Crítica de ‘La última gran estafa’ de George Gallo

El regreso de la estrella apagada

Puntuación ⭐⭐⭐⭐ (4/5)

La última gran estafa es el remake de The Comeback Trail, una comedia de los años 80 que en su momento pasó sin pena ni gloria, pero que en esta nueva versión cuenta con un trio de protagonistas de alto nivel: Robert De Niro, Morgan Freeman y Tommy Lee Jones. Tres actores oscarizados y con unas dilatadas carreras que están complementados por actores desconocidos en una película de bajo presupuesto que casualmente trata sobre el rodaje de una película de bajo presupuesto. 

El filme de George Gallo, guionista de Huida a Medianoche y Dos policías rebeldes, transcurre en los años 70 y presenta a Max Barber (Robert De Niro), un productor de serie B que tras el fracaso estrepitoso de su última producción, debe hacer frente a la deuda que contrajo con Reggie Fontaine (Morgan Freeman), un capo mafioso que quiere su dinero de vuelta o le matará.

Ante esta situación, Barber consulta a su sobrino, Walter (Zach Braff), que le pide vender un guion llamado Paraíso a Jimmy Moore (Emile Hirsch), un productor famoso que lleva años tras ese guion pero Max se niega a venderlo, aunque finalmente accede y en el primer día de rodaje el protagonista muere en un accidente.

crítica de la ultima gran estafa

Póster de la película

Tras ver la indemnización que se lleva Moore por la muerte del actor, se niega a vender el guion y decide montar el rodaje de un western de bajo presupuesto con el que asegurar al máximo al protagonista, Duke Montana (Tommy Lee Jones), una antigua estrella del género que vive olvidada en una residencia, e intenta matarlo en una escena de riesgo para cobrar el seguro y saldar sus deudas. 

En el apartado de las actuaciones, destaca Tommy Lee Jones interpretando a un hombre atormentado, alcoholizado y con tendencias suicidas que en su momento fue una leyenda del cine recordando a figuras claves del género como John Wayne. Por otro lado, De Niro como Barber es solvente, aunque sus tics gestuales marcan su actuación, haciéndola un poco genérica. Freeman también está bien, siendo un mafioso cinéfilo que cada vez que aparece en escena por lo menos ha de referenciar una película, tales como Psicosis o Dos hombres y un destinoLa interpretación de Zach Braff como Walter, el sobrino de Max con el que codirige la productora y supone el contrapunto idealista y bonachón al pragmatismo pícaro del personaje de De Niro. Mención también merece la actuación de Kate Katzman como Megan Albert, la directora del western que muestra la pasión de su personaje en su actuación y Chris Mullinax como Bob Stillwater, el domador de los animales. 

En el guion, los gags son buenos, siendo quizás el mejor de todos el de la visita a la residencia de los actores retirados y el asalto de los actores y actrices buscando un papel a toda costa, junto algunos golpes slapstick durante el rodaje, hace que el espectador se ría y pase un buen rato viendo la película. La trama, centrada en secciones del rodaje, quizás merecía mostrar mas partes del proceso cinematográfico, porque queda como una serie de muestras de retratos detrás de las cámaras de varias escenas de acción y al final un diálogo, pero no se enseña mucho más, algunos dailies que se nota que están ahí para ser el punto emocional de la película que marcan un punto de inflexión en el arco narrativo del personaje de Niro.

Tráiler: crítica de La última gran estafa 2020

Podría haberse mostrado algo mas de por ejemplo la preproducción, como contratan al equipo con planes de hacer una película que supuestamente nunca debería haberse estrenado, o incluso la posproducción. Lo que no quita que las escenas del rodaje sean buenas, con buenas escenas de acción, llegando alguna de ellas a quitar el aliento un momento dado. La película transcurre en los años 70, última edad de Oro de la serie B, recreada con gran soltura, aunque con sus fallos, como el machismo de la época por las reticencias de Walter a contratar a Megan por ser mujer. 

Aunque tiene sus gazapos, como una nota escrita con Comic Sans colgada de la pared, cuando esta fuente se inventó en los años 90. Otro guiño a la época es la vestimenta de la banda de Fontaine, con colores vivos al puro estilo pimp. Además otro elemento que le viene bien a la época es la película rodada, “La pistola más vieja del Oeste”, un western revisionista que presenta a un vaquero que al descubrir que tiene sangre india, decide ayudar a los indígenas a luchar contra los colonos. Este tipo de película ya empezó a ver en los 70, momento el western, ya en decadencia, empezaba a tener una visión mas crítica a la idealizada del vaquero civilizado contra el indio salvaje. 

La última gran estafa es una pequeña joya de comedia que nos presenta las bambalinas del cine con unos personajes curiosos con la que el espectador pasará un buen rato, disfrutando además de las actuaciones de unas leyendas que pocas veces se han reunido. En conclusión, este largometraje es una buena comedia con la que en estos tiempos las risas que puede desprender viéndola son necesarias. 

«Te juro que no estoy mintiendo, bueno, estoy mintiendo un poco, pero es que soy un productor, eso es lo que hago.»

 
Por PJ Martínez

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