Crítica de Carajita (2021): reseña y opinión de la película
“La división social y racial en República Dominicana”
Puntuación ✪ (3,5/5)
Crítica de Daniel Hernández Hompanera (@doark_13)
República Dominicana es un país que posee una marcada división de clase ligada al color de piel y al origen étnico de las personas. A pesar de que se podría justificar que esto es un problema general en el mundo, especialmente en el continente americano, la cultura gobernante en República Dominicana está marcada por el racismo, el clasismo y el culto a la belleza hedonista. Es bastante conocido el hecho de que los diversos gobiernos dominicanos, ya sea en dictadura o en democracia, han ejercido una opresión activa hacia los ciudadanos de origen haitiano y africano.
En este contexto surge Carajita (2021). El filme de la argentina Silvina Schnicer y el español Ulises Porra narra la relación casi maternofilial de Sara, una joven adolescente blanca de clase alta, y Yarisa, su niñera. Carajita fue presentada en la edición número 36 del Festival del Mar de la Plata (2021) y obtuvo la nominación a mejor película iberoamericana en los Premios Ariel (2023) y a mejor actriz (Magnolia Núñez) en los Premios Platino del Cine Iberoamericano (2023).
La diferencia social y racial en Carajita
Si existen dos películas con las que se puede establecer una clara relación con Carajita son Roma (2018) y, especialmente, Libertad (2021).
Cartel de Carajita
Estas se centran en la relación entre una niñera de distinto origen étnico y una familia de clase adinerada, pero se diferencian en que Roma es, principalmente, un ejercicio de nostalgia de la niñez donde no entra la fuerte crítica social que sí habita en Libertad y en Carajita.
En Carajita la crítica a la clase dominante es mordaz y un elemento principal de la narración, pero lo que hace que funcione especialmente bien y sea de gran interés es su forma de exposición visual y naturalista. Las pequeñas acciones y los breves comentarios son los que conforman la idiosincrasia de esa clase gobernante y predominantemente blanca que se muestra en el filme. Por ejemplo, se habla de como la familia de Sara es corrupta y está ligada de alguna forma al gobierno, pero esto se hace en conversaciones plenamente naturales entre personajes que demuestran la normalidad que es para ellos ese mundo.
En otras escenas se muestran detalles como la cultura hedonista de la clase gobernante o su desconexión e, incluso, falta de respeto con las tradiciones de los estratos sociales inferiores. Igualmente, lo que también realizan Schnicer y Porra es otorgar humanidad a la propia clase que está criticando sin justificar nunca sus acciones, algo que no se ve en todas las películas debido a que muchas pecan de cinismo o, por lo contrario, de realizar críticas tibias.
Tráiler de Carajita (2021)
La mirada de la cabra
En Carajita habitan dos películas que se pelean y una es muy superior a la otra. Por un lado, se encuentra el filme realista cuya narrativa es plenamente visual y se ancla en mostrar ese mundo estético y corrupto a partes iguales. Por otro lado, tenemos una película que se excede en el empleo del lenguaje simbólico (como las cabras) y que intenta con todas sus fuerzas ofrecer imágenes que generen impacto pero que acaban siendo, paradójicamente, las que menos impacto poseen.
Cuando Carajita no intenta impresionar es cuando impresiona. Andréi Tarkovsky señalaba en su libro Esculpir en el Tiempo que se debía abandonar todo tipo de simbolismo y efectismo en el cine, pues este imprime un carácter externo a la imagen y no la deja vivir como un ente propio. Esto se aplica a la perfección con el ejemplo de Carajita, pues todas esas imágenes tienen una intencionalidad clara de los autores y pierden la vida que tiene el resto del filme. Su mayor problemática en este sentido es que el inicio y el final del filme poseen este segundo estilo, algo que pesa especialmente en el final, pues la escena previa era un cierre perfecto.
Andrés Rodríguez es el encargado de realizar la composición de la banda sonora de Carajita con un estilo anclado en la música drone y ambient. Generalmente, sus piezas acompañan las imágenes de carácter más efectista, por lo que se centra en aportar un carácter de profundidad y misterio que no es muy necesario, al igual que ocurre con la mezcla de sonido en dichas escenas.
El reparto logra grandes actuaciones de carácter natural y convincente que no se sienten impostadas ni teatrales. Hay que destacar en este sentido a Magnolia Núñez, quien otorga vida a Yarisa y logra una actuación llena de ligeros matices y sin ser el principal personaje en pantalla. Por otro lado, la dirección de fotografía de Sergio Armstrong e Iván Gierasinchuk posee un fuerte carácter estético teñido por los verdes y azules de las palmeras y el mar y que funciona para contrastar ese mundo de lujo con el mundo empobrecido de Yarisa y su familia.
Conclusión
Carajita es una película con un gran interés por poseer una crítica social que logra transmitir toda la idiosincrasia de la clase alta dominicana mediante puro lenguaje cinematográfico, pero que se ve lastrada por imágenes simbólicas y recursos efectistas que acaban siendo molestos, sobre todo, por poseer un inicio y final con dichas características. Aún así, Carajita es interesante y sirve para mostrar un pedacito de la cultura dominicana al resto del mundo desde una perspectiva crítica.
Ficha técnica:
Carajita (2021)
- República Dominicana, Argentina
- Duración: 89 minutos
- Dirección: Silvina Schnicer, Ulises Porra
- Guion: Silvina Schnicer, Ulises Porra, Ulla Prida. Historia: Ulla Prida
- Música: Andrés Rodríguez
- Dirección de fotografía: Sergio Armstrong, Iván Gierasinchuk
- Productora: Coproducción Rep. Dominicana-Argentina, Wooden Boat Productions
- Género: Drama.