.

Podéis ver en el siguiente vídeo un ejemplo de montaje intelectual en su filme Octubre (1927).

Películas más importantes del director

Seguéi Eisenstein sólo pudo lograr completar siete largometrajes ( tal vez suene a poco, pero cinco de ellas han dejado su huella en la historia del cine. Su filmografía, de siempre descarado tono marxista y dramático, se divide en dos periodos:

  • De 1925 a 1929 crea historias a través de una narración vanguardista sobre la masa revolucionaria.
  • Y de 1936 hasta su muerte en 1948, se adapta al realismo socialista con el drama sonoro sobre figuras históricas glorificadas como líderes del pueblo ruso.

‘Stachka’ (La huelga) (1925)

Este es el debut cinematográfico de Sergei Eisenstein en cuanto al formato de largometraje se refiere, y se trata de una historia que retrata la represión zarista a un grupo de huelguistas en la Rusia prerrevolucionaria. Coproducida con la Proletkult, la película muestra la mayoría de los elementos característicos del afamado director, como el uso del ritmo en el montaje con cortes rápidos y conectados a través del simbolismo, una dirección excelsa de multitudes e intérpretes amateur por doquier.

La huelga Sergei Eisenstein

‘Bronenosets Potemkin’ (El acorazado Potemkin) (1925)

La magnum opus de Sergei Eisenstein, dividida en cinco actos, es una reconstrucción ficcionalizada del ambiente de miseria, protestas y represión durante la revolución rusa de 1905, una gran serie de levantamientos clave que nutrieron la posterior revolución de 1917. En concreto, se narran las indignas condiciones de los trabajadores del acorazado homónimo, su posterior revelación, y cómo el pueblo que les celebraba es masacrado por los soldados zaristas.

La brutalidad zarista fue retratada con la magnífica secuencia de las escaleras de Odessa (que mostramos vídeo anteriormente), en la que Eisenstein presume más que nunca en toda su filmografía la práctica de su teoría del montaje de atracciones. Un total de 170 planos en una extensión aproximada de doce minutos se usaría en la famosa secuencia de Odessa, que representa casi todo el cuarto acto del film, llamado ‘Los pasos de Odessa‘.

‘Oktyabr’ (Octubre) (1927)

La llamada trilogía revolucionaria de Eisenstein, conformada por La huelga y El acorazado Potemkin, finalizó con la épica de estilo documental Octubre, donde se recrea los últimos acontecimientos que llevaron al poder a los bolcheviques. Con motivo del aniversario de la revolución de 1917, el joven estado soviético encargó varios largometrajes para celebrar la victoria. Entre ellos, esta joya de Eisenstein, donde presume su maestría y perfecciona lo que ya mostró con las cintas anteriores.

El magnífico dominio de las multitudes, la cinematografía de Eduard Tisse y un claro uso del montaje intelectual, hace de esta película una joya para estudiantes de cine y para el público cinéfilo más exigente.

Octubre de Sergei Eisenstein

Fotograma de Octubre (1927)

‘Staroye i novoye’ (La línea general) (1929)

También conocida como Lo nuevo y lo viejo, el largometraje cuenta la historia de cómo el antiguo campesinado ruso tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos del comunismo, a través de la gradual adaptación de una campesina optimista. Es una de las obras más propagandistas de Eisenstein y posee un guion flojo, sin embargo, la cinematografía y la experimentación continúa con más montaje intelectual y simbolismos. Tal fue el nivel de vanguardia que, en realidad, el recibimiento del público fue bastante tibio.

Esta y otras cintas experimentales decepcionantes para la audiencia hicieron que el gobierno de Stalin impusiera una nueva doctrina artística: el realismo socialista, que tomó fuerza en el cine a partir de 1933. Esto conllevaba la prohibición de recursos inusuales —como el montaje intelectual— en favor de un contenido más simple y convencional.

‘Aleksandr Nevskiy’ (Alexander Nevsky) (1938)

Tras una serie de desaciertos y censura política, Eisenstein regresó casi una década después con la que sería su primera película sonora y la primera de su segundo periodo. Aleksandr Nevskiy, ganadora del Premio Stalin, trata sobre el príncipe homónimo del Siglo XIII que lideró las batallas contras los invasores alemanes conocidos como los Caballeros Teutónicos. Stalin fue quien propuso la realización de la cinta como forma de “calentar los ánimos” tras una potencial invasión alemana durante la IIGM.

Con una historia poco rigurosa sobre el triunfo del colectivismo y un enfoque altamente propagandístico, la película sobresale por su estupenda cinematografía y la banda sonora a cargo de Sergei Prokofiev. Sin embargo, fue archivada en ese año, ya que se firmó el pacto de no agresión soviético-alemán. Se reestrenó a petición de Stalin en 1941 tras la disolución del tratado, a modo de grito de guerra por la agresión nazi.

‘Ivan Grozny’ (Iván El Terrible) (1941)

La última película completada de Eisenstein idealiza la figura del primer zar de Rusia, que pese a una gran serie de traiciones logra posicionarse en el poder con el respaldo popular. Con regulares interpretaciones inspiradas en el teatro nō, el ritmo rápido se abandona en su totalidad por un montaje de escenas de poco movimiento y pausada acción, con lo que cada fotograma pretende transmitir un gran peso emocional.

Este cambio le valió críticas como una cinta aburrida. No obstante, resultó en un éxito de público y de crítica tanto fuera como dentro de la Unión Soviética al momento de su estreno. Su segunda epopeya medieval sobresale por los detallados escenarios, vestuario grandilocuente y un montaje sereno, aunque no por ello menos cargado de simbolismo.

