Crítica de La tierra prometida (The Bastard) (2023): reseña y opinión

La ambición y la violencia conviven con el optimismo de uno de los personajes más humanos de la últimas décadas

Puntuación ⭐⭐⭐⭐✪ (4/5)

Crítica de Juan Pablo Bargueño

El mundo se organiza alrededor de fenómenos despreciables. Y pocos son tan nauseabundos como el despotismo y las tropelías de los poderosos, y, en consecuencia, el servilismo de los lameculos. ¿A caso estos aduladores han sido educados en la condición feudal? ¿Quién se atrevería a formar en tan indignas cualidades?  No hace falta que el cine venga a darnos lecciones de nada. No nos tenemos que ir muy lejos. Nuestra historia los ha tenido —y sigue teniendo, tristemente— a raudales.

Cuando se carece de una moral sana, las diferencias se acentúan, las medias verdades se vuelven peores que las mentiras y al final acaban pagando los trabajadores. El honor, alejándonos de la concepción altisonante comúnmente utilizada por personajes acomplejados, mediocres y cobardes, es algo que ha escaseado en nuestra corta existencia. Y de ahí nacen ficciones maravillosas donde el bien vence al mal. Bajo este concepto tan simple se erige la nueva cinta de Nikolaj Arcel, La tierra prometida (2023), que llega a España el próximo dos de febrero.

En la película Mads Mikkelsen da vida a Ludvig Kahlen, un hombre que debe enfrentarse a la irresponsable burocracia de la corona danesa para llevar a cabo su proyecto de vida: establecer los primeros cultivos en una tierra baldía conocida como “el páramo”. Sin embargo, su misión se verá constantemente interrumpida por las agresiones del terrateniente Frederik Schinkel (Simon Bennebjerg), un noble rencoroso y vil que asegura que esa tierra es propiedad suya.

Tierra prometida opiniones y critica

Póster de la cinta

Da la sensación de que la presencia de Mads Mikkelsen en una producción es señal de calidad —espero que nadie se acuerde de Indiana Jones y el dial del destino (2023), Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore (2022) o Chaos Walking (2021), ejem—. Bueno, es posible que esta sentencia no se sostenga por ningún lado, pero la plasmo como un juicio para el futuro porque es difícil ponerle un pero al señor Mikkelsen como actor, uno de los mejores de nuestra época.

Su trabajo, efectivamente, vuelve a ser sobresaliente interpretando Khalen, un tipo poco afectivo —la vida no le ha sonreído nunca—, centrado y con un gran sentido del honor. A primera vista, esta historia escrita por Nikolaj Arcel y Anders Thomas Jensen presenta unos personajes motivados por la ambición, pues Khalen busca realizar un hito con el fin de conseguir el título nobiliario y su rival, Schinkel, también lucha por esas tierras. Sin embargo, esta premisa tan cercana a Pozos de ambición (2007) de Paul Thomas Anderson se transforma a través del clásico conflicto entre el bien y el mal, donde el honor y las convicciones morales juegan un papel fundamental, al igual que en Silencio (2016) o El hombre que mató a Liberty Valance (1962).

Tráiler de La tierra prometida (2023)

Por lo tanto, Arcel y Jensen optan por un dualismo muy marcado entre Khalen, quien resulta ser uno de los personajes más humanos de las últimas décadas, y Schinkel, un demonio indomable que es malo con ganas —espectacular el trabajo de Simon Bennebjerg, pues hacía mucho que no le cogía tanto odio a un villano—. Esta dualidad se ve enmarcada en las impresionantes imágenes tomadas por Arcel y su director de fotografía, Rasmus Videbæk, donde los asombrosos planos generales del infinito campo, en contraposición con los interiores del ostentoso y vacío palacete de Schinkel, delinean el bello camino hacia la libertad y la esperanza.

Pero esta historia de buenos contra malos también tiene sus grises y resulta inevitable la aparición de la violencia. Por supuesto, los maquiavélicos planes de Schinkel despiertan la naturaleza más violenta de los personajes protagonistas, como en el caso Ann Barbara (Amanda Collin), una mujer fuerte capaz de rasgarse las vestiduras cuando la cosa se pone peliaguda, o el del propio Khalen, extremadamente mortífero por su pasado militar.

Arcel sale victorioso en esta cinta en la que el drama “buenrollista” se retuerce y no duda en sorprender con escenas en las que al cámara sigue a un monstruo desesperado. Todo se desarrolla en su justa medida y, aunque presente alguna reminiscencia a los planos secuencia de Robert Eggers en El hombre del norte (2022), no se deja embaucar por el exceso. Podría ser más equilibrada —la culpa la tiene su final—, pero, en definitiva, hablamos de una espléndida película que sí o sí hay que ver en la gran pantalla.

Ficha técnica:

Bastarden (2023)

  • Dinamarca
  • Duración 127 min.
  • Dirección: Nikolaj Arcel
  • Guion: Nikolaj Arcel, Anders Thomas Jensen
  • Música: Dan Romer
  • Dirección de fotografía: Rasmus Videbæk
  • Productora: Koch Films, Nordisk Film, SVT, Zentropa, Plaion Pictures, Nordisk Film, TV2. Distribuidora: BTEAM Pictures
  • Género: Drama

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