Crítica de Los que se quedan (2023): reseña y opinión

Puntuación ⭐⭐⭐⭐✪ (4/5)

Crítica de Cristian Pestana (@cjpestanaalves)

Los que se quedan es una película dirigida por Alexander Payne, cineasta norteamericano conocido por su trabajo en producciones como Ciudadana Ruth (1996), Election (1999), A propósito de Schmidt (2002), Entre Copas (2004), Los Descendientes (2011), Nebraska (2013) y Una Vida a lo grande (2017).

El estilo cinematográfico de Payne se caracteriza por un marcado carácter indie enfocado en las relaciones humanas y sus diferentes aristas, con temas que van desde las amistades duraderas hasta la pérdida, las segundas oportunidades y los traumas del pasado. Este amplio abanico de ideas hace de Payne uno de los mejores directores en el género dramático y un autor excelso por la sensibilidad particular de su puesta en escena.

Entre los galardones que ha cosechado a lo largo de su carrera, destacan los obtenidos en los Premios Oscar en la categoría de Mejor Guion Adaptado por Entre Copas y Los Descendientes, así como las nominaciones a Mejor Director por Entre Copas, Los Descendientes y Nebraska.

Ahora llega el turno de hablar sobre Los que se quedan, la nueva propuesta de Payne que se perfila como una fuerte candidata en la venidera temporada de premios y posee los elementos fetiches del director antes mencionados dentro de su narrativa, además de contar con un reparto en estado de gracia y un contexto invernal acogedor listo para envolver a los espectadores.

Crítica de Los que se quedan 2023. Opiniones y reseña

Póster de la cinta

¿Funciona esta nueva propuesta o se trata de una curiosidad menor en la filmografía de Payne?

Paul Hunham (Paul Giamatti), un profesor cascarrabias de un prestigioso colegio americano, se ve obligado a permanecer en el campus durante las vacaciones de Navidad para velar por un puñado de estudiantes que no tienen a dónde ir. Contra todo pronóstico, la convivencia le llevará a forjar un insólito vínculo con uno de ellos, un inteligente y problemático muchacho con sus propios traumas, y con la jefa de cocina de la escuela, que acaba de perder un hijo en Vietnam.

Lo primero que salta a la vista durante el visionado de Los que se quedan es, como ya habíamos mencionado unos párrafos atrás, su potente reparto. Tres personajes centrales son los que componen el grueso de la narrativa y cada uno está interpretado a la perfección por el actor correspondiente. Paul Giamatti hace un trabajo soberbio como Paul, una figura que no tiene filtro y posee un sentido del humor sarcástico a la hora de relacionarse con su entorno.

Aunque no agrada en primera instancia, Giamatti logra que este peculiar maestro adquiera matices profundos a medida que avanza la historia y despunte un lado empático que alcanza sus puntos más fuertes durante el tramo final. Una labor poliédrica que se posiciona entre las mejores actuaciones de Giamatti y puede verse recompensada en la próxima edición de los Premios Oscar.

Por otra parte, el joven Dominic Sessa deja una impresión memorable en el rol del estudiante rebelde Angus Tully. Como en el caso de su compañero, tenemos un personaje con el que hay una distancia considerable en las primeras secuencias de la cinta por su carácter frío y atronador, pero poco a poco esa coraza se derrumba y Sessa nos regala una interpretación sólida donde hace gala de un desparpajo tremendo y consigue conmover al espectador hasta las lágrimas durante una escena clave, que se configura como uno de los mejores momentos cinematográficos del año. Un talento a tener en cuenta con un potencial enorme dentro de la industria.

Tráiler de Los que se quedan (2023)

Pero, sin lugar a dudas, el corazón de la cinta es la actriz Da’Vine Joy Randolph como la cocinera Mary en una actuación que brilla por los diferentes registros que nos ofrece la actriz norteamericana, en un ejercicio de contención que deviene en momentos de gran intensidad dramática, humor y ternura con un cariz humanista que sorprende por su autenticidad y cercanía con los espectadores.

