Crítica de El superviviente de Auschwitz (2021): reseña y opinión de la película

Más que un telefilme

Puntuación ⭐⭐⭐✪✪ (3,5/5)

Crítica de Juan Pablo Bargueño

Si algo triunfa en la industria cinematográfica, pueden estar seguros de que ese ‘algo’ se exprimirá hasta el fin de los días. Por esta razón no sorprende cuando cada año se estrenan películas sobre el Holocausto. Así se les dice generalmente, aunque el Holocausto se quede holgado, pues la verdadera gallina de los huevos de oro es el campo de concentración de Auschwitz. A pesar de la mirada conmiserativa del público hacia todas aquellas historias de la Segunda Guerra Mundial, resulta inquietante la forma en la que aquel complejo en Polonia se ha convertido en un símbolo, aunque no queda claro si en un símbolo de la humanidad y su historia, o en un símbolo-producto del capitalismo.

Sin ir más lejos, en el 76º Festival de Cannes, Jonathan Glazer estrenó el plato fuerte cinematográfico sobre el exterminio judío: The Zone of Interest (2023). Aun así, este año en España habrá una cinta más de la misma temática. El superviviente de Auschwitz (2021), que llega —tarde— a los cines el próximo 22 de septiembre, implica el regreso de Barry Levinson —conocido por películas como Rain Man (1988) o Good Morning, Vietnam (1987)— en dirección.

Levinson vuelve a las historias reales con la vida de Harry Haft (Ben Foster), un boxeador polaco que sobrevivió a Auschwitz luchando a vida o muerte contra sus compañeros en combates de boxeo. Tras escapar, Haft viaja a los Estados Unidos y, con la ayuda de Miriam Wofsoniker (Vicky Krieps), remueve cielo y tierra para encontrar a su primer amor, Leah (Dar Zuzovsky). Su plan es conseguir un combate con el legendario Rocky Marciano para que Leah sepa de su supervivencia.

El superviviente de Auschwitz crítica y opiniones

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La complejidad del tiempo

La historia de Haft, al menos como la quiere contar Levinson, es tarea complicada. La concepción del filme requiere de elementos temporales y un cuidado inflexible a la hora de montar las piezas. La cinta empieza in extrema res; es decir, por el final de la historia. Después, pega un salto en el tiempo hasta los años 50 y, de aquí en adelante, esta temporalidad coexiste con muchas analepsis en blanco y negro.

Estas piezas no acaban de encajar, dándole a la película un ritmo desacompasado. El interés por la vida de Haft reside en su desempeño en Auschwitz. Este hecho acaba siendo reiterante, pues es constante que el personaje de Haft relacione todos los sucesos que le ocurren con su pasado, por su puesto acompañado de flashbacks oportunistas que denotan la intencionalidad sensibilizadora de la cinta. Las constantes referencias a su pasado acaban por aburrir, pues la única justificación y profundidad que se le da a la historia es la de haber sobrevivido al Holocausto, y todas aquellas subtramas que envuelven a Haft, como la soledad del boxeador, la relación con su familia o el enamoramiento repentino, se ven refrenadas.

Tráiler de El superviviente de Auschwitz (2021)

La limitación de la artificialidad

El superviviente de Auschwitz es una cinta difícil de abordar por sus irregularidades técnicas. El filme rezuma esa artificialidad tan decepcionante de los telefilmes, donde la puesta en escena es simplona. En el caso de que así fuese constantemente, no podríamos culpar a Levinson por cualquiera de los miles de motivos detrás de la producción. No obstante, parece ser que algunos días de rodaje se levantaba con el pie derecho y se decidía a hacer arte. Esto es, Levinson peca, en ocasiones, de vagancia.

Hay una sensación constante: la película se queda a medio camino entre el telefilme y el melodrama con objetivo premios Óscar. De un momento a otro, escenas baratas de calles neoyorquinas vacías se transfiguran en imágenes que captan la respuesta al sentido de la humanidad. Los bares sin alma se ven decolorados, transformándose en vallados electrificados, cenizas y fuego. La fotografía de George Steel consigue salvar más de una vez el sopor de una escena insufrible con la tranquilidad de un plano estático. Tras una larga sucesión de secuencias frenéticas, contemplar dos manos unirse sobre la arena de la playa con el sonido de la resaca de fondo, es potente, es liberador, es arte.

Otra de sus irregularidades son los personajes. Ben Foster comienza con timidez y acaba ofreciendo una interpretación implacable con ciertas reminiscencias al Jake LaMotta interpretado por Robert De Niro en Toro Salvaje (1980). De la misma forma, la pequeña aparición de Danny DeVito le da sustancia a la cinta con un toque clásico de extroversión italoamericana. Por otro lado, sorprende lo tibia que llega a ser el personaje de la grandiosa Vicky Krieps, más problema del guion de Justine Juel Gillmer que de la actriz, que se ve obligada a interpretar un personaje irritablemente inocente. Asimismo, Billy Magnussen encarna a Schneider, un oficial de las SS que resulta un intento de nazi cruel que no es más que un vulgar gritón; un psicópata poco despiadado cuya fachada es más interesante que el interior.

Conclusión

El visionado de El superviviente de Auschwitz es comparable con la dopamina de la recompensa, pues sus pequeñas virtudes salvaguardan al espectador de lo mediocre. Si bien la cinta falla en su desajustada narración, su puesta en escena de telefilme y unos personajes secundarios espantosos, consigue mantenerse en pie gracias a varios milagros técnicos y las excelentes actuaciones de Ben Foster y Danny DeVito. En definitiva, la película aprueba, en lo general engancha y, finalmente, resulta satisfactoria.

Ficha técnica:

The Survivor (2021)

  • Estados Unidos
  • Duración 129 min.
  • Dirección: Barry Levinson
  • Guion: Justine Juel Gillmer
  • Música: Hans Zimmer
  • Dirección de fotografía: George Steel
  • Productora: New Mandate Films, Bron Studios, Creative Wealth Media Finance, HBO y Pioneer Stilking Films. Distribuidora: Diamond Films
  • Género: Drama

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