Crítica de La zona de interés (2023): reseña y opinión de la película
“La antropología audiovisual llega a Cannes”
Puntuación ✪✪ (3,5/5)
Crítica de Juan Pablo Bargueño
Jonathan Glazer es uno de los nombres que genera más expectativas en el Festival de Cannes. A pesar de su poca productividad, la fama se la ha ganado a pulso con películas como Under the Skin (2013) o Sexy Beast (2000). Su estilo es peculiar y lo demuestra una vez más con su nueva cinta, La zona de interés (2023) que se estrenó en Cannes el pasado viernes 19 de mayo.
Aunque sea de los favoritos, Jonathan Glazer recurre al tema de los nazis y los campos de concentración, lo cual, siempre ha sido un tema delicado, por un lado, generado gran asombro entre el público, como fue con el caso de El hijo de Saúl (2015) de László Nemes, ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes, o siendo objeto de polémica —algún fariseo se incomoda mucho por como se tratan ciertos temas, a saber por qué—, como con las nefastas declaraciones de Lars von Trier.
El comandante de Auschwitz, Rudolf Höss (Christian Friedel), y su mujer Hedwig (Sandra Hüller) viven una maravillosa vida familiar en un idilio en Auschwitz. A pesar de residir junto a la zona de exterminio, un muro les impide ser observadores de la barbarie. Cuando todo parecía ir viento en popa, la obligación de Höss a cambiar de destino pondrá en peligro la estabilidad y felicidad de su familia.
La distancia
En la concepción de la película, Jonathan Glazer acaricia el cine experimental con sus casi dos horas de planos fijos que nos revelan el día a día de la familia de Rudolf Höss. Todo esto, con un estilo sobrio y realista, establece una clara distancia entre el espectador y lo que sucede en pantalla.
Póster de la cinta
Es como si Glazer, conocedor de los pucheros de algunos hacia ciertos temas, haya huido del riesgo y, por ende, propuesto una visión casi antropológica o de estudio. En este sentido, el ejercicio recreador de Glazer solo puede concluir en una película prácticamente carente de trama, y que simplemente se centra en la observación, como si se tratase de un zoológico de nazis.
La ceguera
Al principio y al final de la película, una pantalla en negro nos ciega. De fondo, la atronadora música de Mica Levi que revuelve el estómago. Hay algo que no vemos, algo inimaginable que intenta escapar y gritarnos a la cara. La música, los interludios que funden a un rojo intenso y el fuera de campo desenmascaran la violencia que hay detrás del muro que separa a la familia Höss y el campo de exterminio. Glazer establece interesantísimas imágenes de contrarios donde el humo de los crematorios sobrevuela a lo lejos desde un jardín lleno de coloridas flores.
No le interesa mostrar lo que ocurre. Tal vez sea porque ya lo sabemos. No obstante, el director británico apuesta por crear un ambiente desagradable a través del sonido, o de ciertos matices que suelta como migas de pan: un disparo a lo lejos, algún grito que calla repentinamente, o el humo que opaca la luz violácea de la madrugada.
Tráiler del film
El Tiempo
Los giros inesperados son peligrosos: pueden ser el mayor acierto o el peor fallo. En este caso, Glazer confirma el punto de vista antropológico —si es que algo así es posible en el séptimo arte— con un pequeño giro que pone al espectador patas arriba. En este giro se introduce una concepción del tiempo que es algo tenebrosa. El espectador parece un fantasma que vaga por la casa de los Höss, observando todos sus movimientos, las tareas más triviales. Sus vidas son magníficas y tan reales como las de cualquiera. Su realidad, sin embargo, no puede escapar del paso del tiempo. La epifanía individual, que equivale a pensar en el futuro, nos acerca a la muerte, a la destrucción de nuestra realidad, quitándole, en cierta parte, el sentido a los sacrificios.
Me da la sensación de que Glazer ha intentado dejar claro desde un principio que aquello que sucedió hace tanto, es otra realidad y que la nuestra la contiene detrás de los cristales en los museos. Por lo tanto, todo desemboca en un macabro resultado, y es que todos estos pabellones de la muerte son ahora simples “zonas de interés” histórico.
Conclusión
Algunos ya vaticinan la Palma de Oro para Glazer. Me parece adelantarse y caer en el sentimentalismo de las películas sobre el holocausto, cuando, desde mi punto de vista, el director trata de alejarse de eso. En La zona de interés los planos estáticos desunen al espectador de lo que sucede en la película.
Glazer apuesta por una dinámica ocultista donde la muerte se escapa de nuestra visión, aunque la sentimos gracias a una atmósfera cargada de detalles y una música escalofriante. En resumidas cuentas, diría que el director ha tratado de exhibir un hecho histórico desde una perspectiva meramente antropológica, subrayando el paso del tiempo como un elemento depurador inamovible.
Ficha técnica:
The Zone Of Interest (2023)
- Reino Unido
- Dirección: Jonathan Glazer
- Guion: Jonathan Glazer. Novela: Martin Amis
- Música: Mica Levi
- Dirección de fotografía: Lukasz Zal
- Productora: Reino Unido-Estados Unidos-Polonia; A24, Film4 Productions, JW Films, Extreme Emotions, House Productions. Distribuidora: A24
- Género: Drama holocausto
Una película difícil, no de ver, el director esto lo pone fácil, pero si de de captar todos los matices que se nos muestran a través de la misma.
Película lenta en sus escenas que hacen que el espectador, piense, recapacite en lo que se muestra y en lo que no.
Excepcional.