Crítica de La primera profecía (2024): reseña y opinión de la película

El misterio se desarrolla a fuego lento, con un cariz elegante que da paso a la vertiente más perturbadora del terror religioso una vez que Margaret se ve asediada por visiones aterradoras y la historia deviene en secuencias gráficas donde la sangre y las vísceras cobran protagonismo. Esto hace que sea una cinta dirigida a un nicho específico de espectadores pero es innegable la calidad escalofriante de estos momentos, que logran mantener a los espectadores en tensión.

La influencia de producciones clásicas del género como El Exorcista y La Semilla del Diablo se siente en la plasmación de ciertas secuencias, así como el homenaje a la cinta de 1976, de la cual se nutre y hace referencia en numerosas ocasiones, culminando en un epílogo donde se arman puentes entre ambas producciones y la historia de Margaret culmina con una de las escenas más impactantes del año, además de abrir un horizonte a nuevas secuelas y demostrar que existen formas distintas de revivir a franquicias populares sin recurrir a los mismos clichés de turno a los que nos han acostumbrado en los últimos años.

El apartado técnico de La primera profecía es otra colección de aciertos que realzan sus virtudes. El diseño de producción de Eve Stewart nos lleva a las calles de una Roma lúgubre que evoca el ambiente del terror setentero y los pasadizos del Orfanato Vizzardeli, recreado en dos edificios de Villa Parisi y una granja en Procoio. Un trabajo notable con pequeños detalles ocultos en cada rincón y una puesta en escena soberbia que la hace ideal para ver en una sala de cine. La fotografía de Aaron Morton es un experimento visual asombroso al valerse de una estética gótica y sacar el máximo provecho de las escenas nocturnas con las sombras y claroscuros para generar tensión, además del uso de primeros planos y paneos rápidos para crear un efecto desorientador a lo largo de la cinta. El vestuario de Paco Delgado dota de una personalidad muy marcada a cada novicia y las enmarca como figuras envueltas en la penumbra del orfanato.

La música de Mark Korven utiliza cánticos religiosos mezclados con gritos femeninos y lamentos para crear un paisaje sonoro espeluznante, además de incorporar temas de la banda sonora compuesta por Jerry Goldsmith para la producción de 1976, en concreto la canción «Ave Satani«, nominada a un Premio Oscar a la Mejor Canción Original. Los efectos visuales poseen un acabado práctico que potencia la efectividad de las secuencias más desagradables de la historia, logrando que los cuerpos calcinados, desmembramientos y nacimientos profanos tengan un aspecto estremecedor y regalen imágenes que permanezcan en la memoria del espectador una vez culminada la función.

El reparto de La primera profecía está liderado por la actriz Nell Tiger Free que demuestra un talento natural a la hora de sumergirse en el personaje de Margaret, un rol demandante a nivel físico y dramático, reto del que Tiger Free sale muy bien librada y su carisma da paso a un despliegue actoral fascinante. Por otro lado, las actrices Sonia Braga y María Caballero dan vida a figuras siniestras, mientras que Bill Nighy vuelve a demostrar su gran talento en un rol limitado pero memorable y Ralph Ineson cambia su registro actoral usual para interpretar al enigmático Padre Brennan.

En conclusión, La primera profecía es una propuesta refrescante dentro del cine de terror contemporáneo gracias a su buen manejo de los sustos, reparto en forma y una historia inteligente que desvela sus misterios de manera sofisticada. Recomendada para los amantes del terror extremo.