Crítica de Más que nunca (2022): reseña y opinión de la película

“La nostalgia del mar”

Puntuación ⭐⭐⭐⭐✪ (4/5)

Crítica de Dani Jiménez

Más que nunca es un drama francés, dirigido y coescrito por Emily Atef. La realizadora francesa nos habla a través de esta película, de la aceptación y de cómo encara la muerte, una mujer a la que diagnostican con una enfermedad terminal.

Desde lo dramático que es ya de por sí la premisa de la que parte la película, Emily Atef ahonda desde una honestidad aplastante en las flaquezas y altibajos que sufre alguien que sabe que su muerte está muy próxima, y a su vez, en cómo es casi incomprensible de entender para el resto que no lo está viviendo en sus propias carnes. Sin eludir el dolor, nos encontramos ante un film incómodo y necesario, que nos deja un sabor muy agridulce durante todo su metraje.

Esta cinta estuvo compitiendo el año pasado dentro de la prestigiosa Sección del Festival de Cine de Cannes Un Certain Regard, recibiendo unas críticas bastante positivas desde el comienzo. Estamos ante una coproducción entre varios países, entre Francia, Alemania, Luxemburgo y Noruega respectivamente.

La película está protagonizada por Vicky Krieps y por el desaparecido Gaspard Ulliel, siendo este su último trabajo antes de su inesperado y triste fallecimiento. Más que nunca llega a las salas de cine españolas, desde el viernes 28 de julio.

Más que nunca opiniones y crítica

Póster de la película

Las complejidades del abismo

Una de las cosas que primero podemos apuntar, a la hora de hablar de Más que nunca, es que nos encontramos ante un film muy incómodo de ver. No es complaciente en ningún momento con el espectador, no busca que se haga más liviano el viaje, lo cual me parece acertado y arriesgado si me apuras. Se respira cierto tono cínico y de sequedad, sobre todo en su primera parte. No cae en un melodrama barato, ni busca dar un mensaje optimista de libro de Paulo Coelho en ningún momento, pero no es en última instancia fatalista. Hay un trabajo hecho con mucha mesura a nivel de guion, de puesta en escena y de interpretaciones, que la convierten en algo más interesante de lo que de primeras podías esperar de la película.

Una dupla magnética

Esta película va acaparar en parte la atención del público, debido a que es la última película de Gaspard Ulliel. Y es que encima la protagonizó junto a la que probablemente sea la actriz europea más en forma de la actualidad, Vicky Krieps. No es el tipo de dupla romántica convencional que vemos en el cine, más bien sigue ese rollo áspero, distanciado y seco que venía comentando de la película.

Tráiler de Más que nunca (2022)

No obstante, hay momentos donde la pasión florece, casi de manera abrupta, de manera muy bressoniana, por así decirlo. La fuerza y el peso de la película recaen en Vicky Krieps, demostrando una vez más que da igual lo que tenga que hacer interpretativamente, ella va llegar ahí y es más, te lo va a mejorar. Es imponente el personaje que lleva a cabo, desde esa complejidad y melancolía de persona moribunda; todo un placer verla interpretar y meterse de lleno en el papel.

No obstante, Gaspard Ulliel también supo entender muy bien lo que se pedía de él como coprotagonista, en un papel verdaderamente difícil de encarnar. Hay un trabajo de mesura y contención, que por momentos tiene que verse quebrantado, y él lo lleva a cabo con una hermosura que quedará como parte de su legado como actor.

Morir no es algo fácil

Habría que darle otra vuelta a eso que siempre se ha dicho que “morir es fácil, pero vivir es complicado”. El tener que asumir lo más definitivo que te puede deparar la vida, tratando de seguir teniendo una especie de vida con sus quehaceres y su rutina diaria, es algo que no habíamos visto, al menos sin la romantización o la parte edulcorada que se le ha puesto para que fuera más fácil de sobrellevar ese fatalismo. Sin edulcorar, pero sí desde el humor, el cual parece no abundar, pero lo hay en esta película. No se toma ni en serio ni a broma la muerte próxima de la protagonista, simplemente se ve como lo que es: “una gran putada”.

