Crítica de El regreso de las golondrinas (2022): reseña y opinión de la película
El amor, el campo y los tiempos modernos
Puntuación ✪ (4,5/5)
Crítica de Juan Pablo Bargueño
Parece ser que hay una regla no escrita en el cine en la que si un burro aparece en una película, sin ningún tipo de duda, esta será maravillosa. No me lo invento. De hecho, asusta la veracidad e inflexibilidad de esta regla, por ejemplo en los últimos años, con películas como Almas en pena de Inisherin (2022) o EO (2022).
A esta lista se suma El regreso de las golondrinas (2022), una película escrita y dirigida por Li Ruijun. Por su templanza y sencillez, esta cinta, que está protagonizada por Hai Qing y Wu Renlin, y que llegará a las salas en España el 14 de julio, será de aquellas que, lamentablemente, pasarán desapercibido en un momento de la industria donde priman los subidones de azúcar y la excitación precoz.
Ma (Wu Renlin), un campesino sencillo y trabajador, y Cao (Hai Qing), una mujer tímida y con ciertos problemas físicos por culpa de una infancia traumática, se ven obligados por sus familias a casarse. La vida en el campo es dura y ambos se ayudarán para poder afrontar los contratiempos de la vida, construyendo un nido de amor que será infranqueable para el viento, la sequía o para aquellos ingratos que se aprovechan de los demás.
Belleza a fuego lento
El regreso de las golondrinas va directa a revivir aquellos sentimientos que alivian el cuerpo. El sonido de los árboles en la noche azulada y reflejo de la luna sobre el gua que discurre en un susurro, acompañando a la nada más calmosa.
Póster de la cinta
O, por otro lado, aquello tan característico del verano y que le otorga tanto encanto: el trigo que fluye con la brisa calurosa y, de fondo, las cigarras cantando al sol.
Estos elementos se caracterizan por una fotografía y una composición muy notables, al igual que la magnífica mano en la dirección de Li Ruijun y las sobresalientes actuaciones de Wu Renlin y Hai Qing. El director oriental abraza los tiempos largos y no le teme a la paciencia. En este tipo de casos se suele decir que las películas recompensan al espectador en el tercer acto. Pero no hay ninguna necesidad de recompensar a nadie. Esto es cine en su máxima expresión. El estímulo de la belleza poética del filme es tal, que es imposible, una vez terminada la misma, no elucubrar sobre el amor, la vida y aquello del ser humano que, en ocasiones, parece que merezca la pena. No es algo que haya que esperar. Todos y cada uno de sus momentos son un regalo en el que el espectador se fusiona con la pantalla y se deja llevar con una sonrisa plena.
Tráiler de El regreso de las golondrinas (2022)
Naturalismo cinematográfico
Li Ruijun se envuelve con sencillez en el mundo del campo en el contexto de un país con un desarrollo extremadamente acelerado como es China. El mundo del campo que se representa es naturalista; es decir, el medio natural que se reproduce es crudo y las dificultades que este plantea en el día a día de los protagonistas, siempre desde un prisma realista, hace de su existencia una lucha constante. Tal vez podamos hablar de un “naturalismo contemporáneo” en el que los personajes, aparte de enfrentarse a las asperezas del campo, además deben sobrellevar el cambio tecnológico de nuestro siglo e intentar superar todos aquellos nuevos obstáculos: contaminación, sequías, superproducciones agrarias, sobornos para demoler viviendas, etc.
En el drama de El regreso de las golondrinas se exponen luchas que giran en torno al amor. Se parte de la problemática de los casamientos concertados y se termina con el caciquismo de las zonas rurales. Hay quienes mandan, quienes tienen poder sobre los demás y luego están los subordinados que subordinan a sus iguales (lo peor de lo peor). Aun así, Li Ruijun no se rinde, no cae en el pesimismo y opta por encontrar la respuesta en el amor, en la compañía y en la ayuda a los demás. Qué gran nobleza la de los protagonistas de esta cinta, que nos enseñan lo que es importante de verdad.
Conclusión
Superar el listón de lo que llevamos de año no es difícil. Aun así, a El regreso de las golondrinas no le temblaría el pulso a la hora de destacar en cualquier año pasado de grandes producciones. Su director, Li Ruijun, entiende a la perfección lo que cuenta. En la cinta establece una relación entre el tiempo y el amor, construyendo imágenes bellísimas y momentos mágicos inolvidables. Desde luego, es de aquellas películas que al verlas, uno piensa: «Tarkovski se llevaría las manos a la cabeza y diría aquello del ‘cine poético'».
Ficha técnica:
Yin Ru Chen Yan (Return to Dust, 2022)
- China
- Duración 131 min.
- Dirección: Li Ruijun
- Guion: Li Ruijun
- Música: Peyman Yazdanian
- Dirección de fotografía: Wang Weihua
- Productora: Qizi Films, Beijing Showcase Culture Media, Shenzhen Haiyuan Dream Media, Alibaba Pictures, Aranya Pictures. Distribuidora: BTEAM Pictures
- Género: Drama
EL REGRESO DE LAS GOLONDRINAS
La primera impresión es la de su excesiva duración, aunque se dé por bien empleado el tiempo; luego está la vida agrícola sin profundizar en el “beatus ille”; y la familia o la pareja como medio necesario de desarrollo; los escalones en la división social, la selección natural y la diferencia de géneros. En el trasfondo están los antiguos planes quinquenales estatales que modeló la antigua Unión Soviética y la construcción actual de colmenas humanas favorecidas por los Estados para hacer más populoso el planeta.
El sedicente socialismo y los presuntos planes colectivos. Actualidad.
Una historia en una China que puede ser la actual. Una China rural en la que el sistema social margina a quienes la Naturaleza o la suerte no pone ni siquiera en línea de salida. Una historia en la que el título original- The return to dust-… que traducido como “La vuelta a la tierra” o ”El regreso a la tierra o al polvo” parece acercarse más que “El regreso de las golondrinas”, que suena a romanticismo becqueriano o a que la golondrina tópicamente –salvo mejor opinión ornitológica- anuncie el comienzo de la primavera, aunque algunas no volverán como anticipaba Bécquer.
Una historia china, dura y cruel, que no muestra sino la prolongación en nuestros días de aquella Roca Tarpeya junto a la cima sur de la colina capitolina o aquel monte Taigeto espartano. Pero también desliza que la convivencia genera empatía y ésta el acercamiento y el amor con sus múltiples recíprocos cuidados e intereses.
¿Reivindicar la necesidad de la familia, una vuelta al clan familiar? ¿La familia como selección natural por la propia naturaleza? ¿Una división clasista de los humanos entre los que valen y los que no? Las fichas están dispuestas en el tablero. El espectador mira y ve.
Lenta, parsimoniosa, con más aire de documental que de narración dramática. Para gozar de los planos, de la interpretación, de la fotografía y del colorido, Para una tarde beatífica.
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Deliciosa. Los premios de la seminci nunca defraudan.