Crítica de Tatami (2023): reseña y opinión de la película
Puntuación ✪ (4/5)
Las películas sobre deporte forman parte de la historia del cine prácticamente desde su creación. Referentes primigenios como Keaton o Chaplin, ya introdujeron el deporte en sus obras, como por ejemplo Luces de la Ciudad (1931), que tiene una de las mejores escenas de boxeo jamás grabadas. Evidentemente, se ha hecho cine sobre todo tipo de disciplinas deportivas, pero si hay una que predomina es el boxeo.
Seguramente se deba a la libertad que te otorga para hacer paralelismos entre los combates y lo que quiere contar realmente, porque las mejores cintas del género, como Rocky (1976) o Rocco y sus hermanos (1960), no van de pugilismo, tratan la vida de sus protagonistas utilizando el deporte para definirlos.
Además del boxeo, hay mucho cine sobre deportes de contacto, como las películas de Kung-Fu de Bruce Lee, lucha libre, kárate, etc. En este caso se trata una disciplina que no se ha visto demasiado, el judo. Curiosamente el debut de uno de los mejores directores de la historia (siendo prudentes), como Akira Kurosawa, fue La leyenda del gran judo (1943). Pero Tatami (2023) no es una cinta sobre judo, es una crítica política y social crudísima, una reivindicación de una injusticia real que está sucediendo en la actualidad a manos del régimen islamista iraní.

Cartel de la cinta
Todo sucede en unas pocas horas, en el transcurso del campeonato mundial de judo disputado en Georgia, cuando la judoca iraní Leila y su entrenadora, son advertidas y amenazadas de que tienen que abandonar la competición por presiones del gobierno de su país, a causa de intereses políticos. En ese momento, se crea una pesadilla de chanchullos y coacciones muy turbias, a la vez que sigue avanzando rondas en el torneo.
A partir de ese momento la narración se parte en tres escenarios muy definidos que se retroalimentan: los combates del torneo; las discusiones, llamadas, presiones y amenazas en los pasillos del pabellón; y por último las consecuencias que sufre la familia de la deportista en Irán. El ritmo narrativo es una de las mayores virtudes de la película, ya que las tres partes se combinan a la perfección sin sentir que sobre nada en ningún momento. También hace uso de algunos flashbacks para dar contexto sobre Leila, su familia y su trayectoria como deportista, así como la de su entrenadora, que también tiene una importancia capital en la obra.
Tráiler de Tatami (2023)
Aunque la historia que cuenta no es real, está basada en testimonios y sucesos que sí han ocurrido a otros deportistas en otras disciplinas, con el gobierno iraní de por medio. Es muy triste todo lo que muestra, la impotencia, la injusticia y la crueldad por parte de un gobierno hacia su representante y su familia. No es un relato para nada victimista, es reivindicativo y profundamente emocional.
Sin duda lo más destacable y sorprendente es el apartado visual. La fotografía en blanco y negro de alto contraste que tiene, es descomunal y transmite muy bien ese mundo oscuro en el que se va adentrando la protagonista sin poder hacer nada. Hablar de combates y de blanco y negro en la era del color, evoca directamente a Toro Salvaje (1981). De hecho, hay una secuencia de Leila dándose cabezazos contra la pared que homenajea a la obra maestra de Scorsese.
Los combates también están muy bien grabados, con movimientos de cámara que se combinan con el movimiento de las llaves y con un potente uso del sonido. Hay largas secuencias grabadas con planos cenitales bellísimos, y un uso de la panorámica descomunal, que los utiliza con intención de mostrar elementos y personajes que estaban ocultos en el plano y ocultar aquellos que estaban.
En la dirección ha ocurrido algo sin precedentes, y es que por primera vez en la historia han colaborado una directora iraní, Zar Amir-Ebrahimi, que también interpreta el papel de la entrenadora y un director israelí, Guy Nattiv. Se estrenó en el pasado Festival de Venecia y sorprendió por diferentes motivos. Porque trata temas que pocas veces se han atrevido a señalar con la dureza que se hace aquí, porque funcionan a la perfección de manera simbiótica la parte deportiva con la denuncia política y porque consigue que el espectador se emocione y empatice con lo que se está contando.
Ficha técnica:
Tatami (2023)
- Georgia
- Duración 105 min.
- Dirección: Zar Amir-Ebrahimi, Guy Nattiv
- Guion: Elham Erfani, Guy Nattiv
- Música: Dascha Dauenhauer
- Dirección de fotografía: Todd Martin
- Productora: Coproducción Georgia-Estados Unidos; Keshet Studios, Maven Pictures, New Native Pictures, Sarke Studio, WestEnd Films. Distribuidora: WestEnd Films
- Género: Thriller