Crítica de ‘El año del descubrimiento’ de Luis López Carrasco
Un nuevo informe general
Puntuación ⭐⭐⭐⭐⭐ (5/5)
2020 ha sido un año difícil para el cine, no hace falta decir porqué, pero también ha tenido grandes películas, y una de ellas en el terreno del documental es El año del descubrimiento. Un documental compuesto de unas entrevistas realizadas en el bar Tana de Cartagena a ciudadanos de a pie y sindicalistas que presenta una radiografía sincera de la historia de España en los últimos 30 años.
Tomando como clímax el ataque a la Asamblea Regional de Cartagena, el documental trata la historia reciente de Cartagena, desde los años de Posguerra hasta hoy pasando el Franquismo y la Transición. Pero el tema central de la película es la desindustrialización de España y por ende de la ciudad, que perdió en pocos años casi todas sus fábricas.
Una historia común a otras zonas de España, que dejó atrás la industria para pasar a una economía de servicios en el que el turismo es la principal fuente de ingresos y generando nuevos problemas como la gentrificación, por la que los ciudadanos pasan a ser extraños de su propia ciudad. Ya no son el centro de atención de las acciones del Ayuntamiento, más preocupado por los turistas que por los vecinos.
Póster de la película
Una España de ladrillo y hormigón que se muestra con orgullo en un spot de Barcelona 92, presumiendo de las grandes obras; desde estadios hasta carreteras, para poder acoger este evento. Una política de obras faraónicas que siguió presente en la economía española nos llevó a la Crisis de 2008, pero hoy en día seguimos apostando a este modelo como por ejemplo ocurre con la torre del puerto de Málaga.
Grabada en Hi-8, un formato cercano al VHS, que, junto a anuncios del 1992, como el que se puede ver más abajo de los Juegos Olímpicos de Barcelona que aparece en la película, tanto como la Expo y como una tienda de revelados de fotos del Continental (ahora Carrefour), nos contextualiza en la época que se va a centrar todo, principios de los 90.
En el montaje, sorprende su uso de la pantalla dividida como pasaba en Lux Æterna (2019) de Gaspar Noé, aunque en El año del Descubrimiento este recurso en cierta forma representan nuestros dos ojos, como si estuviéramos mirando la escena desde dos posiciones, desviando la atención con el sonido ambiente típico de un bar de barrio: las conversaciones cruzadas, las cucharillas o la máquina tragaperras. Algo que en otras obras (ya sean de ficción o documental) se omite por ser superfluo y molesto, pero que aquí complementa. La vida de estos trabajadores, que lucharon en estos años, se nos presenta desde la perspectiva del operario y su familia. Un modo de subsistir asociado a la fábrica donde una persona parecía estar predestinado a ser parte desde que nace sin posibilidad de buscarse la vida de otra forma.
Pero también se trata la parte negativa, como la precariedad laboral, la contaminación y la mala calidad de vida en la zona. Ejemplo de ello es cuando había una fuga en la refinería y la gente debía quedarse en las casas encerradas con las ventanas cerradas, junto al smog que resuenan a elementos de la Inglaterra victoriana, pero esa era la vida en algunas partes de España hasta hace poco. Este dualismo de las consecuencias vivir cerca de una fábrica y vivir de una fábrica se plasma en una declaración: “Yo estaba trabajando dentro de una fábrica de la que mi mujer e hijos protestaban contra ella”.
El año del Descubrimiento no se queda el día que las fábricas cerraron y se muestra el presente de una población que se busca la vida como puede, y la generación que ha crecido ya sin un futuro garantizado a la sombra de la chimenea y como en otros sitios, tienen que irse a fuera para poder trabajar.
Otros temas que se tratan en el documental es el machismo, ya sea en el trabajo o incluso en la lucha social, la crisis económica o la xenofobia. Además de la progresiva desmovilización de la izquierda y el movimiento obrero, que hizo que Cartagena “la roja”, bastión naval de la República, pasara de ser una de las ciudades más reprimidas (con fusilamientos en el campo de fútbol con bandas de música) a ser recientemente un feudo de Vox. Un giro ideológico que vemos de las declaraciones de los participantes, y son en parte, consecuencia de esta desindustrialización y cómo el Partido Socialista Obrero Español, principal fuerza de la izquierda española, fuera quien patrocinara y llevara a cabo esta reconversión que dejó a tanta gente en la calle y no luchara por los trabajadores, que terminaron desencantados con unas fuerzas que les abandonó cuando más falta les hacía.
La crisis, sus consecuencias y la inmigración ilegal han hecho que las ideas de Abascal calen en esta zona. Pero esto es por otro lado uno de los puntos a favor de este documental, la neutralidad y la forma en la que se da voz a todos los puntos de vista, sin recurrir al sesgo ideológico que se tiende a tener en el cine español, permite al espectador sentirse representado y formar su opinión a la vez que vérsela rebatida en menos de una hora.
El año del Descubrimiento es junto a Las Niñas, un binomio que nos presenta la cara B de 1992, uno desde el documental y la otra desde la ficción que nos enseña que no todo fueron grandes sucesos en ese año y que España no ha evolucionado tanto como se tiene el recuerdo colectivo con ese punto en la historia del país.