Crítica de Música (2023): reseña y opinión de la película
La vida es una partitura cuya belleza reside en sus imperfecciones
Puntuación ½✪ (3,5/5)
Crítica de Juan Pablo Bargueño
En ocasiones toca enfrentarse a verdaderos retos cuando se trata de hablar sobre películas como Música (2023), de Angela Schanelec. Sobre todo, sin saber a estas alturas de qué vale la crítica cinematográfica, si lo que se quiere es intentar convencer al público de ver una película que no tocarían ni con un palo. Cuesta y duele, pues no hay poder en las palabras cuando se trata de hacer el bien, o, al menos, de lo que uno cree que es hacer el bien instando a las personas a aventurarse por los arduos e incómodos caminos de lo desconocido.
El uno de mayo se estrena esta cinta protagonizada por Aliocha Schneider, que cuenta la historia de un chico abandonado en su nacimiento. A los 20 años, tras cometer un homicidio involuntario, el chico se enamora de una celadora de la prisión, con la que, finalmente, formará una familia conectada por un secreto desconocido. Como anuncia su propia campaña, Schanelec reformula el relato de Edipo en una contemporaneidad extraña.
La configuración que propone la directora alemana rompe con cualquier sentido de lo fluido. A partir de una composición milimétrica y exquisita, se construye un mundo paralelo; un mundo en búsqueda de lo humano y lo imperfecto. Fiel reflejo de este asunto son sus personajes. Aunque las comparaciones son odiosas, es imposible no acordarse de los personajes primigenios de Yorgos Lanthimos, esos alienígenas que intentan imitar a los humanos, como en Canino (2009), Alps (2011) o Kinetta (2005). Incluso, los espacios que recorren estas personas parecen de otro planeta donde las voces se han extinguido. La ‘música’, como se referencia en el título de la obra, está impregnada de los vaivenes de la vida que ha quedado olvidada. Es el ambiente el que conforma toda la composición sensorial y narrativa en Música.
Tráiler de Música (2023)
Resultaría poco tentador enfrentarse a un filme tan quirúrgico y demandante si no fuese por pequeños intervalos en los que queda presente la calidez humana que uno siempre anhela. Y queda, en su justa medida, plasmada en los momentos en los que el protagonista huye de ese mundo penumbroso a través del canto. Es su voz angelical la que nos aparta el velo de los ojos a través de canciones maravillosas como Look at me o Milo de Doug Tielli. Incluso, la frialdad robótica de sus personajes se desarma cuando penetra un amor irrechazable; cuando las manos se juntan y las miradas se conocen. Esas treguas son con las que más podemos identificarnos como seres vivos —esta cinta está ontológicamente más cerca de nuestra existencia de lo que pensamos—.
De hecho, la muerte, que está presente a lo largo de la cinta, se impone como un misterio que es mejor evitar. El pasmo ante lo doloroso resulta coherente con la formulación de Música, pero detrás de esta máscara flemática se esconde un tema que nos parecerá cruel, pero irreversible. Porque la muerte surge como un recuerdo que acaba, tarde o temprano, olvidándose.
Es posible que Schanelec haya pensado que la vida es una partitura orquestada por diferentes momentos de subidas y bajadas, con unos motivos u otros, pero que, finalmente, acaba. No obstante, los instrumentos que daban vida a esa partitura seguirán siendo parte de otras. Y para enfrentar a la muerte, será necesario echar la vista atrás, salir corriendo, pedir un abrazo y, cuando se vuelva a mirar hacia delante, dispuestos a seguir con esa sinfonía que fluye a través de las vibraciones de los instrumentos que le dan vida, entonces, nos daremos cuenta de que en el papel está escrito que cantemos y bailemos todo lo que podamos, porque, como ya he dicho, toda melodía tiene su final.
Ficha técnica:
Musik (2023)
- Alemania
- Duración 108 min.
- Dirección: Angela Schanelec
- Guion: Angela Schanelec
- Dirección de fotografía: Ivan Markovic
- Productora: Faktura Film, Les Films de l’Après-Midi, Heretic. Distribuidora: Atalante
- Género: Drama