Crítica de Días extraños de Kathryn Bigelow
El futuro que un día superamos
Puntuación (5/5)
La ciencia ficción no siempre requiere ir al espacio o tener coches voladores dentro de megaciudades de rascacielos imposibles. hay veces que se puede plantear una historia con elementos de este género dentro de un mundo más o menos cercano al que vive la obra en su momento, como por ejemplo Creative control de Benjamin Dickinson o Her (2013) de Spike Jonze.
Dentro de esta línea está Días extraños (1995) de Kathryn Bigelow, aunque a diferencia de los ejemplos anteriores, estrenados en la década de 2010, el largometraje de la directora californiana se plantea desde la perspectiva de los años 90, cuando los teléfonos móviles solo eran para llamar e Internet era un concepto extraño para la mayoría del público.
Días extraños transcurre en 1999, exactamente en los últimos días de año, cuando se prepara el mundo para celebrar el fin del milenio. En este ambiente, en Los Ángeles, un traficante de discos virtuales que permiten experimentar recuerdos, Lenny Nero (Ralph Fiennes), recibe un disco extraño del asesinato de una amiga de Nero. Con su amiga Mace (Angela Bassett), una chofer y guardaespaldas, trataran de descubrir quien cometió el crimen.
Póster de la cinta
La ciudad angelina que trata la película de Bigelow, escrita por James Cameron y Jay Cocks, es una distopía que se nota derivada de los disturbios que acarrearon la ciudad en 1992. Desde el coche, el medio de transporte por excelencia en esta urbe, se ven mendigos, disturbios y atracos alternados con policías armados con rifles y la Guardia Nacional montando controles con tanques incluidos. E incluso se puede llegar a ver un par de coreanos saliendo a vigilar su tienda con rifles recordando a los “Roof Koreans”.
Una ciudad en caos en la que prácticamente cada esquina llueve los molotovs y hay coches ardiendo. Irónicamente, esta parte de la película se ha hecho realidad unas cuantas veces. Durante el filme, se hace una crítica a la brutalidad policial, condensada en la conspiración en la que se ven envueltos los protagonistas, volviendo a los disturbios que ocurrieron años antes con momentos que recuerdan a la muerte de Rodney King. Con su propio mártir, Jericko One, un rapero y activista que consiguió unir a todos. Aunque como suele ocurrir en este tipo de filmes, al final son unas manzanas podridas y no el cesto.
En este ambiente se mueve Días extraños, que nos recuerda que se acerca el año 2000, el inicio de una nueva era con carteles a lo largo de la ciudad, imágenes multiculturales que, como toda obra futurista, se plantea la sociedad como un crisol de las culturas de la tierra que se plasma por ejemplo en la gran fiesta del Hotel, con un concierto de música africana, tambores japoneses y gaitas. En cierta forma, plasmar la globalización que se viene. Un mundo acaba para empezar otro, el día del Juicio final, el Apocalipsis de los 1000
Crítica de Días extraños 1995
La estructura dentro de lo que cabe es simple. El final, con su momentos de clímax, al final acaba siendo el clásico en las producciones de Hollywood. El protagonista de esta historia, Lenny Nero, es la perfecta representación del antihéroe típico de la historias de cine noir, un exagente de antivicio fracasado anclado en el pasado, intentando volver con su expareja Faith Justin, interpretada por Juliette Lewis que ahora sale con Philo Gant, el agente de Jericko One.
Nero se mueve en el borde de lo legal, conocido por los bajos fondos y con una labia que consigue lo que quiere, tiene sus principios, no trafica mini-cds snuff, o sea, de asesinatos y muertes, como lo deja claro al inicio con Tick, su amigo que le consigue el material. Es curioso como en 1995 los mini cds parecían un elemento novedoso y curioso y en 2022 hayan quedado hace tiempo desfasados. Pero si hay un elemento que hoy en día sigue vigente y con futuro es la realidad virtual, mientras en nuestros días se orienta mas hacia el uso de gafas, en Días extraños es mediante el SQUID, un programa de entrenamiento del FBI que acabó en el mercado negro.
Este objeto, conectado de manera inalámbrica entre el aparato y el reproductor, permite al usuario experimentar recuerdos como si los estuviera viviendo. Una visión curiosa de la realidad virtual y el punto más fantasioso de la historia, pues el resto se mueve más en un retrato un tanto exagerado de Los Ángeles tal como se comentó en 1992.
Otro ejemplo de los años 90 es el club al que va Lenny y actúa Faith, un retrato de la cultura de la época se presenta como un club extremo, donde los camareros llevan monos naranjas como presos, hay rejas y vallas y parte de la animación son por ejemplo unos personajes vestidos con Lenny Valero (Ralph Fiennes) usando el SQUID camisas pardas a punto de quemar libros, imágenes impactantes con los que nos pone delante de un mundo extremo.
Conclusión:
Días extraños es una joya oculta dentro de la filmografía de esta gran directora y que merece ser vista para poder disfrutar de esta aventura technoir en la visión de los años 90 de lo que sería el futuro y que ya hemos superado.
Crítica escrita por PJ Martínez