Crítica de Vincent debe morir (2023): reseña y opinión de la película

“La pandemia como apocalipsis kafkiano”

Puntuación ⭐⭐⭐⭐✪ (4/5)

Crítica de Jon Sánchez Molina (@JonSanRW0)

Vincent trabaja en una oficina con un gran grupo de personas, es alguien normal, del montón. Se entera de que hay un nuevo becario en la empresa y decide soltar una broma, algo inofensivo para romper el hielo. Un rato después, cuando cruzan miradas, es atacado por el becario, con una voluntad claramente homicida por parte del joven. Esto, tan aparentemente naif, sirve a Stéphan Castang, director de la película, para desarrollar varias ideas que nacen del mismo núcleo: De un día para otro el contacto visual hará brotar una voluntad homicida en la o las personas que miren a Vincent.

Lo más interesante de Vincent Debe Morir no es solamente lo tremendamente simple que parece y lo bien que funciona lo que cuenta, sino cómo eso se desarrolla de forma fascinante y muta mientras avanza. Lo que al principio no era más que una divertidísima idea sobre alguien que debe escapar constantemente de su muerte, se convierte en una reflexión y metáfora sobre nuestro tiempo actual. Claro, cómo iba a aguantar una historia de casi 2h con una idea de tan poco recorrido sin innovar en algo poco después de encajar las piezas iniciales… Cuando todo el concepto de la peli se asienta para el espectador, Vincent sabe lo que ocurre, sabe que el contacto visual hace que la gente le ataque.

Se aísla, busca una casa amplia donde vivir provisionalmente, marca las distancias con la gente, evita lugares concurridos… el desconocimiento le frustra, no sabe qué ocurre hasta que de casualidad llega a un hombre que entiende lo que le pasa. Y es que le ocurre lo mismo que a Vincent desde hace meses y le recomienda un foro conspiranoico sobre lo que aparentemente les está pasando.

Vicent debe morir opiniones y critica

Póster de la cinta

Para estas alturas del texto supongo que la cabeza te ha hecho click, es el comienzo de una pandemia, de un virus inevitable y desconocido que comienza con casos breves pero graves. Así, Vincent Debe Morir coge la silueta pandémica del covid, su cara más oscura y difícil, la que transforma el virus invisible en un ente físico que decide quitarte la vida. La pandemia fue realmente una época de fuego cruzado en nuestra sociedad contemporánea, no solo luchamos contra algo invisible, también la gente más susceptible y paranoica se convirtió en algo difícil con lo que tratar.

Uno de los grandes hallazgos de Castang a la hora de dibujar y retratar su historia era emplear todos los elementos que conformaron nuestro aislamiento. Lo inentendible del suceso se une a un miedo atroz a lo que puede ocurrir, y de ahí todo avanza como si se tratase de casualidades aunque el compendio de situaciones conforme una realidad ya materializada anteriormente de otra forma.

Tráiler de Vincent debe morir (2023)

El amor y como este se utiliza de refugio espinoso, de excusa para no sentirse solo, y que realmente es una de las grandes muestras de cómo es una relación y cómo es el amor, luchando constantemente contra el deseo, encontrando el punto medio, adorando los defectos, escuchando los problemas por enormes que sean. Todo parece violento pero si amas en esa situación, amas de verdad, un amor ciego que tan brillantemente definirán sus imágenes.

Otro de los múltiples triunfos del film es su excelente escritura de personajes, Vincent comprime perfectamente en gestos y detalles el carácter de alguien corriente, un hombre de aspiraciones normales, bastante simplón y dicharachero, que utiliza las redes sociales para ligar y darle sentido a sus días. Margaux, por otro lado, es más desdichada, algo así como alguien rebotada de la vida que es feliz con lo que tiene, aunque deba sufrir por mantenerlo casi siempre. La unión de ambos, con su diferente relación con la violencia que les rodea, consigue resignificar las imágenes, y darles un sentido diferente al cambiar radicalmente el eje de su tema, algo que fluctúa entonces entre el amor y la violencia, o en como ambos temas dialogan por la seguridad mutua, por peligrosa que sea la convivencia.

Para un director novel no me parece nada fácil esta mezcla de géneros, pasar de la comedia negra al drama, o al terror sobrehumano cuando ves masas de gente correr a por una o varias personas, como si fuesen zombies hambrientos. El gran problema por el que transita —o virtud, depende como se quiera ver— es la dificultad que tiene para separarse de la actualidad, algo que hace de su extremismo fantástico algo no tan extremo, se ancla al mundo que conoce porque es cómodo y fácil, dónde mejor erigir una paranoia kafkiana que en nuestro presente, donde cualquier día nos tocan el timbre para darnos una puñalada o nos atropellan con un patinete eléctrico. Yo solo espero que esto no sea una condena, sino una ventana desde la que mirar nuestro pasado reciente y no perder la cabeza.

Ficha técnica:

Vincent doit mourir (2023)

  • Francia
  • Duración 115 min.
  • Dirección: Stéphan Castang
  • Guion: Mathieu Naert
  • Dirección de fotografía: Manuel Dacosse
  • Productora: Coproducción Francia-Bélgica; Capricci Films, Bobi Lux, arte France Cinéma, Gapbusters, Goodfellas Media, Canal+, Ciné+, RTBF (Télévision Belge), CNC, Centre du Cinéma et de l’Audiovisuel
  • Género: Comedia y Drama

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