Por otro lado, y pese a que he comentado que hay cierta frialdad y distanciamiento entre los personajes, también hay una ternura maravillosa. Las secuencias íntimas de la parte final están bellísimamente bien rodadas, con una aproximación súper melosa y pasional. Es por cosas así, por lo que tampoco sale ser categórico a la hora de hablar de este film.

Conclusión:

Más que nunca es una película incómoda, fría, pero que consigue generar una mezcolanza de sentimientos en el espectador que pocas películas son capaces de lograr. Una propuesta arriesgada, que no elude el dolor en ningún momento, que nos habla de lo difícil que es enfrentarte a la muerte y como ella genera una incomunicación absoluta entre la gente que te rodea.

Vicky Krieps y Gaspard Ulliel están enormes en sus respectivos papeles, siendo algo triste de escribir a fin de cuentas, dado a que no volveremos a disfrutar nunca más del gran talento de Gaspard Ulliel. En definitiva, una película honesta, sin contemplaciones, que permanecerá durante días en tu cabeza.

Ficha técnica:

Plus que jamais (2022)

  • Francia
  • Duración 123 min.
  • Dirección: Emily Atef
  • Guion: Emily Atef, Lars Hubrich
  • Música: Jon Balke
  • Dirección de fotografía: Yves Cape
  • Productora: Eaux-Vives Productions, Mer Film, NiKo Film, Samsa Film
  • Género: Drama. Romance

1 comentario en «Crítica de Más que nunca (2022)»

  1. MÁS QUE NUNCA
    Aunque el título más acerca al sensacionalismo circense, es el nombre de su realizadora -“Algún día nos lo contaremos todo”- el que nos invita a ver su doblete en pantallas del mismo edificio. El resultado de la muestra es una factura técnica muy loable. Del viento brisa que mecía las mieses de la Alemania reunificada pasamos al agua acariciadora del oleaje en los fiordos noruegos. Tal vez lo que el mensaje dice que, a las claras, para un bien morir huye de las confortables capitales y acércate a lo que parecen lugares idóneos durante los cuatro días que vas a estar esperando, si se ha escrito ya tu destino, la llegada de las Moiras. Una Hélèna de 30 años bien puesta, bien presentada, enamorada, feliz, es diagnosticada con una fibrosis pulmonar idiopática (los tejidos pulmonares se solidifican y sin su elasticidad natural no funcionan).
    Su marido apunta seguir los apuntes médicos de medicarse para un trasplante sin garantías que, incluso, puede plantear un rechazo para una segunda tentativa. Ella parece orientarse a una muerte con la naturaleza de compañera única. Y por las redes sociales contacta a Noruega con un extraño que también espera a las Moiras y se va a Noruega. Muchas preguntas directas e indirectas del espectador al relato. El marido la busca; se siente engañado, arrinconado, rechazado en su ayuda y apoyo…
    En la historia contada, sólo el sexo se muestra como lazo que une in extremis las promesas y juramentos pasados. ¿Trasplante o despido final? Decisiones en el límite. ¿Sirven los postulados morales de la cotidianidad? ¿Se distinguen distintos prismas personales según el grado de ansiedad?
    ¿Cómo hay que aceptar la muerte? Para qué se vive la vida? ¿Quién lo ha dicho y qué a dicho a quien? Película profunda pero ligera. Y no es un contrasentido. Es que no aporta soluciones sobre qué moral aplicar. ¿Se ve la mano del movimiento “M Too”? Ya en 1973 se estrenó “Cuando el destino nos alcance” de Richard Fleischer presentando una forma de morir voluntaria y placentera en un personaje interpetado por Edward G. Robinson. En ésta, las excesivas concesiones de guion oscurecen la dignidad y la voluntad humana ante la cercanía de la muerte. Se queda en curiosidad, no mueve a reflexión.

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