Crítica de ‘Hombre muerto no sabe vivir’ (2021) de Ezekiel Montes

Crítica de ‘Hombre muerto no sabe vivir’ de Ezekiel Montes

Costa de plomo y sangre

Puntuación ⭐⭐✪✪✪ (2/5)

Hombre muerto no sabe vivir supone otra entrada más dentro del subgénero de narcos del cine español que solo destaca por su tratamiento crudo y gore de la violencia
En  esta  edición  del  Festival  de  Málaga,  el director malagueño Ezekiel Montes ha presentado dentro de la sección oficial Hombre muerto no sabe vivir, un thriller protagonizado por Antonio Dechent, Rubén Ochandiano, Jesús Castro, Elena Martínez y Paco Tous. Una  película sobre mafiosos extrema en  su  tratamiento de la violencia que no dejará indiferente a nadie. Con un título  comercial tan típico del género que recuerda al de Cliente muerto no paga de  Carl Reiner, pero en este filme esta a las antípodas de la gran comedia de 1982. 

El argumento  se  centra en Antonio Dechent, un veterano miembro de la mafia que trabaja como brazo ejecutor de su jefe, Manuel (Manuel de Blas), arreglando los problemas que pueda surgirle a sus negocios, ya sea negociando o apaleando. Hace tiempo todo iba bien, su jefe llegó a un acuerdo con los políticos para monopolizar el tráfico de drogas a través de él y así asegurar las calles. 

Pero estos días de bonanza han acabado, la empresa que dirige Manuel, un hombre ya anciano, hace aguas, no llegan prácticamente a fin de mes. Y si no fuera suficiente, un día unos matones asaltan a Tano y compañía y roban el almacén donde guardan la mercancía. Tras esto, Tano deberá conseguir encontrar la droga robada antes de que Nolasco (José Laure), un mafioso quien debía entregársela le mate a él y sus amigos.

Póster de la película

Esta película de mafiosos, en la que se trata principalmente la muerte de los principios que un día rigieron las organizaciones criminales, recordando a Outrage de Takeshi Kitano, siendo Tano una especie de homónimo español de Otomo, historias crepusculares sobre el fin de una era y la muerte de los ideales que un día rigieron como dogmas las vidas de criminales. Este espíritu impulsivo y rebelde de la juventud que busca romper con lo establecido es encarnado por Oscar (Rubén Ochandiano), el antagonista de esta historia hijo de Manuel, quien busca introducir como pueda una nueva droga muy peligrosa sin importar cuantas personas ha de llevarse por delante para conseguirlo. 

Un psicópata malvado que se contrapone a Tano, un hombre honorable que si sigue los principios pero esto no le impide mancharse las manos de sangre si hay que actuar con violencia. Y violencia es lo que hay en esta película, el director no se corta al mostrarla, mientras otros como Nicolas Winding Refn dejan a la imaginación que puede pasar, Ezekiel Montes muestra sin tapujos cabezas aplastadas o mujeres embarazadas siendo acribilladas, porque en este filme por lo menos un tiro reciben prácticamente todos los personajes, por lo que hay que alabar el trabajo del equipo de maquillaje y efectos especiales por conseguir un gran realismo en estas escenas.

Pero tanta violencia en ocasiones es demasiado explicita, llegando a un gore innecesario con ejecuciones a bocajarro que al espectador con alta probabilidad acabara horrorizado e incluso enfadado con el director por mostrarlas. Otro punto destacado de la película son las actuaciones, el reparto llevan con gran soltura sus personajes, destacando Dechent como ese veterano soldado que es Tano, Rubén Ochandiano como ese desquiciado villano que representa Ángel, Elena Martínez como Aitana y Paco Tous como Eduardo, que en esta película este personaje sirve como el clásico matón veterano que quiere retirarse de la acción.

Crítica de Hombre muerto no sabe vivir 2021

Aunque transcurre en una ciudad indeterminada, se nota que la historia transcurre en Málaga, donde se ha rodado principalmente la película, desde los desguaces de la Carretera de la Azucarera hasta la Palma-Palmilla, este filme toma las calles de la urbe malacitana como su escenario. Recordando así inevitablemente como tono y estilo a Malaka, la serie policial creada por Daniel Corpas y Samuel Pinazo, protagonizada por Salva Reina y Maggie Civantos que sus coincidencias se hacen demasiadas obvias cuando llegan a compartir reparto de secundarios e incluso localizaciones, como el Centro Buena Vida, una especie de clínica de rehabilitación para drogadictos que está localizada en el mismo cortijo que en Malaka actuaba como el cuartel general de La Tota, en unos montes con vistas a la Palmilla.

En conclusión, la ópera prima de Ezekiel Montes es una historia de mafiosos en la Costa del Sol que los amantes de la violencia disfrutarán, pero que no pasará a la historia del cine como ejemplo máximo del thriller español, eso mejor se lo dejamos a Alberto Rodríguez y Rodrigo Sorogoyen. Ese es el problema, que siempre existe la hija de alguien, la nieta de alguien…

Ficha técnica:

Hombre muerto no sabe vivir (2021)

  • España
  • Duración 105 min.
  • Dirección: Ezekiel Montes
  • Guion: Ezekiel Montes
  • Música: Luis Hernaiz
  • Dirección de fotografía: Nemkoff
  • Productora: 73140323 Producciones Cinematográficas
  • Género: Thriller

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