Crítica de Sound of Freedom (2023): reseña y opinión de la película

Un thriller de acción regular que no está a la altura del revuelo que ha formado

Puntuación ⭐⭐⭐✪ (3/5)

Crítica de Juan Pablo Bargueño

El individuo norteamericano, hijo del destino manifiesto, es incapaz de dormir por las noches: demasiadas injusticias en el mundo. Aunque a muchos les duela, todos y cada uno de los estadounidenses llevan interiorizada la cultura puritana de los primeros colonos. Viven con la mentalidad del privilegiado, del que se encapsula en el bien y se rodea del mal para purificarlo, pero su ceguera es inconmensurable. Los mitos que configuran su cultura —cuentos de hadas un poco cutres— han sido suficientes para justificar todo tipo de monstruosidades. Sus leyendas, historia y constitución se yerguen en el individualismo más prosaico, la violencia extrema y la constante confrontación. El nivel está por los suelos y esta enfermedad cultural la esparce exitosamente por el mundo como un virus.

Las sucias manos del mito y la política estadounidenses han alcanzado, como siempre lo han hecho, a lo único que resulta merecer la pena en nuestros días: el cine. La película dirigida por Alejandro Monteverde, Sound of Freedom (2023), ha removido el avispero de la libertad. Su financiación ha sido vinculada con el movimiento alt-right y los frikis de QAnon, afirmación que en parte es correcta, pero nunca se considera que esta financiación proviene del sistema de crowdfunding, donde cualquiera puede apoyar con su propio dinero. Así pasó, que, paradójicamente, uno de sus inversores fue detenido por algo que la propia película denuncia: el secuestro de menores. También hay que destacar la distribución por parte de la compañía Angel Studios, cuyas producciones presentan tintes conservadores y religiosos, o el papel en producción del activista ultraconservador Eduardo Verástegui, una figura potente en México y de corte católico que está orgullosamente en contra del aborto y el matrimonio homosexual.

Sound of Freedom crítica y opiniones

Cartel oficial en España

Por su puesto, la contraparte política de esta gentecilla alzó el grito en contra de la cinta. Y así han estado, tirándose piedras los unos a los otros. Es difícil predecir lo que ocurrirá con la distribución internacional. En España, que llegará a los cines el 11 de octubre, a saber, pero, tal vez, deberíamos dar un paso atrás y mirar con perspectiva; alejarnos de la disputa circular entre liberales conservadores y liberales posmodernos, reconocer su sociedad pynchoniana y dedicarnos a hablar de la película en sí.

Tim Ballard (Jim Caviezel) es un agente del cuerpo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Su principal oficio se enfoca en los delitos de tenencia y distribución de pornografía infantil y tráfico de menores. Ballard decide dejar este trabajo para, personalmente, ir a Colombia a salvar a un gran número de niños, víctimas del tráfico infantil.

Intensita y mediana

Algunos teóricos afirman que el inicio de la literatura norteamericana reside en las narrativas del cautiverio con leyendas como la de Hannah Duston. Este tipo de historias representan con exactitud los valores puritanos: hay un mal en el exterior y el pueblo puritano debe hacer lo que sea para acabar con ese mal. Sound of Freedom es una remodelación de la narrativa del cautiverio: hay quien se dedica a secuestrar a niños y destrozar su inocencia. Nada nuevo bajo el sol. Es más, los pregoneros que categorizan el filme como una obra maestra, única y que cambiará el mundo no se podrían equivocar más, pues la cinta tiene toques de serie de FOX y Gerard Butler lleva haciendo películas de este estilo toda su vida y nadie se las ha tomado en serio.

Incluso, es posible que Sound of Freedom sea algo mejor que esas películas a las que llamamos “americanadas”. Resulta interesante la forma en la que Monteverde descarta la idea de la acción típica de explosiones y munición infinita, y hace uso de herramientas como el fuera de campo, el desplazamiento metonímico o el plano subjetivo entremezclado con cortes a negro, negándole al espectador su función de mirón ante lo desagradable. Todos estos elementos conjugan de maravilla a la hora de elaborar notables secuencias cargadas de tensión y consiguen que Sound of Freedom sea un thriller de acción decente para ver un sábado por la tarde después de comer. Monteverde consigue lo que quiere, a veces, pues en otras es capaz de pasarse de melodramático.

