Crítica de Aquaman y el reino perdido (2023): reseña y opinión
Puntuación ✪✪ (3/5)
Crítica de Cristian Pestana (@cjpestanaalves)
Aquaman y el reino perdido es una producción dirigida por James Wan, cineasta australiano conocido por su labor en el cine de terror con la exitosa saga The conjuring, Insidious, Saw, Silencio desde el mal y Maligno, además de cintas variadas como Sentencia Mortal, Fast & Furious 7 y Aquaman.
La habilidad de Wan para crear atmósferas inquietantes y entretenimiento de altura lo ha posicionado como un cineasta exitoso en el circuito comercial con una amplia base de seguidores y éxitos en la taquilla mundial. Su primera incursión en el mundo de los superhéroes fue en el año 2018 con Aquaman, película que recibió opiniones divididas por parte de la crítica especializada pero tuvo una buena acogida entre los espectadores y fanáticos de DC, lo que la convirtió en una de las películas más taquilleras del año y generó expectativas en torno a su inminente secuela.
Llegados a este punto, nos encontramos en una encrucijada debido a la crisis actual que sacude al cine de superhéroes con el desinterés creciente por parte de los espectadores en estas historias en favor de productos originales, hecho que se comprueba en un año dominado por el Barbenheimer. Tras múltiples retrasos en su fecha de estreno y regrabaciones, ya está en cartelera Aquaman y el reino perdido, que además se configura como la cinta final en El Universo Extendido de DC mientras se produce la reestructuración de la franquicia con la venidera Superman: Legacy. La gran pregunta es ¿Valió la pena la espera y estamos ante un cierre digno de esta etapa?
Póster de la cinta
Al no poder derrotar a Aquaman la primera vez, Black Manta, todavía impulsado por la necesidad de vengar la muerte de su padre, no se detendrá ante nada para derrotar a Aquaman de una vez por todas. Esta vez Black Manta es más formidable que nunca y ejerce el poder del mítico Tridente Negro, que desata una fuerza antigua y malévola. Para derrotarlo, Aquaman recurrirá a su hermano encarcelado Orm (Patrick Wilson), el ex rey de la Atlántida, para forjar una alianza improbable. Juntos, deben dejar de lado sus diferencias para proteger su reino y salvar a la familia de Aquaman, y al mundo, de una destrucción irreversible.
Una aventura simple y entretenida es la manera perfecta para describir la experiencia que supone ver Aquaman y el reino perdido. Sin mayores pretensiones, Wan entrega una cinta palomitera llena de acción y una notable dosis de comedia que no logra superar a su antecesora y posee unos cuantos elementos irregulares, pero no por ello deja de ser una buena opción de escapismo cinéfilo para ver durante la temporada navideña y desconectar por un par de horas.
Comenzando con los aciertos, hay que hablar del tándem protagónico formado por Jason Momoa y Patrick Wilson en sus respectivos roles como Aquaman y Orm. El carisma y la camaradería que desprenden estos actores funciona muy bien en pantalla, lo que hace que sea fácil conectar con ellos a lo largo de su travesía. En especial, destaca Wilson por la evolución de su personaje entre las dos cintas, ya que pasa de ser un villano con tintes shakesperianos a un aliado vital para Arthur, además de ser su hermano. El rango de transformación está plasmado con solidez por Wilson, que poco a poco desecha la personalidad fría de Orm para dar lugar a un lado más fraternal y distendido que sorprende y divierte a partes iguales.
Tráiler de Aquaman y el reino perdido (2023)
Las secuencias de acción vuelven a brillar, con una serie de batallas acuáticas que están bien ejecutadas y presentan momentos vertiginosos que harán las delicias de los fanáticos del género. También destaca el enfrentamiento final, una secuencia que destaca por su nivel de intensidad y acertada puesta en escena.
El guion de la cinta escrito por Wan y David Leslie Johnson-McGoldrick es uno de sus elementos más irregulares, ya que compone una historia genérica alrededor de la estructura clásica del viaje del héroe, con una mitología que se explora a medias y mensajes ecologistas metidos con calzador en un conjunto desigual que daba para más, sobre todo tomando en cuenta el punto de partida de la aventura central que gira en torno a un poderoso tridente y la búsqueda de un reino antiguo, elementos de lo más interesantes pero que presentan un desarrollo convencional y carente de sorpresas. Si a esto le sumas un manejo irregular de la comedia, con algunos momentos de humor que funcionan pero otros que se sienten añadidos innecesarios y lastran el ritmo de la aventura, tenemos una construcción narrativa que deja una sensación agridulce y no explota todo el potencial de lo que sucede en pantalla.
El reparto también se coloca en un terreno desigual. Mientras que Momoa tiene un buen desempeño en las escenas que comparte junto a Wilson, su participación individual es otro cantar. El actor trata de exprimir al máximo la vis cómica que posee Aquaman en esta secuela, pero su esfuerzo no rinde frutos y en ocasiones se siente excesivamente caricaturesco, mientras en la escenas de tono serio funciona mejor y demuestra que está a la altura del personaje. Yahya Abdul-Mateen II decepciona como el villano Black Manta, un rol que fue expandido para esta historia pero se siente desdibujado y la interpretación distante de Mateen lo aleja de ser un antagonista intimidante.
La actriz Amber Heard entrega otro trabajo deficiente en el rol de Mera y es lamentable lo desaprovechada que está Nicole Kidman como Atlanna. Es una pena contar con una actriz de gran calado y talento como ella si le vas a dar una participación ínfima y escasa relevancia narrativa. En el apartado técnico, Aquaman y el reino perdido cuenta con un diseño de producción que explora nuevos rincones de Atlantis con un look visual elegante en algunas ocasiones y desfasado en otras. Lo mismo sucede con los efectos especiales a la hora de recrear escenarios y criaturas, como es el caso de una secuencia que tiene lugar en un club submarino, el cual presenta un acabado artificial y los personajes que interactúan con nuestro protagonista poseen diseños bizarros y un CGI de baratillo, el cual deja mucho que desear.
La edición de Kirk Morri funciona en las primeras secuencias, con un ritmo rápido que le aporta dinamismo a la cinta, pero le cuesta establecer el tono de la misión central, ya que se nota el efecto de las regrabaciones y el tiempo que la producción permaneció en un limbo aguardando su fecha de estreno le pasa factura a la hora de unificar todo el metraje en un conjunto prolijo.
En conclusión, Aquaman y el reino perdido cumple como entretenimiento pasajero y la presencia de Patrick Wilson rescata una cinta que naufraga en muchos departamentos y se olvida al salir de la sala de cine.
Ficha técnica:
Aquaman and The Lost Kingdom (2023)
- Estados Unidos
- Duración 124 min.
- Dirección: James Wan
- Guion: David Johnson. Personaje: Paul Norris, Mort Weisinger. Historia: James Wan, David Johnson, Jason Momoa, Thomas Pa’a Sibbett
- Música: Rupert Gregson-Williams
- Dirección de fotografía: Don Burgess
- Productora: DC Entertainment, Warner Bros., Atomic Monster, The Safran Company. Distribuidora: Warner Bros
- Género: Fantástico