Crítica de ‘El cazador de hombres’

Crítica de 'El cazador de hombres'

El coto de criminales

El cazador de hombres

Póster español de la película

En nuestro artículo sobre el cine de acción se hablaba de Jean Paul Belmondo como héroe de acción del cine francés. Un actor todoterreno que ha actuado en películas de autor y de acción, prefiriendo las de acción, tal como declaró en 1964 cuando estrenó El Hombre de Río (1964) de Philippe de Boca, su primera gran película de acción y en la que él mismo realizó sus escenas de acción y riesgo. 

Dentro de estas películas de acción está El cazador de hombres (1976) de Philippe Labro. En esta película Belmondo es Roger Pilard, conocido como “L’alpagueur”, en español se traduciría como El Trincador. Porque su oficio no es otro que el de trincar criminales como un cazarecompensas para los Servicios Secretos Franceses. 

Un día le encargan cazar a “El Gavilán”, el ladrón más sanguinario de Francia, que su modus operandi consiste en robar bancos y joyerías recurriendo a jóvenes criminales que después elimina. Pero en uno de esos golpes no consigue asesinar a su secuaz, Costa Valdes, quien termina en prisión. Ahora Pilard tendrá que ir a prisión para conseguir información de Costa Valdes, protegerlo de la muerte y cazar al Gavilán.

Roger Pilard es un cazador experimentado que trabaja cazando hombres en busca de emociones. Este cazador de hombres según se muestra en la película, es rico, su piso franco es mansión del siglo XIX algo abandonada, ilustrándolo como una vieja gloria ante el avance. Aunque esta mansión tiene fuertes medidas de seguridad y cuatro cajas fuertes donde guarda dinero y armas, pistolas de gran calibre cromadas. Ilustrando todo esto el poderío económico del protagonista.

Está película supone un ejemplo perfecto del cine de acción de los 70, un thriller de acción en el que se nos presenta a un protagonista carismático, con una frase característica (Café, puro y copa), en buena salud física y que recurriendo al ingenio y su fuerza puede resolver los problemas que se plantean por sí solo. 

Aunque en esta película Pilard une fuerzas con Costa Valdes y entre los dos se forma una relación de maestro y alumno, típica por otro lado de las películas de acción, en el que Pilard le cuenta las reglas y evalúa las acciones, convirtiéndose en un gag a lo largo de la película las notas por diferentes acciones. Otro punto de la película es la actuación del Gavilán, interpretado por Bruno Cremer, un ladrón preciso y que no tiene miedo en disparar que a lo largo de la película deja un rastro de sangre y encarna a la perfección al villano. 

Un filme de cuatro tramas, la principal, La caza del Gavilán por parte de Pilard y otras tres que enfrentan al protagonista contra una organización secreta internacional. Una de ellas, que se presenta al principio de la película, contra un comisario corrupto del Sur de Francia, es totalmente inconexa con el resto de la trama. 

Piso franco del protagonista por fuera y por dentro

críticas de cine por Pablo

Fotograma de la película

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La parte de la acción se complementa con peleas a puño limpio y tiroteos entre el protagonista y los antagonistas, una película por otro lado carente de toda trama amorosa y en la que las mujeres no tienen ningún peso en la trama, algo tristemente normal en las películas de la época. 

En conclusión, El cazador de hombres es una ilustración del cine de acción europeo de unos momentos convulsos en los que los héroes que no seguían las normas eran la norma, en el que él no importaba que se cometieran crímenes si era por un fin mayor.

“Todo lo que yo hago Doumecq y todo lo que yo toco es ilegal”.

 
Por PJ Martinez

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