Crítica de ‘Banda Aparte’ de Jean-Luc Godard
Cuando éramos jóvenes
Puntuación ⭐⭐⭐⭐⭐ (5/5)
Banda aparte (1964) es una película que mezcla el género de drama romántico con el thriller, dirigida por el aclamado cineasta francés Jean-Luc Godard. Esta película fue una adaptación de la novela de la escritora estadounidense Dolores Hitchens, que llevaba por título “Fools of Gold”. Tras cuatro años de su primer film Al final de la escapada (1960), la cual fue considerada como la primera película del movimiento de la Nouvelle Vague, Godard volvió a llevar a la pantalla una historia que traía consigo el atrevimiento y excitación cinematográfica que supuso dicho movimiento. Banda aparte es junto a Jules y Jim (1962) de Truffaut, la película que refleja con mayor notoriedad ese espíritu de libertad creativa y vitalidad que se estaba viviendo en el París de la década de los sesenta.
La película, protagonizada por Anna Karina, Sami Frey y Claude Brasseur, cuenta la historia de un triángulo amoroso, que acaban siendo cómplices de un crimen por cosas de la vida. Teniendo a la dulce y algo ingenua Odile en medio de estos dos jóvenes, la cinta pretende ahondar en ese impulso algo inconsciente que uno tiene cuando es joven; un impulso que muchas veces es frenado de lleno, por la dura y cruel realidad.

Póster de la película
Se trabaja en dos planos narrativos en este sentido, un plano que tiene que ver con el impulso físico y el otro con el impulso emocional. Esto lo vemos especialmente puesto en manifiesto con el papel de Odile; papel que representa el viaje desde la más y absoluta inocencia, hasta el desengaño y consecuentemente pérdida completa de dicha inocencia. Siempre entusiasma ver una película de Godard por su inherente y característica audacia con la cámara y como se divierte con ella.
Uno de los primeros planos del inicio del film da fe de ello, cuando el director decide darnos un plano con los personajes de espaldas dentro de un coche; algo que ya veríamos recurrentemente en otras de sus cintas. Por otro lado, los coches en el mundo de Godard representaban la libertad y la independencia del individuo. Eso va desde este plano en un coche, hasta escenas tomadas dentro del metro de Paris.
Hay como una liberación de poder recorrer localizaciones reales y dejar a un lado la superficialidad ofrecida por los estudios, para jugar literalmente con el medio cinematográfico. La película destaca por sus planos largos, los primerísimos planos con los que presenta a los personajes y la introspección que hace de cada de los mismos. Probablemente una de las escenas más icónicas de la película sea cuando se ponen a bailar en medio de un bar; escena en la que se hace uso de la voz en off de una forma verdaderamente brillante.
Crítica de Banda aparte 1964
La película es excepcional precisamente por esa libertad que se ve tan latente durante todo el metraje, retratando lo confuso, lo estúpido y lo bello de ser joven. Es uno de los mejores guiones de Godard sin lugar a dudas, porque da espacio a que los personajes jueguen dentro de una ambigüedad narrativa que los enriquece, permitiéndoles trazar innumerables posibilidades de desarrollo.
Un largometraje atemporal que nos deja a un personaje para la posteridad, como es el de Odile interpretado por la grandiosa Anna Karina. Esa expresividad conseguida por Godard con esta actriz a través de los innumerables primeros planos que vemos de ella en esta cinta, es algo inaudito; ya que han sido escasos los directores que han conseguido capturar esa sensibilidad que se ve reflejada en la mirada de este personaje. Esa ingenuidad de la escena en la clase de inglés, cuando ella fantasea acerca de un amor que nunca ha experimentado pero que tiene curiosidad de saber si existe o no, es sencillamente preciosa el cómo está rodada y levemente cortada.
Hay una sutileza que me encanta del papel de Anna Karina, que muchos la pueden tildar de tonta pero creo que es justo lo contrario; Godard impregna al personaje de una honestidad brutal, que llega a chocar o impresionar al espectador a simple vista.
Conclusión
Banda aparte es una de las grandes obras maestras de la Nouvelle Vague y un retrato maravilloso de lo que es ser joven e impulsivo; tanto en el terreno del amor, como en el de otras facetas de la vida cotidiana de cada uno. Una audaz y deliciosa película que es pura vitalidad desde el principio hasta su fin. Aunque sobre todo, es una película que nos habla de esa ruptura entre la inocencia y la madurez individual de uno, plasmada de un modo trágico pero verdadero. En definitiva, una cinta idónea para rememorar aquellos momentos de cuando éramos jóvenes y la vida no nos había atado de pies y manos.