Tráiler de Sound of Freedom (2023)

Con el comienzo de la cinta, el espectador reconoce la intención del director de conmover por medio de zooms exagerados, música angelical dramática o frases cursis como “los hijos de Dios no están en venta”. Pero el público no es tonto y, aunque en ocasiones el director sea capaz de conformar escenas potentes, finalmente se desinflan por el exceso, logrando separar al espectador de la hipnosis fílmica. Este exceso también reside en los diálogos. Es probable que al escribir el guion, Monteverde y Rod Barr pensasen que los que van a ver su película necesitan que les den de comer el potito haciendo el avión con la cuchara. Todo se sobreexplica y los personajes cuentan su vida con detalle cuando no viene a cuento.

Asimismo, Tim, el protagonista, cumple con las características del arquetipo del héroe hollywoodiense de masculinidad recalcitrante del blockbuster ochentero. El tipo es el norteamericano perfecto: se levanta pronto, hace ejercicio, vive en el extrarradio con su mujer prototípicamente rubia  —mención de honor al papel de la mujer, que solo sale tres veces en escenas que duran dos segundos y que no aportan nada a la película— y cinco hijos sanos y fuertes, trabaja luchando contra el crimen, es listo, es audaz, todo le sale bien… ¿Qué hay de interesante en este personaje? Podemos recurrir a otras obras de temática similar como En realidad, nunca estuviste aquí (2017) y darnos cuenta de que Tim Ballard es un personaje nimio. Su carencia de defectos provoca un desinterés total que se ve compensado por una trama absorbente. Sus intenciones son flojas: un día, un compañero suyo le cuenta que se siente frustrado porque detienen a muchos pedófilos, pero nunca salvan a los niños. Tim decide cambiar eso y está muy bien; uno lo entiende y reconoce las buenas intenciones, pero narrativamente es algo que carece de interés. 

¿La película que lo cambiará todo?

Hay dos ocasiones en las que la cinta introduce imágenes y vídeos reales de gente secuestrando a niños y de las exitosas operaciones de Tim Ballard. La ficción se funde con la realidad y, siguiendo su intencionalidad, funciona muy bien. El objetivo detrás de esta cinta es concienciar al mundo sobre el tráfico de menores. Así lo afirma Jim Caviezel tras los créditos, algo que no recuerdo haber visto antes en una sala de cine. El actor da las gracias al público y nos cuenta que, a través de un código QR, podemos pagar la entrada a otras personas que no puedan permitírselo, con el fin de que la película sea vista por todos.

Esto me hace pensar que el éxito de este filme se debe, en gran parte, a la incapacidad cultural del estadounidense. Sound of Freedom está bien, pero es olvidable y mediocre; no cambiará el mundo, aunque la gente detrás de esta producción lo desee. No han descubierto el australopiteco. Este es, probablemente, el mayor problema de esta cinta: creerse que los demás somos idiotas. 

Conclusión

Entrar a una sala de cine esperando claros mensajes sobre conspiraciones absurdas de logias pedófilas en pizzerías y de suplantaciones raciales consigue que a uno le tiemble el pulso, pero podemos considerar a Sound of Freedom como un thriller de acción decente; un producto formulista estadounidense regular y que trata al espectador con algo de condescendencia. Es perfecta para entretenerse y olvidarse de ella por completo. Presenta elementos artísticos y narrativos interesantes, pero se ven eclipsados por un melodrama exagerado y facilón, un protagonista cliché y un guion con fuertes recaídas.

Ficha técnica:

Sound of Freedom (2023)

  • Estados Unidos
  • Duración 131 min.
  • Dirección: Alejandro Monteverde
  • Guion: Rod Barr y Alejandro Monteverde
  • Música: Javier Navarrete
  • Dirección de fotografía: Gorka Gómez Andreu
  • Productora: Santa Fé Films. Distribuidora: A Contracorriente Films
  • Género: Thriller

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