El tándem que forman los actores funciona a la perfección con una química estupenda que los hace ser creíbles en su plasmación de un grupo de renegados que forman una amistad significativa e inesperada en circunstancias extraordinarias. Otros intérpretes que aportan buenas contribuciones son la actriz Carrie Preston como la alegre Lydia Crane, el interés romántico de Paul y el actor Michael Provost que despliega mucho carisma en sus breves apariciones como Jason, compañero de habitación y enemigo de Angus.

Otra virtud indudable es el guion escrito por David Hemingson. En él, se concentran todas las obsesiones narrativas de Payne junto a temáticas cargada de sentimiento como la amistad, el abandono y la salud mental para desarrollar una historia hermosa que bebe de producciones de los años 70 en su forma y fondo, además de rememorar el trasfondo inspirador de las cintas de Frank Capra, donde lo cotidiano da paso a importantes destellos de esperanza y el ambiente navideño se siente en todo momento. Desde sus primeros compases, hay un regusto agridulce que impregna la trama, con la presentación de nuestros personajes principales en una atmósfera desencantada que se nutre de la monotonía diaria y las secuelas de la Guerra de Vietnam. Este primer acercamiento ostenta un ritmo desigual que se va enderezando de manera prolija una vez que nuestros protagonistas deben hacer frente a sus predicamentos y congeniar entre ellos.

Desde ese momento, Los que se quedan se convierte en un estudio de personajes fascinante y una dramedia emotiva, con puntazos de humor divertidísimos y espacios de reflexión que adquieren un tono contemplativo e involucran a los espectadores dentro de la psique de los personajes con efectividad. El equipo de apoyo y comprensión mutua que forman entre ellos nos permite entrever la naturaleza intrinseca de las relaciones humanas que Hemingson desglosa como un avatar fiel a la visión de Payne. La nostalgia por lo perdido es un factor clave en el comportamiento de Angus, Paul y Mary, lo que moldea cada una de sus decisiones y forma un compendio de anécdotas personales tristes y profundamente empáticas. Para su tramo final, las aventuras de este grupo culmina en una nota reconfortante y catártica que eleva el alcance temático de Los que se quedan a un nuevo nivel de significado y múltiples capas de entendimiento.

En el apartado técnico, Los que se quedan evoca el cine de los 70 con gran acierto formal. El diseño de producción nos transporta a la Nueva Inglaterra de la época con mucha atención al detalle y una dirección de arte cuidada que transforma cada espacio en escenarios con vida propia, desde el internado donde tiene lugar gran parte de la historia hasta el tradicional bar del pueblo con pequeños elementos que le dan estilo a los establecimientos. Luego, la recreación de la ciudad de Boston en la segunda mitad de la cinta también brilla y se nota la tendencia habitual en las películas de Payne de grabar en locaciones populares, como el Teatro Orfeo y el parque Common. La fotografía de Eigil Bryld es otro elemento indispensable para capturar la estética de los 70 con planos largos que nos adentran en las imágenes y encuadres retro que capturan la paleta visual predominante de  las producciones setenteras y la música de Mark Orton combina composiciones originales de carácter atmosférico con un soundtrack repleto de villancicos navideños y canciones de intérpretes como The Allman Brothers Band, Tony Orlando and Dawn, Labi Siffre y Cat Stevens.

En conclusión, Los que se quedan es otra joya intimista de Alexander Payne que cuenta con un reparto excelso y una historia de gran poder sentimental para entregar una experiencia inolvidable. Es una de las mejores películas del año.

Ficha técnica:

The Holdovers (2023)

  • Estados Unidos
  • Duración 133 min.
  • Dirección: Alexander Payne
  • Guion: David Hemingson
  • Música: Mark Orton
  • Dirección de fotografía: Eigil Bryld
  • Productora: CAA Media Finance. Distribuidora: Focus Features
  • Género: Comedia. Drama

1 comentario en «Crítica de Los que se quedan (2023)»

  1. Excelente reseña, con comentarios muy acertados y con buen conocimiento de los parámetros que se manejan a la hora de evaluar y realizar una crítica sobre un muestra cinematográfica. La película me parece muy buena elección para ver en este época decembrina

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