Las otras caras de Sergei Eisenstein

Después de La línea general Eisenstein, Grigory Alexandrov y Eduard Tisse emprendieron un viaje internacional en 1930 para conocer otros cineastas y la tecnología en auge para el cine sonoro, por cortesía de Paramount, empresa con la que consiguió un contrato para la producción de tres películas en Estados Unidos. Pese a que los guiones de Sergei fueron elogiados por personalidades como Walt Disney y Charles Chaplin, el contrato fue suspendido por el costo exorbitante que exigían los metrajes, así como su uso de la psicología y narrativas que podrían haber sido poco atractivas para el público norteamericano promedio.

Eisenstein luego sería deportado por comunista, y emprendería mientras un nuevo proyecto en el vecino México, con la cinta ¡Que viva México! junto al progresista escritor estadounidense Upton Sinclair. Los rumores de un romance entre Sinclair y Eisenstein, junto a otros problemas, entorpecieron la captación de fondos, por lo que jamás pudo completarse.

El poco metraje concluido se vendió a los estudios para que lo reutilizaran como quisieran. Su vida se complicó más al ganarse la reputación de desertor, pues Stalin le observaba como un traidor tras pasar tres años en el extranjero. Aunque Eisenstein volvió a su país, toda la década de los años treinta tuvo un bajo perfil y su trabajo empezó a ser censurado y criticado.

Uno de los 6 montajes que tuvo ¡Qué viva México! (1932)

Mientras, aprovechó para volver al dibujo, su primera pasión. De hecho, en su adolescencia Eisenstein pensaba profesionalizarse en esta área, pero le dijeron que no tenía talento. Esa es la otra gran razón por la que decidió estudiar ingeniería. La gigantesca cantidad de dibujos del cineasta son en su mayoría bocetos y storyboards.

Sergei Eisenstein StoryBoards

Boceto realizado por Eisenstein

En 1935 dirigió Bezhin Meadow, pero el exceso de misticismo y el tema tabú de un niño asesinado por su padre, hizo que las autoridades soviéticas eliminaran la película y nunca se estrenó. Como castigo, Eisenstein fue suspendido de sus labores como profesor. Se casó con la crítica de cine Pera Atasheva en 1934, poco después de que se empezara a perseguir a los homosexuales en la Unión Soviética. Se cree que Eisenstein era homosexual dentro del espectro asexual, pero su vida privada es algo que apenas se ha documentado. Murió de un infarto a los 50 años de edad, un 11 de febrero de 1948.

¿Qué aportó Sergei Eisenstein al cine?

Sergei fue, profesionalmente hablando, teórico de cine, profesor, director y guionista. Con las primeras tres áreas su legado es incalculable. El montaje es algo de lo que bebe cada cineasta de algún modo u otro. Y aunque directores e intelectuales venideros formasen nuevas formas de entender el montaje, alejándose de algunas doctrinas del letón, está claro que su trabajo no es reemplazable.

Sus teorías no acabaron en los años veinte. Con la llegada del cine sonoro, el director teorizó sobre el “montaje vertical”, entendido como la sincronización entre música, sonido e imagen visual. Esta unión se crea con la pretensión de “ver el sonido” y “escuchar lo visual”, creando así un patrón armonioso y distintivo. Demostró parte de su teoría con Alexander Nevsky. No menos importante resulta su faceta como intelectual en el sentido de que ejerció como profesor en gran parte de su carrera. Sus enseñanzas inspiraron e influyeron en cineastas venideros de renombre como su antítesis Andrei Tarkovsky, o su contemporáneo Grigori Aleksandrov.

Su legado es fácilmente reconocible en casi cualquier anuncio o videoclip moderno, también en las típicas escenas de persecuciones en películas de acción y en escenas concretas cargadas de tensión en cintas de Damien Chazelle, Alfred Hitchcock o William Friedkin. ¡Ejemplos hay miles! Y homenajes, también, como la famosa escena del carrito del bebé en la estación en Los intocables de Eliot Ness (1987) donde se recrea la famosa escena de El acorazado Potemkin.

Los ensayos y artículos de Eisenstein fueron recopilados en dos libros: El Sentido Del Cine (1942) y Film Form (1949).

Los intocables de Eliot Ness (1987) – Brian De Palma

Whiplash (2014) – Damien Chazelle

French Connection (1971) – William Friedkin

Con la muerte en los talones (1959) – Alfred Hitchcock

Filmografía completa

  • ‘Stachka’ (La huelga) (1925)
  • ‘Bronenosets Potemkin’ (El acorazado Potemkin) (1925)
  • ‘Oktyabr’ (Octubre) (1927)
  • ‘Staroye i novoye’ (La línea general) (1929)
  • ‘Bezhin Meadow’ (1935)
  • ‘Aleksandr Nevskiy’ (1938)
  • ‘Ivan Groznyy’ (Iván El Terrible, Parte I) (1944)

Bibliografía

  • https://artsandculture.google.com/story/sergei-eisenstein-my-art-in-life-eisensteins-universe/BwWB3Cneu0iiKg?hl=en%20
  • https://www.imdb.com/name/nm0001178/%20
  • https://www.krugosvet.ru/enc/kultura_i_obrazovanie%20HYPERLINK%20%22
  • https://www.krugosvet.ru/enc/kultura_i_obrazovanie/teatr_i_kino/EZENSHTEN_SERGE_MIHALOVICH.html%22%20HYPERLINK%20%22
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  • https://www.apollo-magazine.com/graphic-surprises-from-sergei-eisenstein/%20
  • https://kinopravda23.blogspot.com/2013/01/sergei-eisenstein.html