Crítica de Avatar: El sentido del agua (2022): reseña y opinión de la película
Puntuación (5/5)
Crítica de Cristian Pestana
Avatar: El sentido del agua es la nueva producción del visionario director James Cameron y la esperada secuela de la cinta que revolucionó el panorama cinematográfico de los efectos especiales en el año 2009. Cameron es el responsable de otros trabajos donde los avances tecnológicos se mezclan con las grandes narrativas épicas para crear experiencias cinematográficas incomparables. Es el caso de Terminator (1984), Aliens (1986), Terminator: el juicio final (1991), Titanic (1997) y Avatar (2009).
La cartelera decembrina recibe el estreno de Avatar: el sentido del agua, con la que el cineasta canadiense llega dispuesto a romper, una vez más, los paradigmas de la experimentación visual en el séptimo arte con una propuesta deslumbrante y una exploración más profunda del universo ficticio que tuvo su carta de presentación en 2009.
La pregunta más importante es: ¿funciona esta nueva aventura?
Ambientada más de una década después de los acontecimientos de la primera película, ‘Avatar: The Way of Water‘ empieza contando la historia de la familia Sully (Jake, Neytiri y sus hijos), los problemas que los persiguen, lo que tienen que hacer para mantenerse a salvo, las batallas que libran para seguir con vida y las tragedias que sufren.
Cartel de la película
La imaginación ilimitada y la percepción del cine-espectáculo que posee Cameron alcanzan su punto cumbre en esta secuela que expande la historia de los Na’vi a territorios novedosos y contiene una mejor exploración de los temas centrales que toca, en comparación a lo visto en su predecesora. Se trata de un evento cinematográfico emocional que requiere de un visionado obligatorio en las salas de cine para poder apreciar en toda su gloria el arduo trabajo detrás del aspecto visual de la cinta.
Para comenzar, hay que destacar el fuerte compromiso de Cameron con la innovación tecnológica y la manera en que entiende la capacidad inmersiva que ofrece el formato 3D y cómo se relaciona con la experiencia de los espectadores. La fotografía de Russell Carpenter aprovecha el uso de 3D al máximo y entrega un espectáculo visual de texturas, formas y paisajes que nos dejan con la boca abierta e introducen nuevas maneras de ver el cine al integrar una alta velocidad de fotogramas a 48 cuadros por segundo, en lugar de la tradicional de 24 cuadros por segundo. Esta técnica dota de fluidez a la imagen y potencia el aspecto fotorrealista que caracterizaba a la primera entrega, logrando un acabado impresionante que hace historia en el cine como algo nunca antes visto.
Cada plano está cuidado al detalle y lleno de profundidad, desde los grandes planos generales de Pandora hasta los primeros planos de los Na’vi y los Tulkun, las imponentes criaturas que habitan el mar del planeta en armonía con el clan Metkayina. Las secuencias acuáticas deslumbran por su calidad avasallante y la sensación que transmiten de estar presenciando un mundo ficticio, pero con un acabado muy realista. El diseño de producción de Ben Cole y Dylan Procter nos transporta a rincones desconocidos de Pandora como el hogar de los Metkayina con sus hermosas viviendas sobre el mar y nos permite conocer más de la fauna particular del lugar. Mientras que los efectos visuales engalanan los escenarios con un nivel de ejecución apabullante y dan vida a los Tulkun.
Trailer de Avatar 2
Pero las secuencias de acción es donde se logra un efecto contundente, a través de coreografías bien pensadas y ejecutadas con una complejidad precisión dignas de aplauso. La más impactante es, sin lugar a dudas, es la set piece final donde ocurre un enfrentamiento en el buque de los invasores, que se configura además como un homenaje a Titanic.
La música de Simon Franglen ostenta una impronta épica y está conformada por una serie de composiciones grandilocuentes que enlazan a la perfección con la acción mostrada en pantalla y realza el componente emotivo de las escenas finales de la cinta.
A nivel argumental, la historia que aborda la producción no es el colmo de la originalidad pero está bien ejecutada y contiene elementos simbólicos fascinantes. Se trata de un recorrido sentimental por temas como los lazos familiares, el respeto por la naturaleza y la codicia que amenaza con destruir los recursos medioambientales. El buen resultado de esta exploración se logra gracias a la conexión espiritual y emotiva con los personajes y el entorno de Pandora que logra el guión de James Cameron, Rick Jaffa y Amanda Silver. Hay un mejor balance en los conflictos humanos y las diferentes subtramas, además de que el mensaje ecologista tiene buen calado y está integrado de manera compacta.
El reparto vuelve a contar con la presencia sobria de Sam Worthington como Jake Sully y Zoe Saldaña que encarna con fiereza a Neytiri, mientras que Stephen Lang vuelve a dar vida al Coronel Quaritch, el intimidante antagonista de la anterior cinta. Entre los personajes nuevos, destaca Kiri, la hija adoptiva de Jake y Neytiri, interpretada por Sigourney Weaver. Es una figura que posee un trasfondo interesante, cuyo desarrollo esperamos ver en las próximas entregas de Avatar.
En conclusión, James Cameron lo hizo de nuevo. Avatar: El sentido del agua es otra experiencia visual impactante que presenta mejoras considerables en el apartado narrativo con respecto a la primera entrega y se debe disfrutar en pantalla grande. Es el estreno imperdible de esta temporada invernal y el evento cinematográfico del año.